Premios FSA 2025: El Circo de Siempre del Futbol Europeo

Premios FSA 2025: El Circo de Siempre del Futbol Europeo

Premios FSA 2025: El Circo de Siempre del Futbol Europeo

Otra Palmadita en la Espalda Para los Mismos de Siempre

Que Empiece el Sagrado Ritual del Auto-Aplauso

Pues nada, el humo de los salones sagrados (o más bien, de un saloncito de fiestas en Londres) ya se disipó y tenemos los resultados de los premios de la Football Supporters’ Association (FSA). Para el año 2025. Neta, no es broma. Mientras uno aquí se las ingenia para pagar el recibo del gas de este invierno, los meros meros del periodismo de futbol ya se fueron en su DeLorean a felicitarse por un trabajo que ni siquiera han hecho. ¡Qué visionarios! ¿Y quiénes son los ganadores, preguntas con el alma en un hilo? Pues quién más iba a ser: The Guardian y Miguel Delaney del The Independent, junto a un youtuber llamado Adam Clery. Una sorpresa total. Inesperado. Nadie, absolutamente nadie, lo vio venir, excepto por todo el mundo que ha puesto un mínimo de atención a los medios en la última década.

Es un ecosistema precioso el que se han montado, ¿a poco no? Un pequeño terrario hermético de admiración mutua. La FSA, una organización que supuestamente es para los aficionados (sí, para nosotros, los pobres diablos que pagamos un dineral para mojarnos bajo la lluvia en un partido de martes por la noche), le da sus premios más brillantes a las mismas instituciones del establishment mediático de Londres. Los podcasts de The Guardian, el Football Weekly y su versión femenina, se llevaron los honores. Pues claro que sí. Es el podcast que ‘tienes’ que escuchar si quieres que te consideren un aficionado ‘pensante’, el equivalente a dejar una copia de la revista Letras Libres en la mesita de centro. Es seguro. Es respetable. Y es aburridísimamente predecible.

Esto no es una celebración al talento; es una confirmación de estatus. Es el grupito de los populares en la prepa dándose premios entre ellos. “Mejor Peinado”, “El que llegará más lejos”, “Mejor Podcast Hecho por un Egresado de Cambridge que Cree que el Mazatlán FC es un Chiste Exótico”. Es la misma gata, nomás que revolcada.

La Crónica de Dos Migueles y una Máquina del Tiempo

Pero la neta del planeta, lo que de verdad te dice todo sobre esta farsa, es la confusión de los Migueles. Los resultados de búsqueda, en su infinita y caótica sabiduría, lo mezclan todo. Miguel Delaney, el Jefe de Futbol del Independent, un tipo que seguro sabe más de parado táctico que lo que yo sabré en mi vida, se lleva un premio gordo. Y al mismo tiempo, nos presentan a Miguel Brooking, un músico que “exhuma capítulos enteros de su vida” en sus rolas. Un Miguel es premiado por analizar un 4-4-2 más tieso que un bolillo, y el otro anda desnudando su alma en un sencillo llamado “She’s My Company”. Con toda honestidad, ya ni sé quién ganó. ¿Estamos seguros de que la FSA no le dio el premio por error al cantante indie? Hubiera sido mucho más divertido.

A lo mejor la rola de Brooking es la verdadera ganadora. Una balada de dolor sobre la compañía obsesiva. ¿Es “Ella” su compañía, o es “The Guardian” la compañía de Delaney? ¿Será una metáfora de la relación incestuosa y cerrada entre estos periodistas y sus premios? Una burbuja que se autoabastece, donde las únicas opiniones que importan son las que repiten las tuyas como un eco. Ellos son su propia compañía. No nos necesitan a nosotros, los lectores o los aficionados. Solo necesitan la validación de sus cuates para que el circo siga girando. Es perfecto. Es casi poético.

Y no hay que pasar por alto el detalle de los Premios FSA 2025. No, no es un error de dedo. Es un desliz freudiano monumental. Están tan adelantados a su tiempo, tan convencidos de su propia e imperecedera relevancia, que ya están grabando los trofeos del próximo año. Es la máxima expresión de la arrogancia periodística. No están reportando el futuro, lo están decretando. El ganador de 2026 seguro será un holograma de algún intelectual del futbol, y se esperará que todos aplaudamos educadamente desde nuestras casas.

La Jugada del Influencer: ¿Un Grito de Auxilio?

Y con ustedes, Adam Clery. Que Dios nos agarre confesados.

Y luego está Adam Clery. El YouTuber. El guiño para la chaviza. Darle un premio a un tipo del “Adam Clery Football Channel” es la forma en que el sistema dice: “¿Ven? Sí le sabemos. Estamos en la onda”. Es como ver a tu papá intentando hacer un baile de TikTok. Da pena ajena, es incómodo y apesta a desesperación. Durante años, la vieja guardia de la prensa escrita ha visto por encima del hombro a los advenedizos digitales. Los veían como amateurs, como ruido de fondo. Pero el ruido se hizo más fuerte. Las audiencias se fueron para allá. Y ahora, al establishment no le queda de otra más que absorberlos, traerlos al redil y darles legitimidad con un pedazo de metal brillante. No es para celebrar a los nuevos medios, es para neutralizarlos antes de que los dejen en el olvido.

Al poner a Adam Clery en el mismo pedestal que a Miguel Delaney, intentan crear un frente unido. “Todos jugamos en el mismo equipo”, parecen decir. Pero ni de chiste. Uno representa un imperio moribundo de periódicos y dedos manchados de tinta; el otro, un mundo nuevo, democrático, caótico y sin filtros donde cualquiera con una webcam y una opinión puede tener una audiencia. Ponerlos juntos no los une, solo resalta el abismo que hay entre ellos. Es una boda a la fuerza y todos somos los invitados incómodos.

A ver, ¿a qué afición apoya la Asociación de Aficionados?

Aquí es donde la puerca tuerce el rabo. El nombre del changarro es “Asociación de Aficionados al Futbol”. Aficionados. La gente para la que, en teoría, es todo esto. Pero, ¿qué hace este premio por un solo aficionado? ¿Le baja el precio al boleto en el Estadio Azteca? ¿Hace que los narradores de TUDN sean mejores? ¿Evita que un equipo de la Liga MX cambie de ciudad cada dos años? Obviamente no. Es una fiesta de la industria, pagada por la industria, para celebrar a la propia industria. La parte de “aficionados” es puro marketing. Una movida cínica para darle un barniz de autenticidad y cercanía con el pueblo.

La verdad es que el mundo del periodismo europeo de élite está tan alejado de la vida de un aficionado de a pie como un jugador de la Champions. Ellos viajan en avión, tienen acreditaciones de prensa, hablan con los técnicos. Analizan el juego desde un punto de vista intelectual y distante, pero la pasión cruda, tribal y a menudo irracional de ser un hincha es algo que observan, no que viven. Que una “Asociación de Aficionados” les dé premios se siente como una broma de muy mal gusto. Es como si un chef con estrellas Michelin ganara un premio otorgado por un club de fans de la sopa Maruchan. La desconexión es brutal.

Todo este espectáculo es una distracción. Un teatro perfectamente montado para hacernos creer que lo que hacen es importante y, encima, *celebrado* por la gente para la que escriben. Pero no estamos celebrando. Solo estamos buscando la alineación del América el sábado. Estamos echando chelas y discutiendo en la cantina. Vivimos el futbol de una forma que no se puede medir ni calificar por un jurado. Estos premios no son para nosotros. Nunca lo fueron. Son para ellos. Es su fiestecita privada. Y como aprendimos del otro Miguel, parece que están muy a gusto así.

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