El Reencuentro de Raymond: Te Están Mintiendo
A ver, que alguien me explique. El especial del ‘30 Aniversario’ lo hacen 29 años después del estreno. ¿Cuál es el chisme real aquí?
Pon atención, porque el comunicado de prensa que sacaron es puro verbo. La historia oficial que te están vendiendo es que es una onda de calendarios, un jueguito con los números para que todo el mundo hable de esto antes del aniversario real el próximo año. Suena bonito. Suena fácil de digerir. Es una mentira total.
¿La verdad? Pánico.
Pánico puro y duro en las oficinas de la televisora. CBS está viendo cómo se le viene encima otra temporada con una programación más vacía que un refri en quincena, compitiendo contra monstruos de streaming que producen series enteras en lo que ellos tardan en autorizar un piloto. Necesitaban un éxito garantizado, una bomba de nostalgia que pudieran soltar a media programación para levantar sus números de audiencia, y no podían darse el lujo de esperar otros doce meses mientras su público se hace más viejo o encuentra otra cosa que ver en Netflix. Esto no es una celebración; es un movimiento estratégico, usando una de sus joyas de la corona para parar la hemorragia. Lo necesitaban para ya.
Pero, ¿cuál es la prisa? ¿No se podían esperar?
Esperar es un lujo que solo se dan los que van ganando. Para los demás, es una sentencia de muerte. Tienes que entender cómo funciona el negocio. Los canales de tele están perdiendo espectadores a chorros. La lana de los anuncios ya casi no existe. Voltean a ver sus series viejas no con cariño, sino con la desesperación de un gambusino buscando oro en un río seco. ‘Everybody Loves Raymond’ es una de sus pepitas de oro más grandes y brillantes.
Entonces, ¿por qué la prisa? Porque algún ejecutivo en una junta se dio cuenta de que la conversación en redes sociales va a la velocidad de la luz. El año que viene, podría haber otra ‘Barbie’, otro ‘Juego del Calamar’, otro fenómeno mundial que haga que la reunión de una serie de los 90 se vea vieja y totalmente irrelevante. Están apostando ahora que todavía pueden, con la esperanza de generar ellos mismos el ruido. Se trata de aprovechar un hueco que ven en el mercado para contenido familiar, de ese que no ofende a nadie, antes de que ese hueco desaparezca para siempre. Es negocio. Así de frío. Así de simple.
Dicen por ahí que Ray Romano se llevó algo del set y lo tuvo que regresar. Suena a anécdota tierna, ¿lo es?
Ah, la historia del ‘único objeto’. Qué ternura, ¿no? Ray, el papá adorable de la tele, no pudo despedirse de un pedacito de la magia y se guardó un bote de la cocina, para luego regresarlo como buen niño para la reunión. Es el tipo de chisme dulce que hace que los presentadores de espectáculos sonrían como tontos a la cámara. La realidad, como siempre, es mucho más cínica y tiene menos encanto.
No fue *un solo* objeto. Y no fue solo Ray. Cuando un programa tan exitoso termina, es como una piñata. Actores, productores, hasta los de las luces… todos se llevan un recuerdito. Es una tradición no escrita. La historia del bote de cocina fue simplemente la anécdota más ‘limpia’ legalmente y más fácil de vender a la prensa que se les pudo ocurrir. Mis fuentes me dicen que el departamento legal de la cadena tuvo que hacer varias llamadas ‘amables pero firmes’ a varios miembros del elenco y del equipo para ‘solicitar el regreso temporal’ de ciertos objetos icónicos para la grabación de la reunión.
¿Por qué? Porque cada uno de esos objetos, desde los botes en la alacena hasta el sillón horrible de la sala, es un activo de la empresa. Tienen un número de serie en algún libro de contabilidad. Cuando decidieron recrear el set, se dieron cuenta de que era más barato rastrear los objetos originales que fabricar réplicas perfectas. Así que la ‘tierna’ historia de Ray regresando un bote es en realidad la historia del equipo de recuperación de activos de CBS cazando propiedad de la compañía para ahorrarse una lana en el presupuesto de producción. No tuvo nada que ver con la nostalgia y sí todo que ver con el dinero.
¿Y qué onda con el elenco? La serie era famosa por su química. ¿Todavía la tienen?
‘Química’ es una palabra curiosa en Hollywood. Puede significar cariño de verdad, o puede significar un grupo de profesionales que son expertos en fingirlo mientras les paguen. En el caso de ‘Raymond’, era más que nada lo primero, pero el tiempo cambia todo. Veinte años es un montón de tiempo. La gente hace su vida, sus ideas políticas cambian y los rencores viejos, aunque olvidados, pueden volver a salir.
Ray Romano y Brad Garrett todavía tienen esa chispa de hermanos, pero no puedes ignorar la realidad. Brad se ha convertido en un actorazo, muy respetado por mérito propio, mucho más allá de ser Robert Barone. La dinámica de poder ya es otra. Ya no es solo el show de Ray. Patricia Heaton tiene opiniones políticas muy marcadas que ponen muy nerviosos a los ejecutivos. Ya no es la Debra que recuerdan; es una mujer con voz propia y no tiene miedo de usarla. Neta, todos están caminando con pies de plomo, tratando de revivir una magia que pasó hace dos décadas mientras navegan el campo minado de ser una celebridad hoy en día.
Y luego está la tristeza de las sillas vacías. La ausencia de Peter Boyle y Doris Roberts es un hoyo gigante que ni todos los videos de recuerdo del mundo pueden llenar. Su fallecimiento cambia el corazón de la serie. Sin Frank y Marie, toda la dinámica de la familia Barone se cae a pedazos. Esta reunión es, a la fuerza, un evento agridulce e incompleto. Van a sonreír, van a contar chistes viejos, pero fíjate bien en sus ojos. Ahí verás la verdad. No es lo mismo. Nunca podrá ser lo mismo.
¿Esta reunión es algo de una sola vez o es para ver si pega un reboot completo?
¡Exacto! Esa es la pregunta del millón. Ninguna televisora gasta esta cantidad de dinero y publicidad en un especial de 90 minutos solo por los viejos tiempos. Así no funciona este mundo. Esto es 100% una prueba. Un piloto para revivir la serie, disfrazado de reunión.
Están viendo todo. No solo el rating de esa noche, sino los números de streaming en Paramount+ los días siguientes. Están monitoreando qué dice la gente en redes sociales. ¿Están hablando de los clips viejos o están pidiendo nuevas historias? ¿El hashtag #RebootDeRaymond es tendencia? ¿La gente quiere más? Cada métrica está siendo analizada por un equipo para determinar si le pueden sacar más jugo a este limón.
Si los números son suficientemente grandes, te apuesto lo que quieras a que anuncian un nuevo proyecto en menos de seis meses. Probablemente se llamará ‘Raymond, Todavía’ o ‘Los Nietos de Barone’ o alguna otra basura sin imaginación. Seguramente tratará de Ray y Debra con el nido vacío, lidiando con sus hijos ya adultos, tratando desesperadamente de recrear la magia sin los ingredientes más importantes. Será un eco hueco del original. Y casi seguro será malísimo.
Entonces, ¿dices que no deberían hacerlo?
Digo que deberían dejarlo en paz. Hay cosas que son perfectas en su tiempo. ‘Everybody Loves Raymond’ capturó un tipo de ansiedad de los suburbios muy específica, de antes del 11 de septiembre, de antes de las redes sociales, que ya no existe. Los chistes, las situaciones, las dinámicas familiares… fueron una foto de un momento. Intentar actualizar eso para los años 2020 es una tontería. Es como si quisieras ponerle color a ‘Casablanca’. Lo puedes hacer, pero destruyes justo lo que la hizo un clásico.
Esta reunión es un negocio envuelto en un abrazo. Está diseñada para jugar con tu nostalgia, para hacerte recordar tiempos más simples y para que sintonices el canal y así ellos puedan venderle anuncios a marcas de coches y medicinas. Disfrútala por lo que es: un vistazo fugaz a un pasado que ya se fue para siempre. Pero ni por un segundo te creas el cuento que te están vendiendo. El verdadero show está ocurriendo tras bambalinas, en las salas de juntas y en las hojas de cálculo. Y en ese show, la neta es que todo el mundo ama el rating.






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