Los Beneficios de Disney+ Son Pura Farsa Corporativa
Creen que Somos Unos Tontos
A ver, vamos a aclarar las cosas. Los jefazos corporativos del Reino Mágico, sentados en sus tronos hechos de billetes, han decidido otorgarnos a nosotros, los humildes suscriptores, una serie de ‘beneficios’. Le llaman los ’12 Días de Beneficios Disney+’. Qué generosos. Qué festivos. Nos ofrecen la oportunidad —una probabilidad microscópica, como sacarse la lotería— de ganar unas vacaciones a su resort Aulani, algunas chucherías digitales y quizá un descuento en mercancía que de por sí no podemos pagar. Y los medios lamebotas, por supuesto, se lo están tragando todo, escribiendo artículos sin aliento sobre estas ‘mágicas’ nuevas ofertas. ¿Mágicas? Para nada. Esto no es magia. Es una maniobra calculada, cínica y, francamente, insultante de una empresa que está muerta de miedo de que presiones el botón de ‘cancelar suscripción’.
Esto es un soborno. Y uno bien chafa, la verdad.
La Luna de Miel Se Acabó Oficialmente
¿Se acuerdan cuando se lanzó Disney+? Era la oferta del siglo. Por un precio de risa, tenías acceso a todo. El catálogo completo. Marvel, Star Wars, Pixar, Los Simpson… era una avalancha de nostalgia y contenido nuevo apuntando directo a nuestras carteras, y con gusto las abrimos. Nos prometieron un refugio, un escape del mundo fragmentado y ridículamente caro del streaming. Disney era el héroe que venía a salvarnos de las subidas de precio constantes y las decisiones extrañas de Netflix. Jugaron a largo plazo, enganchándonos a millones con el anzuelo de un precio bajo, metiendo su servicio en nuestras vidas diarias, convirtiéndolo en la niñera por defecto de nuestros hijos. Sabían perfectamente lo que hacían. Es la clásica estrategia del dealer: la primera dosis siempre es barata (o gratis).
Y ahora, nos están apretando las tuercas. El precio subió poquito a poco, luego dio un brinco, y luego otro más grande. Introdujeron un plan con anuncios, algo que antes se consideraba un sacrilegio para la marca ‘premium’ de Disney. Empezaron a purgar contenido —series y películas que *ellos mismos produjeron*— que desaparecieron en el aire para ahorrarse unos pesos en pagos de regalías y costos de servidor. Y ahora van contra las contraseñas compartidas, siguiendo el mismo libreto avaro de sus competidores, especialmente después de absorber Star+ en Latinoamérica, juntando todo para al final subirte el precio por el mismo contenido que ya tenías, pero ahora en un solo lugar. La promesa de un paraíso del streaming simple y accesible se ha hecho añicos, reemplazada por la fría y dura realidad de un informe de ganancias trimestral. Para ellos no eres un fan. No eres un invitado. Eres un ‘Usuario Activo Mensual’, un número en una hoja de cálculo que debe, a toda costa, seguir subiendo.
Y Ahora, las Distracciones Brillantes
Entonces, ¿qué hace una corporación cuando sus clientes empiezan a notar que el producto empeora mientras el precio sube? No puedes seguir subiendo el precio sin ofrecer algo a cambio, ¿verdad? Pero desarrollar series y películas de alta calidad es caro y difícil. ¿Saben qué es barato? Una rifa. Un sorteo. Poner un solo premio gordo, casi imposible de ganar, frente a 100 millones de suscriptores no les cuesta casi nada, pero genera titulares y crea la *ilusión* de valor. Por el costo de un paquete vacacional (que seguro deducen de impuestos), logran que millones de personas sientan que están recibiendo algo extra. Es puro atole con el dedo. Es la misma lógica detrás del ‘uno en un millón’ de los concursos de comida rápida. Nunca ganas, pero por un segundo, crees que *podrías*, y eso te hace sentir mejor al comprar la hamburguesa grasosa. El viaje a Aulani es una fantasía todavía más lejana para una familia mexicana promedio, considerando costos de vuelos, visas y demás.
¿Y los otros ‘beneficios’? ¿Un ‘vistazo especial’ a una próxima película? ¿Es en serio? ¡Eso es un comercial! Un tráiler. Algo que antes nos rogaban que viéramos gratis en YouTube. Ahora, lo empaquetan como un ‘beneficio’ por la suscripción que ya estás pagando. Es el colmo del descaro corporativo cobrarte por el privilegio de ver sus anuncios. Es como pagar cover para entrar a un antro y que luego el mesero te cobre por ver la carta de bebidas. Nos están viendo la cara de tontos, y el hecho de que la gente caiga en la trampa demuestra el poder de la maquinaria de marketing de Disney (una máquina que ha perfeccionado el arte de sacarle el dinero a la gente durante un siglo).
El Objetivo Final: Un Feudalismo Digital
Esto no se trata solo de mantenerte suscrito a Disney+. Se trata de algo mucho más grande. Se trata de construir la jaula de oro definitiva. Los ‘beneficios’ son el primer paso. Un descuento en un crucero por aquí, una oferta especial en un boleto para un parque temático por allá. Quieren borrar las líneas entre su servicio de streaming y sus otros negocios, que son mucho más caros. Quieren que Disney+ sea el centro de toda tu vida de entretenimiento. Un pasaporte digital a un mundo donde cada transacción, cada vista, cada clic, beneficia a la Casa del Ratón. Ya no solo compiten con Netflix; compiten con Amazon Prime. Quieren crear un ecosistema tan pegajoso, tan interconectado con descuentos y ‘beneficios’, que irse parezca imposible. Ya no estarías cancelando solo un servicio de streaming; estarías renunciando a tu ‘membresía’ del club. Y esa es una decisión mucho más difícil de tomar.
Están construyendo un sistema de feudalismo digital donde nosotros, los siervos, pagamos nuestro diezmo mensual para tener acceso al entretenimiento del castillo. Y a cambio, los señores feudales nos arrojan algunas migajas —un concurso que no podemos ganar, un anuncio al que llaman ‘beneficio’— para mantenernos leales y calladitos. Recopilan nuestros datos, rastrean lo que vemos y usan esa información para afinar sus métodos de sacarnos más dinero. Cada uno de estos ‘beneficios’ está diseñado para una sola cosa: modificar tu comportamiento para su beneficio. Mira este anuncio (perdón, ‘vistazo especial’) de una película para que compres un boleto de cine. Participa en este concurso para un resort para que pienses en reservar unas vacaciones. Es una maquinaria de marketing gigantesca y verticalmente integrada, y nosotros somos el combustible que la hace funcionar.
Así que la próxima vez que veas un titular sobre un nuevo ‘beneficio’ de Disney+, no te emociones. Enójate. Velo por lo que es: una señal de su desesperación y una medida de su desprecio por tu inteligencia. Creen que un objeto brillante es todo lo que se necesita para que olvides que estás pagando más por menos. Es hora de demostrarles que están equivocados. El poder todavía está, por ahora, en nuestras manos. Está en ese simple y hermoso botón de ‘cancelar suscripción’. Y quizá si suficientes de nosotros estamos dispuestos a usarlo, se verán obligados a ofrecernos algo de valor real —como un mejor servicio a un precio justo— en lugar de solo más pan y circo.






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