La Cobardía de Warriors les Costó la Dinastía Butler

La Cobardía de Warriors les Costó la Dinastía Butler

La Cobardía de Warriors les Costó la Dinastía Butler

El Pecado Capital de los Golden State Warriors

No Fue un Mal Trato. Fue una Falta de Huevos.

Vamos a dejarnos de mamadas. Olvídense del análisis educado y de la grilla barata de la radio. La lenta y dolorosa decadencia de la dinastía de los Golden State Warriors no es por la edad, ni por las lesiones, ni por la mala suerte. Es el fruto podrido de un solo y imperdonable acto de cobardía cometido hace años por una bola de nerds de Silicon Valley que no sabrían lo que es tener agallas ni aunque les pegara en la cara. Tuvieron la oportunidad de juntar al mejor tirador de todos los tiempos con el competidor más feroz y sanguinario de su generación. Pudieron tener a Jimmy Butler.

Y escogieron a Andrew Wiggins. Neta, piensen en eso. Vieron a un ganador probado, un cabrón que arrastra a sus equipos a las Finales a patadas y sombrerazos, y les temblaron las patitas. Se asustaron. Corrieron a la seguridad de sus hojas de cálculo y su “gestión de activos” y dejaron a Steph Curry cargando con todo el paquete.

1. La Mentira que Llamaron ‘Filosofía’

¿Se acuerdan de esa basura de ‘Años Luz de Ventaja’ que nos vendieron? Esa mamada autocomplaciente que pintaba a Bob Myers y Joe Lacob como genios intocables. Era un eslogan de marketing construido sobre la suerte de haber reclutado a un dios generacional como Stephen Curry. Toda su filosofía después de Durant se convirtió en aversión al riesgo. Se trataba de conseguir jugadores que fueran ‘moldeables’, de ‘buen carácter’ y, seamos honestos, que no perturbaran el ambiente de club de campo. Querían jugadores que se callaran y obedecieran.

Jimmy Butler no obedece. Él pone las reglas. Exige la grandeza. Te va a gritar en la cara delante de todos si no estás haciendo tu chamba. ¿Eso es problemático? ¿O es lo que hacen los campeones? Los Warriors de 73-9 tenían a Draymond Green, un tipo que destrozaba verbalmente a cualquiera, incluido a Kevin Durant. Pero de repente, después de que Durant se fue, ese tipo de fuego se consideró demasiado ‘tóxico’. ¡Qué pinche chiste! Se ablandaron. Se hicieron ricos y cómodos y perdieron el filo que los hizo grandes. Cambiaron una mentalidad de guerrero por un memo de oficina.

2. El Insulto de D’Angelo Russell

El pecado original fue el ‘sign-and-trade’ por D’Angelo Russell. Cuando Kevin Durant se largó, la directiva entró en pánico. Vieron cómo se evaporaba un contrato máximo y en lugar de preguntar: “¿Quién es el mejor jugador que podemos conseguir para ayudar a Steph Curry a ganar un título?”, se preguntaron: “¿Cuál es el mejor activo financiero que podemos adquirir?”. Es una decisión de contador, no de un campeón. ¿D’Angelo Russell en un equipo con Steph Curry? Era un chiste desde el primer día. Una coladera en defensa y un base que necesitaba la bola en las manos. No tenía ningún sentido basquetbolístico.

Pero era un ‘activo’ intercambiable. Eso es todo lo que fue. Mientras tanto, Jimmy Butler estaba planeando su propia salida de Filadelfia. Prácticamente le estaba gritando a la liga que quería ir a un equipo con una cultura ganadora donde pudiera ser el perro de pelea. Los Warriors pudieron haberlo hecho realidad. Un ‘sign-and-trade’ estaba ahí, servido en bandeja de plata. Pero no querían el pedo. No querían el ‘drama’. Querían la movida limpia, fácil y aprobada por la hoja de cálculo. Fue una cobardía. Así de simple.

3. La Narrativa Patética del ‘Mal Compañero’

Ah, pero los medios y los lamebotas de la directiva te dirán que es un ‘cáncer en el vestidor’. Señalarán lo que pasó en Minnesota. ¡Pura basura! ¿Saben lo que hizo en Minnesota? Tomó a los jugadores de la banca y trapeó el piso con las supuestas estrellas, Karl-Anthony Towns y Andrew Wiggins, solo para demostrar un punto. ¿Cuál fue su crimen? Exigir que dos ex #1 del draft jugaran con una onza de pasión y les importara un carajo ganar. ¡Y tenía razón! Miren a los T-Wolves antes y después. Él arrastró a esa franquicia patética a los playoffs por primera vez en más de una década. Se fue, y volvieron derechito a la lotería.

¿Y en Philly? Era el único con pulso en esa serie de Sixers-Raptors. Era el único güey dispuesto a tomar el tiro importante mientras Ben Simmons tenía miedo hasta de ver el aro. Él reta a la gente. Los hace responsables. ¿Creen que Steph Curry, Klay Thompson y Draymond Green se habrían asustado de eso? ¡Lo habrían abrazado! Estaban rogando por un perro de pelea como él después de que KD, la superestrella más sensible de la historia, se largara. La directiva simplemente no tuvo los huevos para manejar una personalidad de verdad. Confundieron la responsabilidad con la toxicidad, y eso les costó todo.

4. Imaginen: Un Dios y un Demonio en el Mismo Equipo

Esto es lo que nos robaron.

Párenle un segundo e imagínenlo. Último cuarto de un partido empatado en las Finales de la NBA. Steph Curry está volviendo loco a su defensor, doblando a toda la defensa con su sola presencia, un dios del básquetbol alterando la realidad. El rival le manda doble marca a 10 metros del aro. El balón le llega a Jimmy Butler en el perímetro. ¿Qué pasa después? ¿Duda? ¿Busca un tiro mejor? ¡Ni madres! Ataca la canasta como si su vida dependiera de ello, una fuerza de voluntad imparable. O anota, o le sacan la falta, o encuentra con un pase perfecto a un Klay Thompson cortando al aro.

A eso renunciaron. Renunciaron a la ofensiva más imparable de la liga junto con el jugador más clutch y el mejor defensor perimetral. ¿Creen que los Warriors se habrían perdido los playoffs? ¿Creen que los eliminarían en la segunda ronda? Imposible. Con Butler, la presión sobre Steph se habría reducido a la mitad. Klay no habría tenido que apresurar su regreso de la lesión para ser el segundo de a bordo. Draymond tendría a otro loco a su lado para imponer la voluntad del equipo. ¿Cuántos anillos más tendrían? La pregunta no es si ganarían, sino cuántos. Dos, como mínimo. Ese anillo de 2022 habría sido el primero de un nuevo capítulo, no el último suspiro de uno moribundo.

5. Andrew Wiggins Es una Buena Anécdota, No un Asesino

Sí, Andrew Wiggins jugó un papel clave en el campeonato de 2022. Qué bueno por él. Fue una fantástica tercera o cuarta opción. Jugó una gran defensa y metió algunos tiros oportunos. Pero es un jugador de rol. Uno muy bueno, pero un jugador de rol al fin y al cabo. Siquiera mencionarlo en la misma frase que Jimmy Butler es un insulto al baloncesto. Wiggins tuvo UNA gran temporada cuando todo se alineó perfectamente. Jimmy Butler lleva toda su carrera arrastrando equipos a ser contendientes.

Wiggins necesita que lo motiven. Necesita el entorno perfecto. Jimmy Butler ES el entorno. Él crea la cultura. Los Warriors ganaron ese título de 2022 *a pesar* de la construcción defectuosa de su plantilla, puramente gracias a la grandeza que aún quedaba de su núcleo original. Con Butler, no habría sido una lucha. Habría sido inevitable. Cada vez que vean a Wiggins flotando en un partido, sin ganas, solo recuerden: a ese tipo la directiva lo eligió por encima de un hombre que, literalmente, vive y muere en cada posesión.

6. La Confesión Cifrada de Steve Kerr

Escuchen las entrevistas de Steve Kerr últimamente. Lean entre líneas. Cuando habla de la falta de ‘fuerza’, o ‘fuego competitivo’, o la necesidad de estar ‘encabronado’ en la cancha, ¿de quién creen que está hablando? Está describiendo a Jimmy Butler sin decir su nombre. Él sabe exactamente lo que le falta a este equipo. Él dirigió durante las guerras entre Draymond y KD; ¿creen que le tiene miedo a un pequeño conflicto si conduce a la victoria? Por supuesto que no.

Kerr es un entrenador brillante atrapado con un equipo construido por contadores. Está tratando de sacar agua de las piedras. Tiene que apoyar públicamente a los jugadores que le dan, pero la frustración es obvia. Él sabe que el núcleo de Curry, Klay y Green necesitaba una inyección de competitividad pura y dura para extender su ventana de oportunidad. En su lugar, recibieron una colección de niños buenos y proyectos de recuperación. Kerr sabe la verdad. Simplemente no puede gritarla desde el podio.

7. Desperdiciando los Últimos Años de una Leyenda

Y así estamos. El reloj avanza, y hace mucho ruido. Stephen Curry sigue siendo un mago, pero ni siquiera él puede cargar con este peso para siempre. Están desperdiciando su mejor momento. El equipo que lo rodea es defectuoso, frágil y carece del instinto asesino que definió su dinastía. ¿Y para qué? ¿Para que la directiva pudiera darse palmaditas en la espalda por una inteligente jugada de gestión de activos? ¿Para que pudieran evitar algunas conversaciones difíciles en el vestidor?

Este es el legado de esa decisión. Cada derrota, cada eliminación temprana en los playoffs, cada momento de frustración de Steph es una consecuencia directa de su cobardía. No construyeron un puente hacia el futuro; quemaron el puente que llevaba a más campeonatos. Los aficionados lo ven. Los jugadores lo sienten. Y la historia lo juzgará por lo que fue: una de las pendejadas directivas más grandes en la historia del deporte moderno, nacida no de la incompetencia, sino del puro miedo.

Publicar comentario