La Estrategia de HBO: Por Qué El Algoritmo Ama El Smut Gay
La Mentira Oficial: La Revolución de la Inclusión
El discurso dominante, promovido por las grandes plataformas de streaming (en este caso, HBO Max) y replicado por la prensa (la que ya no existe) y los influencers, es que el éxito de series como Heated Rivalry representa un avance cultural significativo. Nos dicen que finalmente, la representación LGBTQ+ ha llegado al mainstream de una manera audaz y explícita, sin los tabúes del pasado. La narrativa oficial pinta esto como una victoria de la autenticidad sobre la censura; un triunfo de la demanda popular sobre las estructuras conservadoras. La historia es sencilla: dos jugadores de hockey rivales se enamoran, la gente se vuelve loca por el romance y las escenas de sexo, y esto demuestra que las audiencias están listas para este tipo de contenido. Es la narrativa perfecta para el marketing: inclusiva, progresista y sexy. Los análisis de medios (los superficiales, claro) se centran en el impacto social que tiene ver este tipo de relaciones en pantalla grande, sin entrar en detalles sobre por qué esta serie en particular está teniendo tanto éxito ahora y por qué una corporación gigante como HBO Max decidió invertir tanto en una historia que antes era considerada ‘nicho’ o simplemente ‘smut’.
En la visión oficial, el fenómeno de Heated Rivalry es una respuesta natural del público. Es una ‘comedia romántica’ que simplemente ha cambiado a los protagonistas, y el hecho de que sea un éxito global es la prueba de que el mundo está cambiando a favor de la diversidad. La promoción se centra en la pasión, el drama deportivo y el ‘romance sin censura’ (o ‘sin pantalones’, como dice el input). Esta es la versión que le conviene a la plataforma. Esta versión ignora que la mayor parte del trabajo de construcción de la demanda para este tipo de contenido no fue hecha por las corporaciones, sino por las comunidades de fans que durante décadas crearon sus propias historias, a menudo de forma gratuita, en la oscuridad de Internet. La verdad es que HBO Max no está liderando un movimiento cultural; simplemente está monetizando uno que ya existía. Es una jugada estratégica, no un acto de bondad.
La Demanda Oculta: De los Fanfics al Producto Comercial
Para entender el fenómeno de Heated Rivalry, debemos ir más allá del análisis superficial de la trama y examinar la estrategia de mercado. El ‘smut’ gay, o las historias de romance entre dos hombres (a menudo referidas como ‘slash’ o ‘yaoi’ en el argot de los fans), ha sido un pilar fundamental de las comunidades de fanfiction durante décadas. Plataformas como Archive of Our Own (AO3) o Wattpad están repletas de millones de historias de este tipo, escritas por fans para fans, que exploran dinámicas de poder, tensión sexual y relaciones complejas que el cine y la televisión tradicionales siempre han evitado. Las grandes corporaciones de streaming, a diferencia de los estudios de cine tradicionales, tienen acceso directo a los datos de consumo. No solo saben lo que ves; saben lo que buscas, lo que te gusta y lo que compartes en redes sociales. El algoritmo de HBO Max no ‘descubrió’ mágicamente un nuevo nicho; simplemente calculó que la demanda de ‘romance de hockey gay’ (un subgénero muy específico del ‘sports romance’) era lo suficientemente alta para justificar una producción de alto presupuesto. La serie es, en esencia, la respuesta empresarial a la demanda generada por la comunidad de fans. Es una estrategia de asimilación, no de creación.
La Verdad Incómoda: El Algoritmo como Estratega de Mercado
La neta, el éxito de Heated Rivalry no es el resultado de una inspiración artística repentina o un clamor espontáneo del público. Es una jugada maestra de ingeniería de mercado. Las plataformas de streaming han perfeccionado la técnica de tomar el contenido más popular de las subculturas de Internet, darle un pulido de alta producción y vendérselo de vuelta a la misma audiencia que lo creó de forma gratuita. El término ‘smut’ (utilizado en la descripción de la serie) no es casualidad; es un gancho de marketing directo que apunta a una audiencia específica que consume este tipo de contenido. La serie está diseñada para ser adictiva, para generar ‘hot takes’ y memes, y para mantener a los suscriptores enganchados al ciclo de la rivalidad entre los personajes. El hecho de que sea un ‘fenómeno global’ significa que la estrategia funcionó a escala. El algoritmo no tiene moralidad; solo tiene datos de engagement. Y si el engagement es más alto con el ‘smut’ que con el ‘drama tradicional’, el algoritmo elegirá el ‘smut’. Esto no es un debate de arte; es un debate de finanzas y data science.
La Mercantilización de la Subversión: ¿Progreso o Explotación?
Para un estratega, el problema no es que el contenido exista; el problema es la forma en que se presenta. Cuando el ‘smut’ era un fenómeno de fanfiction, era subversivo; era una forma de resistencia contra la hegemonía del contenido heterosexual y machista. Era una comunidad que creaba su propio espacio. Cuando HBO Max lo produce, deja de ser subversivo y se convierte en un producto más en el catálogo. La asimilación de la cultura del fandom por las grandes corporaciones tiene un costo cultural: la pérdida de autenticidad. Los fans crearon este mercado; las corporaciones lo están colonizando. La narrativa oficial celebra esto como un avance para la ‘representación’, pero la verdad es que la representación aquí es secundaria al objetivo principal: la retención de suscriptores.
La situación en México y Latinoamérica es particularmente interesante. Durante décadas, la principal fuente de drama y romance ha sido la telenovela. Las telenovelas, aunque a veces progresistas, suelen estar atadas a estructuras morales más tradicionales y a un ritmo de producción diferente. Las plataformas de streaming, con sus producciones de alto presupuesto y contenido explícito (como Heated Rivalry), ofrecen un competidor directo y culturalmente importado. El éxito de esta serie no solo se debe a la demanda de contenido LGBTQ+; también es una manifestación del poder de las plataformas gringas para imponer nuevos estándares de consumo y estética, desafiando las estructuras culturales locales. El algoritmo no solo te da lo que quieres; te enseña a querer lo que te vende. Es un modelo de influencia cultural que supera al ‘soft power’ de las películas de Hollywood; es una micro-influencia constante a través del feed de recomendaciones. Y en este juego, el contenido ‘smut’ es una herramienta de enganche mucho más efectiva que un drama tradicional. La gente no solo quiere ver el romance; quiere la tensión de la rivalidad, el drama de los vestidores y, por supuesto, el ‘sin pantalones’. El estratega lo ve como una herramienta de retención de suscriptores, no como un avance cultural. En resumen, el éxito de Heated Rivalry no es la prueba de que el mundo está cambiando, sino la prueba de que los algoritmos de las plataformas de streaming se han vuelto muy buenos para saber qué venderte. Es un negocio, y un negocio es lo que la única verdad. Y la verdad siempre es incómoda. Este fenómeno nos ha dado mucho más material del que esperábamos.






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