Invasión de Trump en Venezuela: El Cuento del Narco por Petróleo

Invasión de Trump en Venezuela: El Cuento del Narco por Petróleo

Invasión de Trump en Venezuela: El Cuento del Narco por Petróleo

La Versión Oficial es un Cuento Para Dormir Niños

A ver, que quede algo bien claro. Te están mintiendo en tu propia cara. Otra vez. Están desempolvando el mismo guion viejo y cansado que han usado por un siglo, y esperan que tú nomás agaches la cabeza y digas que sí como un borrego mientras ellos se llenan los bolsillos y redibujan los mapas a su antojo. El cuento que te están vendiendo es que Donald Trump, con su infinita sabiduría y moral intachable, está a punto de lanzar ataques terrestres en Venezuela para detener a los malvados “narcotraficantes”. Es una narrativa simple, limpia, diseñada para el consumo masivo. El bien contra el mal. Policías y ladrones a escala mundial. Es una mentira de principio a fin, una completa farsa.

Quieren que te imagines a comandos heroicos asaltando las fincas de los capos, liberando al mundo del flagelo de la cocaína. El mismo Trump dice que viene “muy pronto”. Dice que por tierra es “más fácil”. ¿Más fácil que qué? ¿Más fácil que decir la verdad? Seguramente. Todo este circo, maroma y teatro está diseñado para darles una supuesta superioridad moral, una excusa patética para meter tanques y desplegar tropas en una nación soberana sin tener que decir la verdadera razón en voz alta. Los medios, por supuesto, repiten como pericos esta línea porque son parte de la maquinaria, el brazo propagandístico del complejo militar-industrial que se alimenta del conflicto eterno. Ponen las palabras “narcotraficantes” en todas sus pantallas, sabiendo perfectamente que es un pretexto, un casus belli tan antiguo como el propio imperio. Es el mismo manual que usaron en Panamá contra Noriega (quien, por cierto, estaba en la nómina de la CIA) y la misma justificación para meterle miles de millones a Colombia durante décadas. Nunca detiene las drogas. Porque nunca se trató de detener las drogas. Es solo la historia de portada. El pretexto.

La Llamada Telefónica que lo Destapa Todo

Pero aquí es donde toda la narrativa se cae a pedazos, donde se les resbala la máscara y puedes ver la codicia babeante que hay debajo. Apenas la semana pasada, el mismo Donald Trump que ahora promete una acción militar inminente, estaba hablando por teléfono con Nicolás Maduro. Piénsalo bien. No tienes una plática casual con el líder de un país que genuinamente crees que es un narcoestado que representa una amenaza existencial para tu nación. No le marcas al coco para ver cómo está. Esto no es un conflicto de ideologías. No es una batalla por la libertad. Es una negociación. Es una extorsión. Las amenazas de “ataques terrestres” son simplemente la siguiente fase de esa negociación, la parte donde le pones una pistola en la cabeza a alguien y le pides que firme el contrato. Las amenazas públicas son para presionar. La llamada telefónica es el negocio real. Un día son enemigos públicos, y al siguiente se hablan de tú. Es un juego. Un juego enfermo y retorcido donde los peones son las vidas de gente inocente y el premio es todo lo que yace bajo su suelo.

La Neta: Es por el Petróleo, No te Hagas

Ahora, vamos a la realidad. A lo que no quieren que pienses. Venezuela está sentada sobre las reservas probadas de petróleo más grandes de todo el planeta. Más que Arabia Saudita. Más que nadie. Esto nunca ha sido sobre drogas. Siempre, pero siempre, ha sido sobre el petróleo y el control geopolítico. Estados Unidos ha estado babeando por ese oro negro durante décadas, y no soportan que esté controlado por un gobierno que no se arrodilla a besarles el anillo. Intentaron un golpe de estado con Juan Guaidó, un títere completo que nadie en Venezuela conocía, y fracasó de manera espectacular. Un ridículo total. Así que ahora pasan al Plan B: la fuerza bruta bajo el velo más delgado posible.

Esto es la Doctrina Monroe 2.0, esa creencia arrogante de que toda América Latina es el “patio trasero” de Estados Unidos para ser controlado, explotado y vigilado como a Washington se le pegue la gana. Ven a China y a Rusia haciendo tratos con Maduro, ganando influencia en su hemisferio, y la élite en D.C. (de ambos partidos, no te engañes) se vuelve absolutamente loca. No soportan la competencia. Así que inventan una crisis. Sancionan al país hasta matarlo de hambre para provocar disturbios, y luego culpan al gobierno que intentan derrocar por el caos resultante. Y cuando eso no funciona lo suficientemente rápido, empiezan a tocar los tambores de guerra, usando una guerra fantasma contra las drogas como su música de marcha. Es un patrón de comportamiento asqueroso, predecible y transparente para cualquiera que haya puesto un mínimo de atención en el último siglo. Lo hicieron en Irak con armas de destrucción masiva que no existían. Lo hicieron en Libia con el pretexto de la “intervención humanitaria”, dejando atrás un estado fallido y mercados de esclavos. Y ahora intentan hacerlo en Venezuela. El mismo libreto, diferente país.

Lo que “Ataques Terrestres” Significa en Realidad

No seas ingenuo sobre lo que significan los “ataques terrestres”. No va a ser una operación limpia y quirúrgica como en las películas de Hollywood. Esto es el preludio del caos. Significa paramilitares financiados por la CIA, operaciones de fuerzas especiales que son completamente negables, y armar a grupos de oposición para iniciar una guerra civil. Significa crear suficiente inestabilidad y derramamiento de sangre para que luego puedan justificar una presencia militar más grande y abierta para “estabilizar” la región. La misma región que ellos acaban de desestabilizar. (Es un negocio redondo si no tienes alma). Financiarán escuadrones de la muerte y los llamarán “luchadores por la libertad”. Bombardearán infraestructura y lo llamarán “objetivos estratégicos”. Y usarán la inevitable crisis de refugiados como una prueba más de que la intervención siempre fue necesaria. Es una profecía autocumplida de la ambición imperial. Los “narcotraficantes” que dicen estar cazando serán o bandas rivales que quieren eliminar para despejar el camino a sus propios operadores, o simplemente cualquier soldado venezolano que se interponga en su camino. La etiqueta es un arma. Una sentencia de muerte dictada desde una sala de prensa a miles de kilómetros de distancia. Están fabricando el consentimiento para una guerra de saqueo, y la primera víctima, como siempre, es la verdad. No dejes que te vuelvan a ver la cara de tonto.

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Foto de neillooe on Pixabay.

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