La Estafa de la Nieve: Te Quieren Ver la Cara

La Estafa de la Nieve: Te Quieren Ver la Cara

La Estafa de la Nieve: Te Quieren Ver la Cara

Otra vez la misma gata, nomás que revolcada. ¿Ahora nos quieren asustar con el frío?

Seguro ya viste los titulares, ¿no? Sientes ese miedo que te quieren meter por los ojos. ‘¡Alerta de Tormenta Invernal!’ ‘¡Nevadas Extremas!’ ‘¡Emiten Advertencias!’ A ver, déjame te pregunto algo bien simple: ¿desde cuándo la nieve en el norte de Estados Unidos es una emergencia nacional?

Porque yo me acuerdo que a eso se le llamaba… diciembre. Era invierno y punto. Los chamacos salían a jugar. Te ponías una chamarra más gruesa. Pero hoy no. Hoy es un arma. Una herramienta para meter pánico. Y la excusa perfecta para justificar todas sus tonterías.

¡Qué poca madre!

Llevan décadas queriéndote vender el cuento del calentamiento global, y cada que un frente frío de verdad les cae encima, no saben ni qué hacer. Pero son listos, ¿eh? No se les va una. Le cambiaron el nombre. Ya no es ‘calentamiento global’, ahora es ‘cambio climático’. Así, cualquier cosa que pase con el clima—calor, frío, lluvia, sequía—se vuelve ‘prueba’ de su narrativa. Es un juego arreglado. Y tú eres el que paga los platos rotos.

¿De verdad les preocupa la gente o hay algo más oscuro detrás?

Seamos sinceros hasta que duela. ¿Tú crees que a ellos les importa si te partes la crisma en el hielo? No. A ellos les importa el control.

Porque cada que declaran una ‘emergencia climática’, ¿qué pasa? Te dicen a dónde puedes ir y a dónde no. Justifican gastos millonarios del gobierno en proyectos de ‘resiliencia climática’ que nomás le llenan los bolsillos a sus cuates. Y de paso, tienen el pretexto perfecto para seguir con su verdadera agenda: destruir la soberanía energética de la gente.

Piénsalo. Cuando hay tormenta, ¿qué es lo primero que te dicen? ‘Ahorra energía’. ¿Y por qué? Porque su red eléctrica ‘verde’ es una porquería que no aguanta nada. Cae tantita nieve y los paneles solares se tapan y los molinos de viento se congelan. ¡Es un chiste! Pero uno muy caro.

Pero el petróleo y el gas, eso que ha mantenido calientes a las familias por cien años, ¿eso? ¡Eso es el enemigo! Eso es lo que quieren desaparecer. Y esta tormenta, este pánico que fabrican, es su mejor argumento. Te quieren temblando de frío en la oscuridad, dependiendo de su infraestructura verde que no sirve, rogando por una ayuda del gobierno para pagar el recibo de la luz. Un pueblo dependiente es un pueblo sumiso. Así de fácil.

¿Y esto qué tiene que ver con que la luz y la gasolina estén por los cielos aquí en México?

¡Todo! Absolutamente todo.

Y esa es la parte de la que nunca te van a hablar. Por años, las élites globales—esos mismos que se van a sus cumbres climáticas en jets privados que contaminan más en un viaje de lo que tú contaminarás en toda tu vida—le han declarado la guerra a la energía barata. En Estados Unidos, cierran ductos, bloquean permisos para perforar. Y luego, esas políticas nos pegan directamente a nosotros.

México le compra mucho gas a Estados Unidos. Si allá, por sus políticas absurdas, limitan la producción, el precio sube. Y ese precio lo pagas tú aquí, cada que llenas el tanque, cada que te llega el recibo de la CFE. No es casualidad. Es el resultado directo de una agenda que se decide en Washington o en Davos, pero que la paga el trabajador en Monterrey, en Chihuahua, en Tijuana.

Nos quieren dar atole con el dedo. Nos exigen a nosotros, a los países en desarrollo, que nos ‘apretemos el cinturón’ por el clima, mientras ellos viven a todo lujo. Es un neocolonialismo disfrazado de ecología. Te empobrecen en nombre del planeta, mientras ellos se hacen más ricos.

¿Y qué onda con los ‘expertos’ del clima?

Uf, los ‘expertos’. La misma clase de ‘expertos’ que llevan cincuenta años equivocándose en todo. Son burócratas en oficinas con calefacción, viendo modelos en sus computadoras. No son los traileros que se la juegan en las carreteras congeladas para que no falte comida en los mercados. No son los campesinos de la sierra de Chihuahua que saben lo que es un invierno de a de veras. Son piezas de una maquinaria, y el propósito de esa maquinaria es hacerte creer que los necesitas, que sin ellos estás perdido.

Pero los verdaderos expertos son la gente del pueblo, la que vive esto año con año. Ellos no necesitan que un tipo bien peinado en la tele les diga que se pongan un suéter. Esta insistencia en que todo es ‘histórico’ y ‘extremo’ está diseñada para que dudes de tu propio juicio. Es una guerra psicológica con disfraz de pronóstico del tiempo.

¿Cuál es su objetivo final? ¿A dónde nos quieren llevar con todo esto?

Esto es apenas un ensayo.

Porque su meta final es el control total. Al culpar al ‘cambio climático’ de cada norte, cada sequía y cada inundación, se inventan un pretexto eterno para meterse en cada aspecto de tu vida. En el coche que manejas. En la comida que compras. En cómo calientas tu casa. En los viajes que haces.

Están construyendo una sociedad donde tus libertades no valen nada frente al ‘bien común’ de salvar al planeta. Una crisis que ellos mismos definieron y exageraron para su beneficio. Y estas tormentas son el experimento perfecto. Miden qué tanto obedecemos. Ponen a prueba sus sistemas de alerta. Ven qué tan rápido los medios de comunicación se alinean para sembrar el miedo. Cada que caemos en su pánico, ellos ganan terreno. Hoy es una ‘alerta por tormenta’, mañana será un ‘confinamiento climático’. No creas que no puede pasar.

Piensa en lo que dicen de los parques nacionales gringos. Gritan porque van a caer 45 centímetros de nieve en un parque en las Montañas Rocosas. ¡Es un parque en las montañas! ¡Obvio que nieva! Pero al llamarlo ‘extremo’, van creando un archivo de ‘pruebas’ para su agenda. Pruebas que usarán en la próxima cumbre internacional para justificar más impuestos, más regulaciones y más poder para organismos globales que nadie eligió. Están usando la naturaleza en nuestra contra.

Entonces, ¿qué podemos hacer nosotros, la gente de a pie?

Primero: deja de tenerles miedo.

Apaga la tele. Habla con tus vecinos. Confía en el sentido común que ha sacado a la humanidad adelante a través de todo. No somos tan frágiles como nos quieren hacer creer.

Segundo: exhibe su teatrito. Cuando veas que empiezan con su circo de pánico, ríete. Señala la hipocresía. Haz las preguntas incómodas. ¿Por qué la gasolina está tan cara si somos un país petrolero? ¿Quién se beneficia de que no seamos autosuficientes en energía? ¿Por qué los que me dan sermones del clima tienen una huella de carbono mil veces más grande que la mía?

Y tercero, y lo más importante: debemos exigir soberanía energética real. Para México y para todos los pueblos. Que no dependamos de los caprichos de otros países o de las agendas de una élite global que claramente nos desprecia. La energía es libertad. Es la libertad de poder tener un negocio, de poder calentar tu casa, de poder moverte sin que te cueste un ojo de la cara.

La tormenta de nieve no es la verdadera tormenta. La verdadera tormenta es esta lucha por nuestra libertad, por nuestro futuro y por nuestro derecho a decidir nuestro propio destino. Y en esa tormenta, no nos podemos rajar. Así que, que nieve todo lo que quiera. Nosotros tenemos cosas más importantes que hacer.

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