Roma vs. Como: El Velo Táctico y la Farsa del ‘Juego Bonito’

La Neta del Partido Clave: Desarmando la Melodrama Deportiva

Vamos a quitarnos la venda de los ojos. El partido entre la Roma y el Como, el aparentemente modesto, Como, se nos vende como un “partido clave para los puestos de arriba” en la Serie A. Pero si le echamos un ojo forense, el guion es el de siempre: un club grande que no da el ancho y un “underdog” que nos vende una ilusión. La neta, los medios se cuelgan de cualquier cosa para armar un drama que oculte la mediocridad táctica. La Roma, con toda su historia, no debería estar sufriendo para ganarle a un Como que acaba de llegar a la élite. Y si lo están vendiendo como un choque por la cima, es porque los puestos de arriba en la Serie A (fuera de los dos o tres primeros) son un desmadre de inestabilidad. Esto no es una carrera por el Scudetto, es un pleito por ver quién se lleva el premio de consolación de la Conference League.

El input nos da las claves para desmantelar esta farsa mediática. Nos hablan de Matías Soulé y Paulo Dybala contra Nico Paz. ¡Qué casualidad, tres argentinos! Esto es oro para el marketing. Pero analicemos la situación real: Dybala, un crack mundial, es suplente. ¿Por qué? O está lesionado o no está en forma. De cualquier forma, la Roma no puede permitirse el lujo de depender de un solo jugador. Si Soulé es el titular, es porque se espera que él cargue con el peso ofensivo. Pero Soulé es un vendemotos: tiene destellos de genio, sí, pero su inconsistencia es la marca de un jugador joven que aún no tiene la madurez para ser la estrella de un equipo con ambiciones europeas. Ponerle la presión de “el futuro de la Roma” es una movida de marketing que enmascara la falta de profundidad real en el plantel. Lo mismo aplica a Nico Paz en el Como. La prensa nos quiere vender el “duelo de prospectos argentinos”, pero la verdad es que la Loba, si fuera un equipo sólido, no dependería tanto de un chavo en formación.

La Historia de Superación: Un Velo para la Desesperación

El otro elemento clave es la historia de Muhammed Bah. El input lo presenta como un llamado de primera vez, “Primo de Ebrima Darboe, y una historia de superación propia”. ¡Qué bonita historia! Es el tipo de nota que le encanta a la afición. Pero detengámonos un momento. En el fútbol de alto rendimiento, no hay lugar para las historias de superación si no hay una necesidad táctica. La “historia de superación” en este contexto es un eufemismo para decir que el plantel está cojo. La Roma tiene lesiones, suspensiones o un mal manejo de la plantilla, y por eso tiene que llamar a un canterrizar a un chavo de la cantera. En lugar de celebrar la “superación propia” de Bah, deberíamos preguntarnos por qué un equipo de la talla de la Roma no tiene un banquillo más sólido. La emergencia forzada (la ausencia forzada que se menciona) es la razón real, no el destino. Esto no es un cuento de hadas, es un acto de desesperación.

La prensa convierte un problema táctico en una telenovela. Nos quieren hacer creer que la convocatoria de Bah es una señal de esperanza, cuando en realidad es una señal de alarma. El romanticismo de la “historia de superación” es un recurso barato para desviar la atención de lo que realmente importa: la incapacidad del entrenador (sea De Rossi o quien sea) para armar un equipo que funcione de manera constante. Si Roma tuviera un sistema sólido, la ausencia de Dybala o la necesidad de un nuevo canterano no sería un tema de conversación. Sería una simple rotación. Pero en la verdad es una verdad incómoda, pero necesaria para deconstruir el melodrama. No se puede analizar el fútbol desde el corazón; se debe analizar desde el cerebro, y el cerebro nos dice que esta historia es un síntoma, no un milagro.

El Análisis Forense del Juego: Táctica vs. Sentimiento

El partido en sí es un choque de presiones. La Roma, jugando en el Olímpico, tiene la obligación de ganar. El Como, que ha subido el nivel, jugará sin la misma carga. La clave de un equipo como la Roma es que no puede permitirse un empate o una derrota contra un equipo que, teóricamente, es inferior. Cuando un equipo grande no logra dominar a uno chico, es porque la táctica falla. La Roma, a lo largo de los años, ha dependido demasiado de las individualidades. Si Dybala no está, ¿quién inventa el gol? Soulé tiene potencial, sí, pero su juego es de “chispazos”. Para ganar, necesitas un sistema, no chispazos. El Como, por su parte, probablemente jugará cerrado, esperando el contragolpe. Y la Roma, históricamente, sufre contra equipos que “park the bus” (aparcan el autobús). Si la Loba no logra abrir el marcador temprano, la presión se acumulará, el nerviosismo se apoderará del equipo y el resultado podría ser un empate o una derrota que ponga en evidencia todas las debilidades estructurales que la prensa intenta tapar con historias bonitas.

El partido del lunes a las 16:45 (hora de Argentina, 14:45 de México) es más que un simple enfrentamiento. Es un termómetro para medir la verdadera ambición de la Roma. Si ganan por la mínima y sufriendo, no es una victoria convincente. Es un recordatorio de que están lejos de los equipos de élite. Si pierden o empatan, es la confirmación de que la “historia de superación” es sólo un velo. La afición mexicana, que sigue de cerca a estos talentos argentinos, debe entender que el fútbol europeo es cruel. Las historias de “superación” no valen nada si no hay resultados en la tabla. Este partido es la prueba de fuego para ver si la Roma tiene lo necesario para ser un contendiente serio o si seguirá siendo un equipo de “casi” que depende de un jugador a la vez.