La Fed Te Miente con su Circo de Tasas de Interés
Otra Vez la Misma Gata, Nomás que Revolcada. El Gran Fraude de Wall Street.
Vamos a dejarnos de cosas. Ese show, ese circo que viste en Wall Street esta semana, esa pequeña borrachera que llamaron un “rally,” no tiene absolutamente nada que ver con tu vida, con tu cartera, o con el precio del pavo para Navidad. Nada. Es un fantasma, una ilusión creada en las oficinas de los ricachones y susurrada al oído de los periodistas a modo para generar euforia. Te están vendiendo “esperanza”. La esperanza de que la Reserva Federal de EE. UU. (la Fed) baje las tasas de interés en diciembre. Esperanza. ¿A poco puedes pagar la renta con esperanza? ¿Le puedes echar gasolina a tu coche con el “renovado entusiasmo por la inteligencia artificial”? Es un chiste de mal gusto.
Quieren que veas el S&P 500 subiendo un 1.6% el lunes y te sientas bien, que pienses que la cosa está mejorando. Pero, ¿a quién le ayudó eso realmente? ¿Te subieron el sueldo un 1.6%? ¿Bajó el precio del kilo de tortillas? Claro que no. Esa lana se fue directo a los bolsillos de los mismos gerentes de fondos de inversión y ejecutivos que han amañado este juego por décadas. Es una transferencia de riqueza, así de simple, disfrazada de optimismo. Un truco de magia. Mira el rally brillante por aquí, mientras te vacían los bolsillos por allá.
La Locura del Lunes: Así Montaron el Escenario
El lunes, el mercado ruge. ¿Por qué? Porque unos burócratas que nadie eligió en la Fed balbucearon unas cuantas frases ambiguas que los robots y algoritmos interpretaron como una señal segura de que viene el dinero barato. De repente, todo el mundo se avienta a comprar acciones de tecnología, las mismas empresas de Inteligencia Artificial especulativas e infladas que se estaban desmoronando apenas una semana antes. Es puro impulso, una bola de nieve de codicia construida sobre el pretexto más débil que te puedas imaginar. Un castillo de naipes en medio de un huracán.
Ponte a pensar en la locura de todo esto. El mercado no sube porque las empresas estén produciendo más o creando valor real y duradero. No. Sube por el rumor de que la misma institución que creó esta pesadilla de inflación, al imprimir billones de dólares de la nada, está a punto de abrir la llave del dinero otra vez. Están celebrando el regreso de la misma adicción que enfermó nuestra economía. ¿Te suena esto a una base sólida y estable para tu AFORE? ¿O te suena más a un casino donde la casa nunca pierde?
Esto no es invertir, es apostar a los caprichos de Jerome Powell y su pandilla. Tu futuro financiero depende de un puñado de personas que ni conoces ni por las que puedes votar. Ellos inflan el mercado. Tú compras. Ellos venden. Tú pierdes. Es el cuento más viejo de Wall Street, y siguen con la misma jugada porque siempre les funciona. Se aprovechan de tu miedo a quedarte fuera.
El Choque de Realidad del Martes: El Titubeo
¿Y luego qué pasa? Llega el martes y el mercado “titubea”. Se atora. Se frena. Todo ese entusiasmo de cohete espacial del lunes de repente se ve frágil. ¿Por qué? Porque la cruda realidad empezó a asomar la cabeza. Porque el efecto de la droga del dinero barato se empezó a pasar y el mercado se dio cuenta de que nada fundamental cambió en 24 horas. La economía para la gente de a pie, para el que se parte el lomo en la chamba, sigue jodida. El costo de la vida sigue por las nubes.
Ese titubeo es la parte más reveladora de toda esta farsa. Demuestra la falta total de convicción detrás del rally. Nunca se trató de una economía fuerte. Fue un sueño guajiro, una calentura especulativa. Un “pump and dump” de manual. Los insiders, los que tienen la información de primera mano y los traders de alta frecuencia que entraron el lunes por la mañana, seguramente ya estaban recogiendo sus ganancias el martes por la tarde, dejando a los inversionistas minoristas—a la gente común, a los que se la creyeron—con la cuenta por pagar. Ellos crean la ola, la surfean hasta la cima y saltan justo cuando está a punto de reventarle encima a todos los demás.
El Teatro de la Fed: ¿Para Quién Trabajan en Realidad?
Seamos brutalmente honestos sobre la Fed. No es una institución que sirva al pueblo. Su famoso doble mandato de “estabilidad de precios y máximo empleo” es pura pantalla. Su verdadero mandato, el que no está escrito, es la estabilidad y la inflación perpetua de los activos de Wall Street. Esa es su verdadera chamba. Por décadas, hemos vivido bajo la garantía implícita de que si la bolsa cae demasiado, la Fed llegará al rescate con dinero barato para salvar a los ricos.
Y esto nos afecta directamente en México. ¿Qué pasa cuando la Fed juega con sus tasas? El ‘superpeso’ se pone nervioso. Los capitales golondrinos, esa lana que viene buscando rendimientos rápidos, se mueven de un lado a otro, creando inestabilidad. Las decisiones de un grupito en Washington pueden hacer que tu deuda en dólares suba o que las decisiones del Banco de México (Banxico) se compliquen. Banxico se ve forzado a seguirle el paso a la Fed, a veces en contra de los intereses de la economía mexicana, solo para mantener el equilibrio.
Cuando la Fed subió las tasas como loca para “combatir” la inflación que ellos mismos crearon, ¿quién pagó los platos rotos? Tú. El crédito se encareció aquí también. Las empresas pequeñas batallan más para conseguir préstamos. Y ahora, después de todo el dolor que nos causaron, ya están susurrando que van a bajar las tasas otra vez al primer berrinche de la bolsa. ¿Neta ya se acabó la inflación? Pregúntale a cualquiera en el mercado o en el súper. Claro que no. Pero sus amigos de Wall Street se están poniendo nerviosos, así que la Fed se prepara para cambiar de opinión. Es una cachetada para cada trabajador. Sacrificarán tu poder de compra sin pensarlo dos veces para proteger los portafolios de los multimillonarios.
La Burbuja de la Inteligencia Artificial: El Engaño 2.0
Y ni hablemos del “entusiasmo por la Inteligencia Artificial”. Esta es la cortina de humo, el nuevo juguetito brillante que usan para justificar precios absurdos para empresas que, en muchos casos, no tienen ni ganancias ni un modelo de negocio viable. Es una narrativa. Un cuento. Se siente exactamente como la burbuja del punto-com en 1999, cuando nos decían que lo importante eran los “clics” y no las ganancias. Y todos sabemos cómo terminó esa fiesta, ¿verdad?
Unas pocas empresas sí crearán el futuro con IA y generarán un valor inmenso. Pero la gran mayoría de esta espuma es solo eso: espuma. Una burbuja inflada con dinero fácil y una búsqueda desesperada por la siguiente gran cosa. Y cuando esta burbuja reviente, porque va a reventar, no serán los grandes inversionistas ni los directores ejecutivos con sus paracaídas de oro los que saldrán lastimados. Será el inversionista promedio que compró en la cima, convencido por la propaganda de que “esta vez es diferente”. Nunca es diferente. El juego es el mismo. Las víctimas son las mismas. Eres tú.
Necesitan estos cuentos para que la rueda siga girando. Primero fue el cripto. Luego las acciones meme. Ahora la IA. Siempre necesitan una nueva historia que vender para que la lana siga fluyendo hacia su casino. Así que, ¿qué se supone que hagas? El sistema está diseñado para obligarte a entrar. Tus ahorros en el banco se los come la inflación que ellos mismos generan. La única forma de no quedarte atrás es apostar en su mercado amañado. Te tienen acorralado. Si sale cara, ellos ganan; si sale cruz, tú pierdes. Es la trampa más brillante y siniestra jamás creada.
Así que la próxima vez que veas los titulares gritando sobre un rally en la bolsa, no aplaudas. Desconfía. Pregúntate: ¿Quién se beneficia? No eres tú. Son ellos. Siempre ha sido y siempre será, hasta que despertemos y nos demos cuenta de su juego.






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