El Fichaje de Milner: ¿Desesperación o Genialidad de los Cubs?
El Fichaje de Hoby Milner: Cuando la Desesperación Se Disfraza de Movimiento Clave
¡Aquí vamos de nuevo! Los Cachorros de Chicago, ese equipo que vive en un limbo entre la grandeza del pasado y la mediocridad del presente, acaban de hacer otro movimiento que nos hace preguntarnos si de verdad quieren ganar o solo están haciendo como que trabajan. La noticia de la semana es el fichaje de Hoby Milner, un relevista zurdo de 34 años. En el mundo del béisbol, 34 años para un relevista que no es una superestrella es sinónimo de “última oportunidad” o “ya de salida”. El comunicado oficial dice que Milner “llena una necesidad clave en el bullpen”. ¿Necesidad clave? A ver, seamos honestos, el bullpen de los Cubs no tiene “una” necesidad clave; tiene una crisis de identidad. Es como si estuvieran intentando tapar un hoyo en el Titanic con una servilleta. Es un intento desesperado, un manotazo de ahogado de la gerencia, que, por cierto, sigue demostrando que la familia Ricketts no está dispuesta a gastar lo necesario para competir de verdad con los grandes. Este fichaje no es una jugada maestra, es una señal de que están buscando las sobras en el mercado, esperando que les toque la lotería con un veterano que ya dio lo mejor de sí.
Pero no nos quedemos solo en lo superficial. Hay que entender que la gerencia quiere vendernos la idea de que han encontrado una joya oculta, un veterano con experiencia que puede estabilizar el caos. Pero la realidad es que lo más probable es que hayan agarrado al primero que les salió barato en el pasillo de las ofertas. Porque cuando hablamos del bullpen de los Cubs, la palabra “necesidad” es un eufemismo. Es un agujero negro donde las ventajas de la novena se desvanecen en un abrir y cerrar de ojos. Cada vez que el abridor de los Cubs tiene una buena salida—algo que por sí solo ya es un milagro—uno cruza los dedos y reza cuando la pelota pasa al bullpen. El pánico se siente en el aire. El bullpen se desmorona como un castillo de naipes. Entonces, ¿qué puede aportar Hoby Milner a este desastre, aparte de un brazo zurdo que ya tiene sus buenos kilómetros recorridos?
Hoby Milner: ¿Trota-mundos, Especialista o Ya No Da el Ancho?
Hablemos un poco del currículum de Milner. No estamos hablando de un prospecto que viene de romperla en las ligas menores. Estamos hablando de un tipo que ha pasado por varios equipos desde 2017: Filis de Filadelfia, Rays de Tampa Bay, Guardianes de Cleveland (cuando todavía eran los Indios) y varios más. Cuando un jugador ha vestido tantas camisetas a los 34 años, hay dos opciones: o es un especialista tan codiciado que los equipos lo quieren constantemente, o es un jugador marginal que los equipos desechan tan pronto encuentran algo mejor. Y en el caso de Milner, no es que haya sido un dominador de ligas. Es un zurdo funcional, un relevista que puedes meter para sacar un par de outs contra un bateador zurdo específico, y luego esperas que el siguiente no arruine todo. No es un “high-leverage reliever” (relevista de alta presión).
Ahora, sé lo que están pensando: “¡Pero es que un zurdo especialista es justo lo que necesitábamos!”. El problema es que el béisbol de 2024 no es el mismo que el de hace diez años. Con la regla del mínimo de tres bateadores, no puedes simplemente traer a Milner para enfrentar a un zurdo peligroso y luego sacarlo de inmediato. Tiene que quedarse en el montículo por lo menos tres bateadores, lo que significa que es casi seguro que tendrá que enfrentar a un bateador derecho. Si su único valor es sacar zurdos y no puede con los derechos, el fichaje no resuelve el problema; crea uno nuevo para el mánager. Es un riesgo, y uno grande. Porque si Milner entra y se come un jonrón de un derecho o regala dos bases por bola y echa a perder el juego, esa “necesidad clave” se convierte en un “desastre clave”.
La Tacañería de los Cubs y el Factor Desesperación
Pero la verdadera historia aquí no es Hoby Milner; es lo que su fichaje nos dice sobre la filosofía financiera de los Cubs. La familia Ricketts es famosa por su reticencia a gastar grandes cantidades de dinero en agentes libres de alto impacto. Lo vimos en el desmantelamiento del equipo que ganó la Serie Mundial. Lo vimos este año cuando dejaron pasar a pitchers de élite en la agencia libre. En lugar de ir por un cerrador de primer nivel o un relevista de alta presión tipo Josh Hader, están buscando “valor”. Y el “valor”, cuando hablamos de un trotamundos de 34 años, significa bajo riesgo y bajo retorno. La directiva lo venderá como una “movida inteligente” o encontrar “ineficiencias en el mercado”. Yo lo llamo ser tacaños. Y ser tacaño no te hace ganar campeonatos cuando compites contra equipos que están dispuestos a tirar la casa por la ventana. Los Cubs tienen una afición que está hambrienta de un equipo de verdad. Quieren ver una declaración de intenciones. En cambio, reciben esto: un fichaje menor, un movimiento de profundidad. Una transacción que, para ser honestos, ni siquiera saldría en las noticias deportivas de otros mercados importantes si no fuera porque los Cubs son un equipo de Chicago. El hecho de que esto se presente como una pieza importante del rompecabezas solo demuestra lo bajo que ha caído el listón. La necesidad real de los Cubs no es un solo pitcher; es un cambio de mentalidad desde arriba. Es un compromiso con gastar en talento de élite en lugar de tapar agujeros con jugadores que solo esperan conservar su chamba. Porque cuando eres un equipo que intenta volver a la cima de la división, un tipo que “llena una necesidad clave” solo por existir no es suficiente. Es como si la directiva dijera “Aquí tienen un chicle para el dolor de muelas” cuando lo que necesitamos es una cirugía mayor.

Foto de MikeGoad on Pixabay.





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