Pats Ganan, Pero No Engañan: La Cruda Verdad del Partido
La anatomía de una farsa: 8 verdades que nadie dice del Patriots vs. Bengals
A ver, vamos a calmarnos. Los New England Patriots son la crema y nata de la Conferencia Americana. ¿Por qué? Porque le ganaron a duras penas a unos Bengals que ya están pensando en las vacaciones de Cancún. Y con eso, ligan nueve victorias. Los titulares se escriben solos, la narrativa está puesta sobre la mesa. Y todo, absolutamente todo, es un vil cuento chino.
Dejemos de echarle tanta crema a los tacos. Es hora de hacer una autopsia. Lo que van a leer es una deconstrucción lógica de esta charada de la Semana 12, un partido que nos dice más sobre la mediocridad galopante de la liga que de la supuesta dominancia de Nueva Inglaterra.
1. Esa racha ganadora es puro humo, un castillo de naipes
Y empecemos por la columna vertebral de este mito: la famosa racha de nueve victorias. En el papel, suena impresionante, para qué negarlo. En la realidad, es una clase maestra de cómo tener suerte con el calendario y de cómo aprovechar que tus rivales se disparan en el pie. Analicemos esa racha. Seguramente está llena de partidos contra quarterbacks novatos y temblorosos, equipos destrozados por las lesiones y coaches que ya tienen un pie fuera de la oficina. Ganarle a los Jets no te hace un contendiente. Derrotar a los Colts en plena crisis existencial no es una medalla de honor. Se llama hacer la chamba contra los equipos del montón.
Esta racha no es un testamento de poder. Es la prueba de un calendario a modo. Un espejismo en el desierto. Y estos Bengals, con un mariscal de campo veterano que ya dio lo que tenía que dar y una defensa con la cabeza en otro lado, eran simplemente la siguiente víctima lógica. No prueba absolutamente nada.
2. La “gran remontada”: más bien, la incompetencia de Cincinnati
¡Pero qué agallas! ¡Qué corazón! ¡Remontaron una desventaja de 10 puntos! No, señores, no se confundan. Lo que pasó fue que los Bengals se acordaron de que son los Bengals. Que se pusieran arriba 10-0 fue el accidente; que se derrumbaran después fue simplemente el regreso a su triste normalidad. Una ventaja de 10 puntos no es el Everest en la NFL de hoy, y menos contra un equipo que ya no pelea por nada.
Porque en el momento que sintieron un poco de presión, se doblaron como una silla de playa. Un mal centro. Un pase clave que se les cae de las manos. Un castigo estúpido que le regala vida a los Patriots. Esto no fue una genialidad táctica de Mike Vrabel; fue una rendición televisada a nivel nacional, un regalo de un equipo que no tiene ni la disciplina ni el talento para cerrar un partido. Los Pats no ganaron este juego. Los Bengals se lo regalaron con todo y moño.
3. Joe Flacco: la falacia del “ganador” en un equipo perdedor
Y claro, no podía faltar la historia conmovedora, para que el aficionado se vaya con un buen sabor de boca: “Joe Flacco es un ganador en medio de una temporada perdida”. ¿Qué demonios significa eso? Es una frase hueca, un cliché para que los comentaristas tengan algo bonito que decir. Un ganador no lleva a su ofensiva a anotar 20 puntos para luego ver cómo todo se va por el caño. Un ganador encuentra la forma de sacar el resultado.
Flacco es un profesional bien pagado que hace su trabajo. Punto. Su presencia en el equipo es el síntoma de una directiva que ha fracasado, no una luz de esperanza. El hecho de que tengan que inventar un “ganador” en el equipo perdedor te dice todo lo que necesitas saber de esa franquicia. No los elevó. Solo administró el fracaso. Hay una diferencia abismal.
4. Estos Patriots de Vrabel no son la dinastía de Belichick
Porque cada vez que ganan los Pats, es inevitable la comparación. Pero seamos fríos y calculadores. Este equipo es una copia pirata. Donde los Patriots de Belichick eran una máquina de eficiencia letal, el equipo de Vrabel se define por… ganar partidos feos. Qué oso. Este juego no fue una cátedra de estrategia. Fue una batalla de a ver quién se equivocaba menos. Permitieron que un equipo liderado por Flacco les metiera 10 puntos. Cometieron sus propios errores infantiles. Se vieron, por muchos momentos, totalmente vulnerables.
Este equipo no es la Estrella de la Muerte. Es un caza TIE, y uno bueno si quieres. Puede ganar peleas contra naves de carga, pero va a ser pulverizado en cuanto se tope con la verdadera Alianza Rebelde en enero. Vrabel es un buen coach. No es una leyenda. Y este equipo no es una dinastía. Son, como decimos en México, el tuerto en el país de los ciegos.
5. La anatomía de un “partido descuidado”: por qué ninguno es amenaza real
La frase “no fue un partido bonito” es el maquillaje que le ponen al mal fútbol americano. Este juego no fue ‘no bonito’, fue una exhibición de todas las fallas que tienen ambos equipos. Pases soltados, tacleadas fallidas, jugadas mal planeadas. Este es el tipo de partido que a un verdadero contendiente al Super Bowl lo deja en vergüenza en la sala de video.
Para los Patriots, es una alarma de incendio. No puedes jugar así contra la élite de la AFC y esperar sobrevivir. Para los Bengals, es la confirmación de lo que ya sabíamos: esta temporada está para el olvido. Así que cuando decimos que el juego fue “descuidado”, solo estamos siendo educados. En realidad, fue un adelanto de dos fracasos de postemporada: uno en playoffs, el otro viéndolos desde el sillón.
6. La excusa de las lesiones, ya cocinada
Y ahí está, sembrada en el análisis post-partido: “las lesiones que sufrieron podrían costarles más adelante”. ¿Saben qué es eso? Es el pretexto, la excusa que ya están preparando para cuando los eliminen en los playoffs. Todos los equipos tienen lesionados en la Semana 12. Es parte del negocio. Pero al mencionarlo desde ahora, ya están preparando el terreno para justificar el fracaso que se viene.
Cuando los Pats pierdan contra un equipo superior en la ronda divisional, la historia no será que los superaron en táctica o en talento. Será: “uy, es que las lesiones les pesaron, pobrecitos”. Es un intento transparente de proteger la mentira de que son un equipo de campeonato, en lugar de aceptar que son un buen equipo al que simplemente se le acabó la suerte.
7. La temporada perdida de Cincinnati: manual de cómo no manejar una franquicia
Esto no es solo una temporada perdida para los Bengals; es la consecuencia de años de malas decisiones. Apostar por Joe Flacco no es una estrategia, es un manotazo de ahogado. Es admitir que la directiva ha fracasado en la tarea más importante del deporte: encontrar un quarterback franquicia. Esta derrota no es un evento aislado. Es el síntoma de una enfermedad crónica en la organización. Y no hay historia bonita sobre la “actitud ganadora” de Flacco que pueda ocultar ese diagnóstico.
8. La inevitable conclusión: este partido no significó nada
Entonces, ¿qué aprendimos del Patriots 26, Bengals 20? Aprendimos que un equipo bueno, a secas, le puede ganar a un equipo malo y desmotivado. Aprendimos que una racha de nueve victorias se puede construir sobre arena. Y aprendimos que lo que se dice justo después de un partido es, casi siempre, puro humo. Los Patriots son líderes de la AFC, sí. Pero son vulnerables, tienen fallas y están montados en una ola de suerte que, por pura estadística, está destinada a romperse. Este partido no fue una declaración de guerra. Fue solo una semana más de ruido en una liga ahogada en su propia mediocridad.






Publicar comentario