Zambia vs DR Congo: La Burla de Europa al Fútbol Africano
El Desastre de la Preparación para la AFCON: Por Qué el Entrenador de Zambia Está Que Trina
Hablemos claro, sin rodeos. Lo que está sucediendo con la selección de Zambia, donde el entrenador Moses Sichone está echando humo porque la mitad de sus jugadores estrella no se dignan a presentarse a tiempo para la preparación de la Copa Africana de Naciones (AFCON), no es un simple problema de agenda. Es una radiografía de la vergüenza, una prueba irrefutable de que el fútbol africano es tratado como el patio trasero de Europa. Los clubes europeos, con su prepotencia habitual, le demuestran al mundo que las selecciones africanas están al final de la fila, y los propios jugadores, con su falta de compromiso, validan esa falta de respeto.
La frustración de Sichone es totalmente comprensible. Cuando dice que la llegada tardía de los jugadores ‘desbarata’ sus planes, está siendo un diplomático. Lo que en realidad está gritando por dentro es que la preparación está siendo saboteada por los mismos tipos que se supone deben defender la camiseta de su nación. El partido amistoso contra la República Democrática del Congo (DR Congo), un choque histórico entre rivales, se convierte en una farsa, un mero pretexto para justificar la ineficiencia. Es un circo mediático que esconde el verdadero problema: la falta de profesionalismo y la desorganización crónica que prevalecen en las federaciones africanas.
La pregunta clave es: ¿Por qué seguimos en este ciclo vicioso? Cada vez que se acerca un torneo importante, la historia se repite. Los clubes europeos se lavan las manos. Retrasan la liberación de los jugadores o simplemente ignoran las fechas FIFA cuando se trata de África. Ven a las federaciones africanas, como la FAZ de Zambia, como entidades débiles a las que no tienen que rendir cuentas. Y los jugadores, que en teoría deberían sentir orgullo por representar a su país, han aprendido a jugar el juego del dinero. Saben que sus contratos europeos les dan el poder, y la selección nacional se convierte en un compromiso secundario, una molestia que hay que cumplir. Llegan con jet lag, sin ritmo, y esperan ser titulares de inmediato, arruinando la cohesión del equipo. Es un círculo vicioso que solo perpetúa la desigualdad.
La Hipocresía del Fútbol Global: ¿Priorizar el Club o el Continente?
Profundicemos en la raíz del problema. No se trata solo de unos cuantos jugadores egoístas. Es una falla sistémica que expone las profundas desigualdades estructurales en el fútbol mundial. Los clubes europeos tienen todo el control, pagan los sueldos y dictan las reglas. Las regulaciones de la FIFA sobre la liberación de jugadores son constantemente pisoteadas. Cuando un jugador africano se lesiona en un partido de selección, los clubes ponen el grito en el cielo por los ‘riesgos’ que corren. Pero si se trata de una selección europea, de repente no hay ningún problema. El doble rasero es descarado y doloroso para los aficionados africanos que ven cómo sus equipos nacionales son debilitados por las fuerzas externas.
Pensemos en las implicaciones para la AFCON. Zambia, una nación con una rica historia futbolística (y una tragedia en 1993 que nunca debemos olvidar), necesita cada segundo de preparación para competir. Los ‘Chipolopolo’ (Bala) necesitan estar en su mejor forma. Pero ¿cómo diablos pueden construir química si un delantero clave o un mediocampista llega justo la víspera del primer partido del torneo, agotado y pensando en volver a su club sin lesiones? El amistoso contra DR Congo, un rival histórico, se supone que es una prueba vital, una oportunidad para refinar tácticas y construir camaradería. Pero si los principales jugadores no están ahí, ¿de qué sirve? Se convierte en un partido de entrenamiento, un robo de tiempo para los aficionados y los propios jugadores.
La rivalidad con DR Congo, por cierto, tiene raíces históricas que van más allá del fútbol. Los dos países comparten una frontera compleja y una historia ligada a la riqueza de recursos y la dinámica de poder regional. La final de la AFCON de 1974, donde Zaire derrotó a Zambia en una repetición (la única vez que ha sucedido en la historia de la AFCON), sigue siendo un punto de tensión. Este amistoso contra DR Congo no es solo un partido de ‘preparación’; es una renovación de una rivalidad histórica. Pero los jugadores extranjeros que llegan tarde anulan el significado de este choque. Reducen una declaración nacional apasionada a un partido de exhibición sin alma. Los jugadores que priorizan sus compromisos europeos se están perdiendo el punto por completo, y francamente, muestran un nivel de irrespeto por la camiseta que debería ser imperdonable.
¿Y qué pasa con la selección mexicana? ¿Les suena familiar? Claro que sí. El problema es global, pero en África es más agudo porque tienen menos poder de negociación. Los clubes europeos ven a los jugadores africanos como activos, no como seres humanos con un compromiso nacional. Es una mentalidad colonial que sigue presente en el fútbol.El Fracaso Anunciado y el Camino a Seguir
Entonces, ¿dónde deja esto las posibilidades de Zambia en la AFCON? Si la fase de preparación es un caos, el resultado está escrito. Un equipo no puede entrar en un torneo de alto riesgo, especialmente uno tan competitivo como la AFCON, sin la cohesión adecuada. La falta de tiempo de preparación afecta directamente el rendimiento. Lo vemos una y otra vez: los equipos africanos luchan en la fase de grupos o no logran avanzar más allá de los octavos de final porque simplemente no han tenido el lujo de un campamento de entrenamiento completo y concentrado, como sus contrapartes europeas. El problema aquí no es la falta de talento; África produce algunos de los atletas más espectaculares del mundo. El problema es la falta de organización profesional y poder, un fracaso para hacer frente a la máquina económica europea.
La frustración de Sichone es comprensible, pero ¿cuál es la solución? Las federaciones africanas deben dejar de comportarse como mendigos. CAF (Confederación Africana de Fútbol) necesita ejercer una presión real sobre la FIFA para crear un campo de juego equitativo. El sistema actual otorga demasiado poder a los clubes que ven el fútbol africano como una fuente de talento barato y poco más. Los propios jugadores deben enfrentar las consecuencias de su falta de compromiso. Si no valoran la camiseta nacional, tal vez no deberían usarla en absoluto. Esto podría sonar duro, pero un equipo construido sobre el orgullo genuino y el compromiso, incluso con un poco menos de talento individual, casi siempre superará a un grupo de mercenarios que acaban de llegar de diferentes rincones de Europa con diferentes prioridades. El amistoso contra DR Congo es un reflejo de este desequilibrio de poder. Si no abordamos esta falla fundamental, la AFCON seguirá siendo un torneo donde los equipos con potencial de grandeza son saboteados antes de empezar.

Foto de MariLari on Pixabay.





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