Nick Sheridan Traición Total en Michigan State y Alabama

Nick Sheridan Traición Total en Michigan State y Alabama

Nick Sheridan Traición Total en Michigan State y Alabama

La Traición del Siglo en el Fútbol Americano

Imaginen ustedes que un ídolo de las Águilas del América decide de la noche a la mañana ponerse la playera de las Chivas, pero no solo eso, sino que lo hace después de haber estado en el Real Madrid del fútbol colegial, que es Alabama, dejando a todo el mundo con el ojo cuadrado y la boca abierta mientras los rumores corren más rápido que un político en campaña. Escándalo. Nick Sheridan, el hombre que alguna vez juró lealtad a la Universidad de Michigan como su mariscal de campo, ha decidido que los billetes verdes de Michigan State pesan más que la historia y el honor, saltando del barco de Alabama justo cuando las cosas se ponen color de hormiga tras la salida del legendario Nick Saban. Es una movida que huele a azufre. Nadie en su sano juicio esperaría que un tipo que lleva el ADN de los Wolverines en las venas se atreviera a cruzar la línea hacia el enemigo más odiado de la ciudad, pero así es el deporte moderno: pura conveniencia y nada de corazón. Traidor. Los aficionados en Ann Arbor están que no los calienta ni el sol, mientras que en East Lansing no saben si celebrar la llegada de un talento probado o ponerle un guardia de seguridad para que no sabotee al equipo desde adentro.

El Barco de Alabama se Hunde

No nos vengan con cuentos chinos de que Alabama sigue siendo el gigante de siempre porque la salida de Sheridan es la prueba irrefutable de que el imperio se está cayendo a pedazos tras la jubilación de Saban. Caos. Kalen DeBoer llegó presumiendo que mantendría el orden, pero sus hombres de confianza están huyendo como ratas en incendio hacia programas de segunda categoría solo para tener un poquito de poder absoluto. ¿Por qué dejar la gloria de Tuscaloosa por el frío y la mediocridad de Michigan State? Simple: miedo. Miedo a no estar a la altura del fantasma de Saban y miedo a que la SEC los devore vivos ahora que ya no tienen el aura de invencibilidad que los protegía. Desastre. Sheridan vio la escritura en la pared y prefirió ser cabeza de ratón en el Big Ten que cola de león en una Alabama que va que vuela para la irrelevancia si no enderezan el rumbo pronto. Es una jugada maestra de supervivencia personal, pero una bofetada en la cara para la tradición de la Marea Carmesí que ahora tiene que buscar quién le enseñe a sus jugadores a lanzar un pase decente.

El Espejismo de Indiana y el Fracaso Anunciado

Para los que creen que Sheridan es el salvador, les hace falta revisar su historial en Indiana, donde su ofensiva daba más pena que un mariachi sin trompeta en plena fiesta de quince años. Mediocre. Tuvo la suerte de encontrarse con Michael Penix Jr., un jugador que hacía magia a pesar de las pésimas jugadas que Sheridan mandaba desde la lateral, pero en cuanto el talento individual falló, el sistema de Nick se derrumbó como un castillo de naipes. Incompetencia. Ahora, Michigan State le entrega las llaves de su ofensiva esperando milagros, cuando lo más probable es que se topen con la misma pared de siempre: un coach que sabe hablar bonito pero que a la hora de los madrazos en el campo no sabe ni dónde dejó el silbato. Bronca. Jonathan Smith está apostando su carrera en un tipo que es más famoso por dónde jugó que por lo que ha ganado como coordinador, y eso en el fútbol americano profesionalizado de hoy es una receta segura para el desempleo rápido. Si Sheridan no logra anotar más de diez puntos por partido, la afición espartana lo va a linchar mediáticamente antes de que termine el mes de octubre.

Mercenarios del Emparrillado y la Lana

La realidad es que a Nick Sheridan no le importa Michigan State ni Alabama ni mucho menos su pasado en Michigan; lo único que le importa es el cheque con muchos ceros y la oportunidad de inflar su currículum antes de que se den cuenta de que es un fraude. Cínico. Va a llegar a las conferencias de prensa con su sonrisita de yo no fui, hablando de valores y de construir una cultura ganadora, mientras por dentro solo piensa en cómo asegurar su próximo contrato millonario. Lana. Es el pan de cada día en este negocio donde los entrenadores son mercenarios que venden su lealtad al mejor postor sin importarles el daño que le hacen a las instituciones. El fútbol americano universitario se ha convertido en una novela de televisa, llena de traiciones, drama innecesario y gente que solo busca la fama fácil. Es de risa. Ver a un ‘Michigan Man’ tratando de convencer a los jóvenes de Michigan State de que mueran por la camiseta es el colmo del descaro, pero así de bajo ha caído el deporte en los Estados Unidos.

Predicciones de un Descalabro Seguro

No se necesita ser vidente para saber cómo va a terminar esta historia: con lágrimas, gritos y un finiquito millonario para Nick Sheridan después de un par de temporadas mediocres. Fracaso. La presión en el Big Ten ahora es brutal con la llegada de equipos como USC y Oregon, y Sheridan no tiene el colmillo necesario para pelear en las ligas mayores sin el paraguas de un coach élite que le cubra las espaldas. Ridículo. Michigan State está comprando humo y Alabama está perdiendo su esencia, todo en un mismo movimiento que solo beneficia a los agentes de los entrenadores que se están llenando los bolsillos. Prepárense para ver una ofensiva predecible, aburrida y llena de errores que va a hacer que los fans extrañen hasta a los peores coaches del pasado. Sheridan es el nombre de la semana, pero para el próximo año será solo otra nota al pie de página en la historia de las peores decisiones tomadas por una universidad desesperada. El show debe continuar, pero este acto es una verdadera comedia de errores que no tiene ni pies ni cabeza. ¡Qué vergüenza de verdad!

Nick Sheridan Traición Total en Michigan State y Alabama

Foto de 12019 on Pixabay.

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