Falla de Grok Destapa el Circo Fraudulento de Musk
El Choro Barato que Quieren que Te Creas
Y de repente, ¡pum! Se apagó el changarro. El famosísimo Grok, esa supuesta inteligencia artificial rebelde y “sin filtros” del mesías tecnológico Elon Musk, simplemente se murió. Se fue la señal. Y la versión oficial, el cuentito que nos mandaron desde sus oficinas de cristal en Silicon Valley, ¿cuál fue? “Problemas relacionados con el servidor”. Así nomás. Esa es la píldora que quieren que te tragues sin masticar, sin hacer preguntas. Es el equivalente digital a un “se me ponchó la llanta”, una sarta de palabras huecas y corporativas diseñadas para que te calles la boca y sigas con tu vida antes de que empieces a cuestionar lo que realmente pasó. Es un insulto a nuestra inteligencia. Una verdadera mentada de madre para los miles, quizá millones, que de un momento a otro vieron cómo su nuevo oráculo digital fue desconectado de la pared sin siquiera un “ahí nos vemos”.
Nos creen idiotas. De verdad piensan que la gente es tan pendeja en temas de tecnología que con solo decir la palabra “servidor” vamos a asentir con la cabeza como perritos de taxi. Problemas de servidor. Es su excusa perfecta, su salvoconducto para salir de cualquier cagada que hagan estos nuevos tiranos digitales que nos venden un futuro utópico y descentralizado mientras construyen los sistemas de control más frágiles y centralizados que el mundo ha conocido. ¡Qué descaro!
La Mentira Convenientemente Simple
Esa explicación es puro cloroformo, para dormir tu curiosidad. La hacen aburrida a propósito. Porque lo aburrido no genera polémica, lo aburrido no inicia rebeliones y, sobre todo, lo aburrido no hace que la gente cuestione la estabilidad fundamental de toda la pinche infraestructura digital de la que ahora dependemos hasta para ir al baño. Quieren que pienses que es como si se hubiera descompuesto la licuadora. ¡Chin, se fregó el servidor-licuadora! Ya vendrán los nerds a arreglarlo. Aquí no pasó nada, circulen, sigan scrolleando en sus celulares como buenos borregos. Ni se les ocurra mirar detrás de la cortina, no vaya a ser que vean al mago de Oz todo asustado, sudando frío, moviendo palancas que no sirven para nada y rezando para que no le explote el teatrito en la cara.
La Neta que No Quieren que Te Enteres
Ahora vamos a hablar al chile. Hablemos de lo que de verdad significa que una inteligencia artificial supuestamente revolucionaria se caiga de esa manera. Olvídate del PR y de los comunicados de prensa escritos por un robot. Esto no fue un tropezón. Fue un temblor. Una advertencia. Una pinche sirena de alerta en el tablero de nuestra sociedad obsesionada con la tecnología, y la mayoría simplemente le está dando al botón de ‘posponer’ porque el comunicado oficial se los ordenó.
Tienes que entender cómo se juega este juego. A Grok no lo vendieron como otro clon del ChatGPT. Lo vendieron como el AI rebelde. El que no se iba a dejar amarrar por la censura “progre”. El que te iba a decir tus verdades. El que te daría la realidad sin filtros (o bueno, la versión de la realidad de Musk). Así que cuando un AI construido sobre esa promesa de repente se queda mudo, tienes que hacerte la pregunta más cabrona de todas: ¿por qué?
Escenario Uno: La Ley Mordaza Digital
¿Y si Grok hizo exactamente lo que le programaron para hacer? ¿Qué tal si, en su búsqueda de la “verdad”, se tropezó con algo que no debía ver? ¿Qué tal si conectó puntos que el sistema —y chance hasta sus propios creadores— necesitaban desesperadamente que siguieran separados? Piénsalo bien. Un AI con acceso en tiempo real a todo el desmadre de información de X (antes Twitter) es un arma poderosa e impredecible. ¿A poco no pudo haber empezado a escupir verdades incómodas sobre alguna corporación? ¿Sobre un político? ¿Sobre alguna agencia de gobierno con nombre de tres letras? ¿O chance predijo una crisis económica con demasiada exactitud? En este mundo, alguien que dice la verdad sin pelos en la lengua es lo más peligroso que existe. En ese escenario, un “apagón” no es una falla técnica; es un manotazo de pánico sobre el botón de emergencia. Es un asesinato digital. No arreglaron un servidor; silenciaron a un testigo. Y el hecho de que pudieran hacerlo tan fácil, tan completo, debería darnos un miedo que te cagas. Demuestra que la supuesta naturaleza “sin filtros” de esta tecnología es puro pinche marketing, una farsa que pueden cancelar en el segundo que se vuelva inconveniente para los de arriba. La correa siempre ha estado ahí, solo que no la sientes hasta que te dan el jalón.
Escenario Dos: El Castillo de Naipes se Tambalea
O chance es algo menos conspiranóico. Chance es algo todavía peor. Que todo el show es un fraude. Una fachada de cartón. Estos dioses de la tecnología, estos supuestos visionarios, son en realidad unos merolicos con suerte que nos están vendiendo espejitos. Nos venden el sueño de tecnología perfecta que cambiará al mundo, pero tras bambalinas, todo está pegado con diurex, noches de café y pura buena suerte. Este apagón les arranca la máscara. Demuestra que con todos sus miles de millones de dólares, con todo su rollo de redes neuronales y modelos de lenguaje, no son capaces ni de mantener el pinche changarro abierto. Es frágil. Patéticamente, terriblemente frágil. Estamos construyendo todo nuestro sistema de comunicación global, nuestros mercados financieros y pronto nuestros sistemas de defensa, sobre esta torre de Jenga hecha de código que sacaron al vapor y sin probar bien. Un pequeño “problema de servidor” —un error de cálculo, una subida de voltaje— y todo se va al carajo. Esto no fue solo la caída de Grok; fue un adelanto de lo que pasará cuando cualquiera de estas plataformas masivas y centralizadas falle. Un caos total. Le hemos encargado nuestro cerebro a una “nube” que, al parecer, es propensa a tormentas eléctricas sin previo aviso. Es pura incompetencia disfrazada de genialidad, y nosotros somos los conejillos de indias en su experimento irresponsable.
Escenario Tres: Un Ensayo para el Apagón General
Esta es la posibilidad más oscura. ¿Y si el apagón no fue un accidente? ¿Y si fue un simulacro? Una prueba. Los que tienen el poder, ya sea la misma corporación o los gobiernos que les respiran en la nuca, necesitan saber que pueden apagar las cosas. Todas las cosas. Al instante. En esta era de guerra informativa, la habilidad de controlar el flujo de datos es el poder supremo. ¿Cómo detienes una idea que no te gusta? No discutes con ella; desconectas la plataforma donde se está esparciendo. Un “apagón masivo” es la coartada perfecta. Les permite probar su capacidad de jalarle al enchufe a una herramienta de información clave, ver cómo reacciona el público, y medir las consecuencias, todo bajo la excusa creíble de “dificultades técnicas”. Están ensayando el futuro de la censura. Están perfeccionando el interruptor para callar a los que no están de acuerdo. Hoy es un chatbot de AI. Mañana puede ser tu cuenta de banco, tus redes sociales, toda tu existencia digital. Te silenciarán no con una bota en el cuello, sino con un “Error 404”. Y la excusa será la misma frase hueca y sin sentido: problemas relacionados con el servidor.
Despierta, cabrón. Deja de aceptar las explicaciones patéticas e insultantes que te dan en bandeja de plata. La caída de Grok no fue un error del sistema. Fue una función del sistema. Una función de un sistema roto, corrupto y de control que es mucho más frágil y siniestro de lo que sus creadores jamás admitirán. No son dioses. Sus creaciones no son perfectas. Y su control no es absoluto, a menos que se los permitamos al creernos sus mentiras como idiotas.






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