Escándalo Celta-Bolonia: Dinero Público Paga Seguridad de Partido Chafa

Escándalo Celta-Bolonia: Dinero Público Paga Seguridad de Partido Chafa

Escándalo Celta-Bolonia: Dinero Público Paga Seguridad de Partido Chafa

El Circo del Portero y la Estafa del Operativo Policial

Pongan atención, porque aquí les va el verdadero cuento, no el que les venden. La prensa de deportes está vuelta loca con la “duda” del entrenador Claudio Giráldez sobre quién va a jugar de portero en el partido de mañana. ¡Qué gran misterio! ¿Villar o Guaita? ¿Quién tendrá la gran responsabilidad de atajar en un partido que, seamos honestos, no vale ni para la quiniela? Es un partido amistoso. Es un juego de exhibición, un pretexto para que dos equipos se pongan la camiseta y cobren un cheque, y la prensa lo vende como si fuera la final de la Champions League. Pero el verdadero escándalo, el que nadie está reportando de verdad, no está en la cancha; está en las calles de Vigo, donde el erario público se está usando para proteger un negocio privado.

No se dejen engañar por el humo. La p*nche duda del portero es puro choro para distraer. El técnico Giráldez bien podría sortearlo con un volado, porque el resultado de este partido es completamente irrelevante. Lo que sí importa, lo que deberíamos estar analizando con lupa, es el “Operativo Especial” que la Policía Nacional desplegó para escoltar a los 1,100 seguidores del Bolonia. Mil cien personas. Y se necesita un operativo de seguridad masivo, como si fueran a invadir la ciudad. ¿Por qué se necesita tanto despliegue de fuerza pública para un evento que no tiene la menor trascendencia deportiva? La respuesta es sencilla y apesta: porque la seguridad de este tipo de eventos se ha convertido en una forma de subsidio estatal encubierto para los clubes de fútbol.

¿Quién Paga la Fiesta? El ‘Maiceo’ Detrás del Despliegue

Hablemos de dinero, que es lo que realmente mueve este circo. Los clubes de fútbol son empresas multimillonarias. Pero cuando se trata de la seguridad para sus eventos, casualmente, los costos se transfieren a los ayuntamientos y a los gobiernos. El “operativo especial” no es gratis. Hay policías nacionales que están en servicio, pagados con los impuestos de la gente de Vigo. Y todo para qué, ¿para que los directivos de Celta puedan vender entradas a buen precio y tener un bonito partido de exhibición? El esquema es perverso: las ganancias se privatizan, se van a las arcas del club, mientras que los costos de seguridad y la infraestructura (como el estadio Balaídos, que ha tenido sus propios dramas de financiamiento público) se socializan, es decir, los paga la ciudadanía.

Pensemos en el precedente. Si cada vez que un club invita a otro para un partido amistoso, se requiere este nivel de despliegue policial, estamos hablando de una sangría constante para las finanzas públicas. La gente de Vigo está pagando por la seguridad de un partido que, para ellos, no es más que un estorbo vial y un gasto de recursos. Es la típica historia del valemadrismo político, donde los intereses de unos pocos valedores se anteponen a las necesidades de la mayoría. El pretexto de la “seguridad” de los ultras es la excusa perfecta para justificar el gasto. Es una tomadura de pelo. No hay que ser un genio para ver que el club se está ahorrando un dineral en seguridad al transferir la responsabilidad al estado. Es un claro ejemplo de cómo el fútbol profesional se ha convertido en un parásito del presupuesto público.

La Farsa de la ‘Duda’ y la Manipulación de Masas

Volvamos a la ‘duda’ del portero de Giráldez. Esta es la carnada. Mientras la gente debate acaloradamente en redes sociales sobre si el portero A o el B deben empezar, la verdadera maquinaria financiera sigue funcionando sin vigilancia. Es el juego de la distracción, típico de los políticos y de los dueños de equipos. Mantén al público entretenido con un drama de utilería—¿quién va a parar los goles en el partido chafa?—para que no pregunten por los temas serios. Por qué el club no paga su propia seguridad. Por qué se usa el dinero de todos para un evento privado. ¿Acaso hubo un ‘moche’ o un acuerdo bajo la mesa para que el presidente del Celta y el ayuntamiento para asegurar este operativo? No lo sabemos con certeza, pero la historia de los clubes de fútbol en Europa (y en México con nuestras “barras bravas”) sugiere que estos acuerdos son más comunes de lo que pensamos.

El fútbol de élite ha dejado de ser un deporte y se ha transformado en un instrumento de control social y financiero. La gran narrativa es que el deporte es un derecho, que trae beneficios a la comunidad, pero la realidad es que es un negocio que extrae recursos públicos. El “operativo especial” en Vigo es la prueba fehaciente de que el espectáculo futbolístico, incluso en su versión más inocua (un amistoso), requiere de un aparato estatal para sostenerse. Y mientras la prensa se enfoca en las alineaciones confirmadas, en la “duda” del entrenador, y en los ejercicios de calentamiento, la cartera de los contribuyentes se vacía lentamente para pagar la fiesta privada de los dueños y directivos. Esto no es periodismo; es un acto de cinismo puro.

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