El Pánico de In-N-Out por el ’67’: La Verdad Detrás del Meme

El Pánico de In-N-Out por el '67': La Verdad Detrás del Meme

El Pánico de In-N-Out por el ’67’: La Verdad Detrás del Meme

El Gran Berrinche Corporativo: In-N-Out no Aguantó la Broma Viral y Corrió a Esconderse

A ver, seamos directos como un doble-doble sin chiste. La cadena gringa In-N-Out, esa que se cree la gran cosa de la comida rápida en California, demostró que le tiene más miedo a un chiste tonto que a cualquier otra cosa. ¿Qué pasó? Se armó un desmadre viral en TikTok y la empresa se sintió tan amenazada que tuvo que eliminar el número ’67’ de su sistema de pedidos. El pretexto oficial es el de siempre: ‘caos operativo’ y ‘problemas con la clientela’. Pero la verdad, la verdad de la milanesa, es que In-N-Out se paniqueó porque la Generación Z encontró una forma de burlarse de su imagen de marca intocable. Es la historia de cómo una corporación que se toma demasiado en serio, se convierte en el hazmerreír de una generación que no respeta nada más que el buen meme. Este no es un simple ajuste de menú, es un síntoma de cómo las marcas viejas están perdiendo la guerra cultural contra los chavos que saben que el poder real está en un video de 15 segundos con un buen remate. ¿Y In-N-Out? Se rindió, se quitó del camino y prefirió que lo tachen de aburrido y anticuado antes de admitir que no tienen ni idea de cómo funciona el mundo actual.

La Farsa Oficial: “El Desmadre en el Mostrador”

La versión oficial de In-N-Out es que la tendencia ‘6-7’ —que suena como ‘seis-siete’, un doble sentido medio bobo y vulgar, pero muy de TikTok— provocó un aluvión de adolescentes en sus restaurantes. Según la versión que le dieron a la prensa, los chavos llegaban y pedían el ‘número 67’ solo para grabarse y ver la reacción de los empleados. La empresa dice que esto generó largas filas, confusión entre el personal novato y un deterioro general de la experiencia de compra. Es la narrativa que quieren que nos traguemos: ‘Nuestra calidad y servicio estaban en riesgo por culpa de estos jóvenes inmaduros’. Nos quieren hacer creer que su gran preocupación es que tu espera se alargue un par de minutos, o que el empleado se confunda. Nos están vendiendo la idea de que actúan por nuestra comodidad, para protegernos del ‘caos’ que ellos mismos provocaron al reaccionar de forma tan exagerada. La realidad es que In-N-Out es una marca que se siente superior a las demás, que tiene un culto de seguidores muy leal, y cuando ese culto se vio infiltrado por un chiste viral, se sintieron atacados en su corazón. Y de paso, ¿quién no se ha reído de un chiste tonto en la fila de los tacos? La Generación Z simplemente llevó esa dinámica a una escala global, y In-N-Out no lo aguantó.

La Verdadera Historia: Miedo a Perder el Control del Culto

In-N-Out construyó su imperio en base a un ‘menú secreto’. Este menú, con términos como ‘Animal Style’ y ‘Protein Style’, no estaba anunciado, pero se convirtió en un código de acceso para los clientes más leales. La empresa era la que controlaba este código, la que decidía qué era ‘secreto’ y qué no. Era su manera de hacer sentir especiales a sus clientes, de crear una comunidad de ‘entendidos’ que se sentían parte de algo exclusivo. Este era un plan de marketing brillante. Ellos crearon el juego, ellos escribieron las reglas. Pero llegó TikTok y la Generación Z, y decidieron crear su propio ‘menú secreto’. La diferencia clave es que este nuevo código no fue autorizado por la empresa. No tenía nada que ver con la comida; solo era un juego de palabras, una burla al sistema.

Para In-N-Out, esto no fue un problema logístico. Fue una crisis existencial de marca. Cuando los chavos empezaron a usar el ‘código 67′, la empresa se dio cuenta de que había perdido el control sobre su propia narrativa. Los clientes estaban decidiendo qué era importante y qué no, y lo que era importante era la ironía y el humor. La reacción de In-N-Out de eliminar el número ’67’ no fue un acto de eficiencia; fue un acto de pánico. Fue la corporación diciendo: ‘¡Basta! Aquí no se juega. Nosotros somos serios. Nosotros dictamos las reglas’. Al hacer esto, In-N-Out demostró ser exactamente lo que la Generación Z ama ridiculizar: una marca aburrida, anticuada y que se toma demasiado en serio. En lugar de subirse al tren de la broma y reírse con sus clientes (que de paso, son sus futuros consumidores), decidieron castigarlos. ¿Y cuál fue el resultado? La broma se hizo más grande, el video se viralizó más, y la empresa quedó como la tonta del cuento. Esta es la lección: cuando te enfrentas a una generación que no respeta la autoridad, lo peor que puedes hacer es actuar como la autoridad. Y In-N-Out, con su cara de gringo de palo, lo hizo a la perfección.

El Contexto Cultural: La Generación Z vs. la Seriedad Corporativa

El incidente del ’67’ nos enseña mucho sobre la nueva dinámica de consumo. La Generación Z creció en un mundo donde todas las marcas están vendiendo algo, y saben que la ‘autenticidad’ que pregonan es solo otra estrategia de marketing. A diferencia de las generaciones anteriores, no tienen lealtad ciega a una marca; tienen lealtad al contenido. Y si una marca es divertida, la apoyan. Si una marca es aburrida o, peor aún, se enoja por un chiste, la critican. In-N-Out, con su estética de los años 50, ha vendido la idea de que son auténticos. Pero al reaccionar con tanta rigidez ante una simple broma, han revelado que esa autenticidad es solo una fachada. Han demostrado que son igual de rígidos y controlados que cualquier otra corporación de Wall Street.

Piensen en otras marcas que han intentado controlar la narrativa. Cuando una empresa intenta usar el lenguaje de los memes o el slang de TikTok, generalmente fracasa porque parece forzado y artificial. La Generación Z detecta la falsedad al instante. Pero en este caso, In-N-Out no intentó unirse a la broma, intentó matarla. Y al hacerlo, demostró que le tiene más miedo a la burla que a la pérdida de clientes. Este es el gran dilema para las marcas de hoy: ¿dejas que la gente se ría de ti (o contigo) y pareces humano, o intentas controlar todo y pareces un robot? In-N-Out eligió el camino del robot. Y en el mundo actual, eso es un error fatal. La ironía se ha convertido en la moneda de cambio de la Generación Z, y las marcas que no la entienden están condenadas a ser irrelevantes o, en el peor de los casos, a convertirse en el chiste. In-N-Out pensó que al quitar el número ’67’ restauraría el orden en sus tiendas. Lo que realmente hizo fue crear una nueva historia viral: ‘In-N-Out tiene miedo de un chiste de adolescentes’. Es la lección de siempre: si te ríes, ganas. Si te enojas, pierdes. Y In-N-Out perdió, y perdió con todo el ridículo.

El Pánico de In-N-Out por el '67': La Verdad Detrás del Meme

Foto de Alexas_Fotos on Pixabay.

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