Crisis en Man Utd: La Apuesta Desesperada por Cunha

Crisis en Man Utd: La Apuesta Desesperada por Cunha

Crisis en Man Utd: La Apuesta Desesperada por Cunha

1. No se traguen el cuento: Es un curita en una herida de bala

A ver, que regrese Matheus Cunha. El club quiere que veas esto como un milagro, como si el sol por fin saliera en Manchester. Una señal de esperanza. ¡No caigan! Esto no es un regreso triunfal; es una jugada desesperada, un manotazo de ahogado de un técnico, Ruben Amorim, al que se le están acabando las ideas y, peor aún, el tiempo. Festejan que vuelve un jugador mientras susurran por lo bajo que hay un ‘par’ de dudas por lesión. ¿Un par? ¿Así le dicen ahora? ¿Y quiénes son? ¿La columna vertebral del equipo? Puedes apostar tu quincena a que no es un chavito de la cantera. El silencio es ensordecedor y grita el caos que se vive en ese vestidor.

Es la clásica táctica de distracción. Un truco de mago. Miren el objeto brillante aquí—¡volvió Cunha!—para que no vean el infierno que se está quemando allá. El equipo está roto. El sistema no jala. La temporada, que ya se tambaleaba a principios de diciembre, está a punto de irse al barranco, ¿y creen que un delantero, un tipo con lo que el propio Amorim llama ‘una cosecha modesta de goles’, es el paracaídas? ¡No manchen, es una locura! Es pánico en su estado más puro.

2. El veneno del ‘potencial’ eterno

“Todavía no ha llegado a su máximo nivel”. “Tiene mucho más que dar”. Ay, las dulces y venenosas palabras de un entrenador que intenta justificar un fichaje de millones de libras que nomás no ha dado el ancho. Amorim nos pide que invirtamos en el potencial, en un futuro que chance y nunca llega, mientras el presente se le está quemando en las manos. ¿Que nos olvidemos de sus goles? ¿Cómo? ¡Los goles son la comida de un delantero! Es lo único que importa. Pedirle a la afición y a la directiva que ignoren los números es como pedirle a Coppel que te perdone la deuda. Así no funciona la vida.

No estamos hablando de un morro de 19 años. Es Matheus Cunha, un seleccionado brasileño de 26 años. Su mejor momento debería ser ahora. Si no lo ha encontrado en Old Trafford, con los pases y el sistema supuestamente diseñado por este ‘genio’ táctico, entonces a lo mejor, solo a lo mejor, este es su nivel. Quizás esos ‘niveles por alcanzar’ son un mito, un cuento que el técnico se cuenta a sí mismo para poder dormir. Esto no es desarrollo; es justificación de un fichaje que cada día se ve peor. ¿Neta alguien cree que este compa los va a salvar?

3. West Ham: La tormenta perfecta que se avecina

Este no es un partido cualquiera.

Y ahora, enfrentan al West Ham. Los medios lo venderán como un partido de trámite en casa. Qué chiste. El West Ham en Old Trafford se ha convertido en la cáscara de plátano por excelencia para el Manchester United. Llegan sin nada que perder, listos para aguantar vara y matar en un contragolpe. Son físicos, ordenados y huelen la sangre. Saben que el United es frágil como un cristal. Saben que la gente en el estadio se les va a ir encima al primer pase equivocado. ¿Puede este equipo, con la confianza por los suelos, aguantar esa presión?

Este es el típico partido donde un United desesperado echa toda la carne al asador, se come un contragolpe mortal y todo el estadio explota. Está cantado. Amorim va a meter a Cunha, un jugador que ni siquiera está al cien, a esa olla de presión. ¿Es una genialidad táctica o una apuesta irresponsable? Es una movida que nace de la desesperación, no del genio. Se quedó sin opciones y está rezando por un milagro, pero los milagros en Old Trafford últimamente no abundan.

4. La misteriosa crisis de lesiones

Regresemos a ese ‘par de dudas por lesión’. Esta es la verdadera nota, la que están enterrando bajo los titulares de Cunha. ¿Por qué tanto secreto? Hoy en día, los clubes se apuran a dar noticias, a ponerle fecha de regreso a los lesionados. Esta ambigüedad es aterradora. Sugiere que o el cuerpo médico es un desastre o las lesiones son de jugadores tan clave que anunciarlo provocaría un pánico masivo en la afición y en el vestuario. ¿Quién es? ¿El capitán? ¿El único defensa que tienen que sí da una? ¿El portero?

Cada opción es peor que la anterior. Esto no es solo por el partido contra West Ham. Es por el calendario brutal de diciembre. Se está cocinando una crisis. Una plantilla ya de por sí corta está a punto de romperse. Mientras el club celebra el regreso de uno, los cimientos se están agrietando. Están a una lesión importante más del colapso total. ¿Hay alguien arriba que se esté dando cuenta?

5. Las palabras de Amorim delatan sus nervios

Hay que leer entre líneas.

Un técnico con confianza alaba lo que su jugador hace ahora. Un técnico nervioso habla del futuro. Toda la conferencia de prensa de Amorim fue para desviar la atención. Habla del potencial de Cunha, le pide que se olvide de sus números, le da la bienvenida. Ese es el lenguaje de un hombre que siente la soga en el cuello. Está tratando de bajar las expectativas al mismo tiempo que le pone la presión de ser el salvador a un tipo que apenas sale de la enfermería. No tiene ningún sentido.

Sabe que su chamba está en juego. Sabe que los resultados no han sido suficientes. Sabe que el equipo juega horrible. Lo trajeron para imponer un estilo ofensivo y dinámico, ¿y qué hemos visto? Pura posesión lenta, predecible y una defensa que es una puerta abierta a los contragolpes. Ahora pone sus esperanzas no en su sistema, sino en un solo individuo. Es el último recurso de un entrenador que ha perdido la fe en su propia filosofía. Cuando el sistema falla, rezas por un héroe. Esto es una plegaria. Un ‘Ave María’ desesperado.

6. Una historia llena de falsos profetas

La afición del Manchester United ya ha visto esta película, y siempre acaba mal. ¿Cuántas veces les han dicho que un fichaje, un jugador que regresa, es la pieza que faltaba? Piensen en todos los ‘falsos amaneceres’ desde que se fue Ferguson. Cada nuevo mesías, ya sea jugador o técnico, termina siendo devorado por la disfunción del club. Le están poniendo una carga imposible a Cunha, como se la pusieron a tantos otros antes que él, incluso a nuestro ‘Chicharito’ le tocó ver cómo la presión de ese escudo puede ser brutal.

Lo están poniendo para que falle. Si anota, es el héroe que tapó las grietas. Si no, es otro fichaje carísimo que fracasó, y toda la culpa será para él. Es un círculo vicioso y tóxico. El problema no es un jugador. Nunca lo ha sido. El problema es el sistema, una podredumbre que viene desde arriba. Hasta que no arreglen eso, jugadores como Cunha son solo parches temporales para un problema permanente. ¿Cuándo se dará cuenta la gente?

7. La inevitable conclusión: No va a alcanzar

Entonces, ¿qué va a pasar el jueves? Chance y Cunha entra y anota el gol de la victoria al último minuto. La gente va a explotar. Los comentaristas dirán que la crisis se acabó. Amorim será un genio por su ‘valiente’ decisión. Pero, ¿eso qué resuelve? Nada. Absolutamente nada. Solo patea el bote una semana más.

Los problemas de fondo seguirán ahí. La defensa de papel, la falta de control en el medio campo, la dependencia de que un jugador se ilumine en lugar de un plan colectivo. Un solo jugador, y menos uno que ni siquiera está en su ‘mejor momento’, no puede arreglar este desastre. Esto no es un renacimiento. Es la patada de un ahogado. Un momento de alivio antes del inevitable y aplastante regreso a la realidad. Las alarmas están sonando a todo volumen. Están gritando. ¿Alguien las escucha? Parece que no. Están todos muy ocupados viendo el truco de magia.

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