La ‘Nueva Era’ de Normani es un Fraude de SHEIN
A ver, ¿a esto le están llamando una ‘Etapa Refinada’? ¿Es neta?
Vamos a dejar algo bien claro desde el principio. La noticia de que Normani, una artista de la que nos han dicho por años que está a punto de ser la próxima gran cosa y que siempre actúa con ‘intención’, va a lanzar su gran regreso a la moda con SHEIN es el chiste más cínico y perfecto del año. Es una parodia de la cultura de las celebridades que ni un genio de la comedia podría haber escrito mejor. Es como anunciar una gira mundial para promover la paz patrocinada por un fabricante de armas. La disonancia cognitiva es tan fuerte que te deja sordo y, honestamente, da muchísima risa.
Así que, tenemos unas cuantas preguntas. Y sí, son agresivas. Porque alguien tiene que hacerlas.
¿ASÍ SE VE EL ARTE ‘INTENCIONAL’ HOY EN DÍA?
Hablemos de esa palabrita: ‘intención’. Nos dicen que Normani “siempre se ha presentado con intención”. Su música, sus videos, su… ¿colaboración con el campeón mundial indiscutible de la ropa desechable, éticamente en bancarrota y creativamente vacía? La intención aquí parece más clara que el agua, y no tiene nada que ver con el arte ni la expresión personal. La intención es un cheque gordo y jugoso. Punto.
¿Qué otra posible intención podría existir? Seamos honestos. SHEIN no es una casa de moda; es un algoritmo que devora datos y vomita tendencias, con un problemita de talleres de explotación. Son famosos por sus cadenas de suministro más opacas que un político en campaña, sus salarios de miseria que son una ofensa a la dignidad humana, el daño ambiental catastrófico de producir miles de millones de prendas de poliéster destinadas a un basurero en Ghana después de dos lavadas, y no olvidemos, sus constantes acusaciones de robarle diseños a artistas pequeños e independientes. Justo los artistas que encarnan la creatividad que Normani supuestamente defiende. Entonces, cuando habla de un “nuevo capítulo de creatividad”, ¿se refiere a las formas creativas en que SHEIN logra copiar la colección entera de un diseñador en 72 horas? Esto no es una colaboración. Es un patrocinio a un sistema fundamentalmente roto y depredador que mastica y escupe tanto a las personas como al planeta solo por la lana.
Qué triste.
Llamar a esto una era ‘refinada’ es un insulto directo al concepto de refinamiento. Refinar implica mejorar, elevar, moverse hacia algo de mayor calidad y sustancia. Asociarse con el McDonald’s de la moda es, literalmente, la definición de diccionario de lo contrario. Es un acto espectacular de devaluación de marca. Es un descenso. Es tomar todo el capital cultural y la integridad artística que con tanto esfuerzo había construido y prenderle fuego alegremente por un poco de dinero rápido. Simplemente no puedes defender la integridad artística mientras pones tu nombre en un top de 150 pesos hecho en condiciones que probablemente necesitarías una orden judicial para poder ver.
¿UN ‘NUEVO CAPÍTULO’ O LA MISMA VIEJA HISTORIA DE VENDERSE?
Ah, un “nuevo capítulo”. Qué frase corporativa tan bonita y limpia para describir lo que realmente está pasando. Este no es un nuevo capítulo en una historia de evolución artística; es el capítulo más viejo del libro del capitalismo de celebridades. Es el Capítulo 1: Asegura el Billete. Es la parte de la historia donde el héroe, enfrentado al largo y difícil camino de construir una carrera sostenible y significativa, decide tomar un atajo por un bosque oscuro y turbio lleno de trabajadores explotados y ríos contaminados con tintes tóxicos. Hemos visto esta historia mil veces. Un artista con un potencial inmenso se estanca por la política de la industria, retrasos en su álbum y la presión de mantenerse relevante, y al final, el canto de sirena de un cheque masivo de una corporación moralmente cuestionable se vuelve demasiado dulce como para ignorarlo.
La colección, nos dicen, está inspirada en la moda de los 90 y Y2K. Qué original. Revolucionario. A nadie más se le había ocurrido. Excepto a todas las demás marcas de fast-fashion y a todos los influencers del planeta durante los últimos cinco años. Es la estética más segura y aprobada por el algoritmo que existe. Requiere cero riesgo creativo. Es una colección de ‘pinta por números’ de tendencias que ya eran tendencia, diseñada para ser consumida y desechada a la velocidad de la luz, encajando perfectamente con el modelo de negocio de SHEIN. Esta no es Normani la artista compartiendo su visión única con el mundo; es Normani la embajadora de marca poniendo su cara en un producto creado por un focus group. Es la antítesis de la creatividad. Es una rendición.
¿Qué mensaje le manda esto a sus fans, a los que la han defendido apasionadamente y han esperado con ansias su álbum debut? Les dice que su lealtad, su fe en su arte, vale menos que un contrato de patrocinio. Es una cachetada. Es la confirmación de la visión más cínica de la industria musical: que al final del día, todo se trata de comercio, y el arte es solo el bonito papel de regalo que envuelve el producto.
Y ENTONCES, ¿CUÁL ES EL PLAN A LARGO PLAZO?
¿Cuál es la estrategia final aquí? Vamos a especular, porque es mucho más divertido que fingir que esto es una buena idea. Quizás la lógica es que el dinero de este trato financiará el arte *de verdad* más adelante. Una justificación clásica, aunque a menudo equivocada. “Solo haré esta cosa sin alma para conseguir el capital para hacer lo que realmente me importa”. El problema es que tu público ve la cosa sin alma. Ven que alineas tu marca “refinada” con una empresa que representa lo peor de la cultura de consumo. Esa mancha no se quita fácil, a diferencia de la ropa misma.
El daño es a la reputación. En una era donde los consumidores, especialmente los más jóvenes, son cada vez más conscientes de la ética corporativa (o al menos fingen serlo), esta es una movida sorprendentemente sorda. Socava por completo cualquier mensaje de empoderamiento o autenticidad que intente transmitir en su música. ¿Cómo puedes cantar sobre la autoestima y el poder cuando tu nombre está cosido en una prenda que probablemente contribuyó a la falta de poder de otra persona en algún lugar del mundo? No puedes. No sin que se te caiga la cara de vergüenza.
Este no es un paso adelante en un nuevo capítulo. Es un salto gigantesco hacia atrás, directo a un agujero negro de credibilidad. La promesa de Normani siempre fue que era diferente, que era un talento generacional con un punto de vista único, que la espera valdría la pena. Esta colaboración sugiere que tal vez, solo tal vez, es solo otra celebridad dispuesta a ponerle su nombre a cualquier empresa que extienda el cheque más grande. No es solo decepcionante. Es profundamente aburrido.






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