Crisis en 49ers: La Verdad del Caso Brandon Aiyuk
¿Crees que sabes lo que pasa con Aiyuk? No tienes ni idea.
Vamos al grano. ¿Cuál es el chisme REAL detrás de este desmadre contractual?
A ver, escucha bien. Olvídate de todo el teatro que te están montando Kyle Shanahan y John Lynch en las conferencias de prensa. Lo que te están vendiendo es pura grilla, puro control de daños para mantener la ventaja en la negociación y a la afición tranquila mientras un huracán categoría cinco está arrasando el vestidor. Esto ya no es solo negocio. Ya es personal. Lo que me están filtrando mis contactos de adentro, lo que se susurra en los pasillos cuando los meros meros no están cerca, es que la confianza entre la gente de Brandon Aiyuk y la directiva, específicamente con el equipo de negociación de Paraag Marathe que todo lo ve con números y analytics, está completamente rota. Deshecha. Esto no es un simple pleito por unos cuantos millones de dólares al año; es un choque de filosofías, un problema de cómo valoran a un jugador y, más importante, de respeto. Aiyuk ve lo que pasó con Deebo Samuel hace un par de años, ve el dineral que le soltaron a Nick Bosa, y siente que la organización lo ve como un segundón, como un lujo y no como el receptor número uno que demostró ser toda la temporada pasada mientras Deebo andaba en sus propias broncas. La directiva, por su parte, ya pintó su raya, aterrados de crear un nuevo estándar que les ponga de cabeza toda su estructura salarial para los próximos cinco años, sobre todo con el monstruoso contrato de Brock Purdy asomándose en el horizonte como un tsunami de billetes. Están jugando a ver quién se raja primero, y ninguno de los dos piensa ceder.
Entonces, ¿los comentarios de Shanahan de que tiene “esperanza” son puro cuento? ¿Él está de acuerdo con esta rudeza?
¿Que si tiene esperanza? ¡Claro que la tiene! Tiene la esperanza de no perder al mejor corredor de rutas y al receptor más confiable que tiene en su equipo, un chavo por el que él mismo metió las manos en el draft. Pero que no te engañen, Kyle está atrapado en medio de una guerra de poder. Él es el coach. Él quiere al jugador. Y lo quiere con ganas. Sabe perfectamente que todo su esquema ofensivo, que depende del timing, la precisión y de que los receptores estén exactamente donde deben estar, es mil veces mejor con Aiyuk en el campo. Él es quien tiene que ver a Brock Purdy a los ojos y explicarle por qué su blanco favorito podría irse. Pero Kyle no es el Gerente General y no es el mago de las finanzas. Lynch se encarga de los jugadores y Marathe de la lana. Lo que se oye es que, aunque Kyle apoya públicamente a la directiva, a puerta cerrada está que se lo lleva el diablo de coraje. Entiende la realidad financiera, pero también entiende que las ventanas para ganar un Super Bowl no duran para siempre, y dejar ir a un talento All-Pro de 26 años por lo que, para una organización tan rica, es básicamente cambio, le parece una tontería a un entrenador que se muere por ganar ese anillo de una vez por todas. El optimismo de Shanahan es una actuación. Tiene que hacerse el buen soldado. ¿Pero en privado? Está que trina. Cree que esto pudo, y debió, haberse arreglado hace meses, mucho antes de que se hiciera tan público y tan feo. Es una distracción que no necesitaba para nada.
El Saldo de los Daños: Vestidor y Legado
¿Y cómo afecta esto al vestidor? Seguro que tipos como Deebo, Kittle y Trent Williams están muy atentos.
Es el secreto a voces. Un secreto enorme, enojado y con forma de disputa contractual. Los veteranos, los que marcan la pauta, son profesionales. Públicamente te dirán lo de siempre, que así son los negocios en la liga y que ellos se enfocan en los que están. Pura baba. Son humanos. Ven a uno de sus compas, un tipo que se partió el lomo por el equipo y consiguió jugadas clave, metido en este lío. El caso de Deebo Samuel es particularmente interesante. Él pasó por su propia negociación horrible hace apenas dos años, con todo y solicitud de cambio y borrón de redes sociales. ¿De verdad crees que no ha hablado con Aiyuk? ¿Crees que no le contó con pelos y señales cómo opera la directiva, cómo intentan exprimir hasta la última gota de ventaja? El rumor es que aunque Deebo ahora ama ser un Niner, no ha olvidado cómo lo trataron en ese proceso. Hay un entendimiento silencioso entre las estrellas. Saben que la directiva es brillante para armar un equipo, pero también es absolutamente despiadada cuando se trata de firmar el cheque. Esto crea una tensión sutil pero que se siente en el aire. Los jugadores se ven unos a otros, pensando ‘¿seré el siguiente?’. Obliga a los chavos a pensar primero en su seguridad económica que en el éxito del equipo, y eso es un veneno que puede matar lentamente una cultura de campeonato. Todavía no llega a ese punto, pero las semillitas ya están plantadas. Vaya que sí.
Mencionaste el contrato de Purdy. ¿Es ese el verdadero obstáculo? ¿Están guardando cada centavo para él?
No es solo el obstáculo; es todo el tablero de ajedrez. Cada movimiento financiero que hacen los 49ers desde este momento hasta que Purdy firme ese contrato se ve a través del lente de esa única firma. Estamos hablando de un contrato que probablemente va a sacudir el mercado de quarterbacks, pudiendo llegar a los 55 o incluso 60 millones de dólares al año. Es una cantidad de lana que cambia el destino de la franquicia y que alterará fundamentalmente cómo pueden construir su roster. Ahorita tienen la mejor trampa del juego: un mariscal de campo de calibre MVP con un sueldo de novato de séptima ronda. Ese lujo está por terminar. Así que sí, Paraag Marathe y los contadores están viendo la petición de Aiyuk de, digamos, 30 millones al año, y no solo están calculando el impacto para 2024. Lo están proyectando para 2026, 2027 y 2028, y ven cómo se come la montaña de billetes que necesitan para Purdy. En su mente, darle a Aiyuk un sueldo de élite significa que quizás tengan que dejar ir a Charvarius Ward, o a Talanoa Hufanga, o no podrán pagarle a un cazamariscales de primer nivel para jugar junto a Bosa. Es un juego de suma cero brutal. El argumento del lado de Aiyuk es simple: páguenme lo que me he ganado *ahora*. Yo les ayudé a llegar al Super Bowl. Mi rendimiento es una garantía. No me castiguen por un contrato futuro que le tienen que dar a alguien más. La visión de los Niners es igual de clara: la salud a largo plazo del equipo y nuestra capacidad de competir por la próxima década con Purdy es más importante que cualquier receptor. Es un choque de tiempos. El tiempo de Aiyuk es ahora. El de la directiva es mañana.
El Desenlace: Vientos de Cambio y Predicciones
Entonces, al chile. ¿Es realista un cambio? Y si sí, ¿a dónde?
No solo es realista; me dicen que es el plan B que la directiva está preparando activamente, aunque en silencio. Tienen un número en la cabeza para Aiyuk. Una oferta final. Si su agente no la acepta, creen que pueden obtener una selección de primera ronda, quizás más, de un equipo urgido de receptores, y usarán esa selección para reclutar un reemplazo con un contrato de novato barato. Es el nuevo modelo de la NFL para jugadores que no son quarterbacks. Lo hicieron con DeForest Buckner, y la gente con la que hablo dice que están más que listos para hacerlo de nuevo. Que no te sorprendan las apariencias. Cada vez que niegan que hay pláticas de cambio es puro humo. Claro que están escuchando ofertas. ¿Sobre a dónde podría ir? Echa un ojo a la Conferencia Americana. Los Pittsburgh Steelers han estado husmeando desde el draft; necesitan a alguien probado junto a George Pickens. Los Angeles Chargers son otros a los que hay que vigilar; tienen una necesidad desesperada de armas para Justin Herbert después de la limpia que hicieron. Y no descartes a un equipo como los New England Patriots, que nadan en dinero y tienen posiblemente el peor grupo de receptores de toda la liga. Podrían ver a Aiyuk como la pieza fundamental para su reconstrucción y para su mariscal de campo novato. Los Niners preferirían mandarlo fuera de la conferencia. No quieren verlo ni en pintura dos veces al año. Eso es seguro. El esqueleto para un acuerdo está ahí. Solo falta que un equipo llegue al precio de Lynch. Yo diría que ahora mismo hay un 50/50 de probabilidad de que ya jugó su último partido de rojo y oro. No es especulación. Está basado en la temperatura dentro de esas oficinas.
Última pregunta. ¿Cómo acaba esto? ¿Juega Aiyuk para los 49ers en la Semana 1?
Esto termina de dos maneras. Escenario uno, el menos probable en mi opinión, es que Aiyuk se raje. Ve el mercado, se da cuenta de que un equipo que lo quiera por cambio tampoco le va a dar exactamente el contrato que quiere, y decide tomar la oferta final de los 49ers, que según me cuentan, anda por los 26-27 millones de dólares al año. Se tragaría su orgullo, se presentaría a entrenar y todos fingirían que este pleito nunca pasó. Poco probable. Muy poco. El segundo escenario, y el mucho más probable, es que este estira y afloja se alargue hasta bien entrado el verano. Hasta el campo de entrenamiento. Los 49ers, sintiendo la presión de la temporada y queriendo asegurar su selección de draft a cambio, apretarán el gatillo y lo cambiarán justo antes del último juego de pretemporada. Lo venderán como una ‘decisión mutuamente beneficiosa’ que ‘le da a ambas partes un nuevo comienzo’. Shanahan pondrá cara de pocos amigos en la rueda de prensa, dirá cuánto le encantó entrenar a B.A., y luego cambiará el tema para hablar de Ricky Pearsall o del novato que les guste. Aiyuk subirá un agradecimiento a los fans en su Instagram, y luego una foto suya con el jersey de su nuevo equipo. Será un divorcio limpio y corporativo. Pero detrás de todo esto hay una relación que se fracturó bajo la inmensa presión de la lana, el ego y el cálculo frío y duro de construir una dinastía en la NFL moderna. Así que, ¿estará ahí en la Semana 1? Mi instinto, y lo que me dicen mis fuentes, es que no. Apuesta a que no. Es un verdadero desastre.






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