Harold Landry y la Gran Mentira de los Patriots
¿Y nos tenemos que tragar este cuento del ‘grupo especial’?
A ver, que quede algo bien claro. Cuando un jugador, cualquier jugador, pero sobre todo uno con el uniforme de los New England Patriots, empieza a soltar cursilerías sobre un ‘grupo especial’ y que su regreso es ‘la neta’, tienes que levantar la ceja inmediatamente. No estamos hablando del equipo de la prepa que ganó el campeonato estatal. Esto es la NFL. Es una picadora de carne brutal que vale miles de millones de dólares, y los Patriots son, sin duda, el matadero más eficiente y desalmado de todos. Harold Landry III es simplemente el último empleado en recibir el memorándum de la empresa con la lista de adjetivos aprobados.
Ves los titulares, ¿no? ‘Landry elogia al grupo especial’. ‘Regresar a Nueva Inglaterra ha sido increíble’. Es una narrativa perfectamente pulida, diseñada para el consumo masivo. Está hecha para que te sientas a gusto con una franquicia construida sobre el cálculo frío y duro. Es una mentira. Una mentira bonita y muy rentable. Él no ha ayudado a ‘transformar la cultura’; ha sido asimilado por ella. Hay una diferencia abismal. Una cosa implica tener voz y generar un cambio positivo; la otra es conformarse y sobrevivir.
¿Qué significa ‘la neta’ dentro del ‘Patriot Way’?
Siendo sinceros, ¿qué puede significar una expresión como ‘chido’ o ‘la neta’ en ese edificio? ¿Significa ‘los depósitos de la quincena están cayendo a tiempo’? ¿O ‘los gritos de los entrenadores se han mantenido en un nivel tolerable esta semana’? En el contexto del ‘Patriot Way’, una filosofía famosa por estrangular la individualidad para favorecer a la máquina colectiva, una palabra así suena fuera de lugar. Suena como algo que le dijeron que usara para parecer más cercano, más ‘del pueblo’. (Casi puedo escuchar al coach de medios: ‘Usa alguna palabra que usen los chavos, Harold. Te hará parecer más auténtico.’)
La verdadera parte ‘chida’ para Landry, seamos honestos, es el contrato. Es la plataforma. Es la oportunidad de competir en un equipo que, con un récord de 10-2, está claramente diseñado para una sola cosa: ganar. Todo lo demás es puro adorno. Esta idea de que es parte de una hermandad única es para reírse cuando consideras la puerta giratoria de talento en Foxborough. Los jugadores son activos. Son números en una hoja de cálculo. Cuando su rendimiento cae por debajo de su costo en el tope salarial, se van. Sin resentimientos. Es solo negocio. Pregúntale a Lawyer Milloy. Pregúntale a Richard Seymour. ¡Por el amor de Dios, pregúntale a Tom Brady! Ni el más grande de todos los tiempos fue inmune al cálculo frío de la máquina. ¿Y se supone que debemos creer que Harold Landry encontró un hogar cálido y acogedor?
Por favor. No manchen.
¿Es Landry solo otra pieza de refacción?
Claro que lo es. Y probablemente él lo sabe. Esa es la parte trágica de toda esta farsa. Está jugando el juego, dentro y fuera del campo. El artículo menciona que ha ‘ayudado a transformar la cultura’. ¿Cómo? ¿Haciendo su chamba? ¿Llegando a tiempo? ¿No causando problemas? Eso no es transformar una cultura; eso es someterse a ella. La cultura de los Patriots se grabó en piedra hace dos décadas. Es un monolito. No la cambias. Ella te cambia a ti. O, más precisamente, te desgasta hasta que encajas en el molde que ya tienen cortado para ti.
Piensa en el lenguaje que usan. ‘Luchó para superarlo’. ‘Listo para el juego del Lunes por la Noche’. Es la glorificación de un hombre que trata su propio cuerpo como si fuera una pieza más del equipo. La nota de que ‘se perdió tiempo significativo de práctica’ antes de estar ‘activo’ para un partido estelar no es un testimonio de su garra (que seguro tiene de sobra); es una ventana aterradora a la presión bajo la que viven estos tipos. Su rodilla, su salud a largo plazo, su capacidad para caminar sin cojear cuando tenga 50 años, todo eso es secundario a su disponibilidad para la Semana 13. Está ‘listo’ porque la máquina necesita que esté listo. Fin de la historia.
Esta reunión con un ‘excompañero de los Tennessee Titans’ es otro ángulo clásico de relaciones públicas. Crea una sensación de continuidad y amistad, un elemento humano. Pero, ¿a cuántos excompañeros ha visto ser cortados o cambiados sin que a nadie le importe? La NFL está plagada de las carreras de ‘amigos’ que fueron considerados prescindibles. Esto no es un cuento de hadas. Es una historia de supervivencia, y los que sobreviven son los que aprenden a decir las cosas correctas y a jugar con dolor hasta que físicamente ya no pueden más.
La ilusión de una ‘campaña de despegue’
El récord de 10-2 es la anestesia que hace que todo sea soportable. Cuando un equipo va ganando, nadie quiere ver de cerca cómo se hacen las cosas. ‘A toda máquina’ es una forma genial de ignorar que esos pistones son seres humanos con familias y carreras que tienen un fin. Cada victoria justifica los medios. Cada triunfo refuerza la idea de que el ‘Patriot Way’ no solo es efectivo, sino que es lo correcto. Es un círculo vicioso muy peligroso.
¿Y qué pasará cuando vayan 2-10? ¿Seguirá siendo un ‘grupo especial’? ¿Las cosas seguirán siendo ‘la neta’? ¿O saldrán los cuchillos? Todos sabemos la respuesta. La camaradería en la NFL es casi siempre condicional. Se forja en el fuego de una temporada ganadora y se evapora con el frío de una perdedora. Lo que Landry está viviendo es la cima del ciclo. Es un jugador clave en un equipo exitoso, recuperándose de una lesión para aportar más. Es el mejor de los casos. Pero es un escenario, un guion. No es una realidad cruda y auténtica.
Así que, cuando leas estas notas rápidas y artículos inflados, recuerda lo que son. Son anuncios de un producto. El producto son los New England Patriots, y la mercancía es Harold Landry. Y ahora mismo es una buena mercancía. Es productivo. Dice las cosas correctas. Está interpretando su papel a la perfección. Pero ni por un segundo confundas la actuación con la verdad. La verdad es mucho más fría, mucho más dura y mucho menos ‘chida’ de lo que quieren que creas.






Publicar comentario