Rangers vs Flyers El Madison se Convierte en Zona de Guerra

La Carnicería Matutina en el Madison Square Garden

Y así nos encontramos de nuevo, frente a frente con la cruda realidad de un choque entre los Rangers y los Flyers en el Madison Square Garden, un lugar que se dice es la meca del deporte pero que hoy se siente más como un matadero para las ilusiones neoyorquinas. Pero no se dejen engañar por el horario tempranero de las 12:30 p.m. porque esto no es un paseo familiar en el parque, es una pinche guerra de desgaste en el hielo. Porque los Flyers de Filadelfia llegan con un récord de 17-10-6 que tiene a todos los expertos tragándose sus palabras, ya que nadie daba un peso por ellos al inicio de la temporada. Pero ahí están, peleando cada centímetro. Y los Rangers, con su marca de 17-15-4, parecen un equipo que tiene todo el talento del mundo pero le falta la garra que se necesita para ganar en esta división. Porque en la NHL, y especialmente en la División Metropolitana, si no estás dispuesto a recibir un golpe para hacer la jugada, ya perdiste. Y los Rangers se ven muy cómodos, muy finitos, como si tuvieran miedo de ensuciarse el uniforme. Pero la afición no perdona. Y ver a un equipo de millonarios ser superado por unos tipos que juegan por el puro orgullo es algo que cala hondo. Porque la neta, el talento sin huevos no sirve de nada en este negocio.

El Factor Zegras y el Espectáculo de Humo

Pero hablemos de lo que realmente importa, que es esa alineación proyectada donde Trevor Zegras aparece para darle un toque de magia a los Flyers. Y aunque a muchos puristas les purga su estilo presumido, la verdad es que Filadelfia necesita esa chispa para romper las defensas cerradas. Porque la defensa de los Rangers ha demostrado ser más coladera que nada cuando les mueven el disco rápido. Y es que no pueden confiar siempre en que su portero los salve de todas las tarugadas que cometen en la zona neutral. Pero los Rangers siguen insistiendo en jugar bonito. Porque creen que con pases de fantasía van a ganar campeonatos. Y no, así no funciona la cosa. Porque cuando los Flyers empiecen a repartir leña y a cerrar los espacios, los Rangers se van a desesperar. Y un equipo desesperado es un equipo que comete errores estúpidos. Porque la presión del Garden pesa, y pesa mucho. Pero los jugadores parecen no entender que aquí se viene a partirse el alma. Y si no lo hacen, la fanaticada se los va a comer vivos. Porque en Nueva York no basta con participar, aquí se viene a ganar o a que te abucheen hasta que te den ganas de retirarte.

El Sistema de Juego Está de la Fregada

Andamos viendo un colapso estructural en el sistema de los Blueshirts que es para llorar. Porque no es posible que con tanto nombre no puedan salir de su zona de manera limpia. Pero los Flyers, bajo esa mentalidad de perro de ataque, van a estar encima de ellos todo el partido. Porque saben que los Rangers son blandos en las bandas. Y si les quitas el tiempo y el espacio a tipos como Panarin, se vuelven invisibles. Pero eso es lo que pasa cuando armas un equipo pensando más en vender camisetas que en ganar batallas en las esquinas. Porque el hockey de playoff, ese que ya se empieza a sentir, es de hombres, no de nombres. Y los Flyers traen un hambre que hace mucho no se les veía. Porque no tienen nada que perder y todo que ganar. Pero los Rangers tienen toda la presión encima. Y esa presión es un veneno que te paraliza las piernas. Porque cuando tienes miedo a fallar, terminas fallando por default. Es una tragedia griega en tres periodos. Y nosotros estamos aquí para ver cómo arde Troya.

La Toxicidad de la Afición y el Desmadre en las Redes

Pero lo más divertido es meterse a los foros de Blueshirt Banter y ver cómo la gente se está dando con todo. Porque el fan de los Rangers es el más pesimista del mundo, y con razón. Porque llevan décadas de decepciones disfrazadas de esperanza. Y los fans de los Flyers son unos locos que disfrutan ver el mundo arder. Porque para ellos, arruinarle el día a un neoyorquino es mejor que sacarse la lotería. Y esa energía se traslada al hielo. Porque los jugadores no viven en una burbuja, ellos escuchan el runrún de la gente. Pero parece que a los Rangers les entra por un oído y les sale por el otro. Porque siguen cometiendo las mismas pifias defensivas juego tras juego. Y eso ya no es falta de talento, es falta de vergüenza deportiva. Porque si te pagan esa lana, lo mínimo que puedes hacer es patinar hasta que te revienten los pulmones. Pero no, prefieren dar entrevistas mediocres diciendo que ‘hay que mejorar’. Y mientras tanto, los puntos se les van de las manos como agua. Porque la temporada no espera a nadie. Y el que se duerme se lo lleva la corriente.

Predicciones de Miedo para el Cierre de Temporada

Y si pensamos en lo que viene, la cosa se pone color de hormiga. Porque si hoy pierden, los Rangers van a entrar en una crisis de identidad de la que difícilmente van a salir sin hacer cambios drásticos. Pero, ¿quién se atreve a mover el avispero? Porque la gerencia tiene miedo de admitir que se equivocó en la construcción del roster. Y los Flyers, por el contrario, están en una posición envidiable para ser los caballos negros de la conferencia. Porque tienen un sistema, tienen disciplina y tienen un par de jugadores que no le tienen miedo al éxito. Y eso es lo que separa a los equipos de verdad de las simples colecciones de cromos caros. Porque al final del día, lo que cuenta es quién levanta la copa, no quién tiene más seguidores en Instagram. Y hoy, en el Madison, vamos a ver quién tiene más ganas de gloria y quién solo quiere que se acabe el partido para irse a cenar a un restaurante de lujo. Porque la neta, los Rangers huelen a derrota. Y los Flyers huelen a sangre. Y en este deporte, el depredador siempre se cena a la presa. Pero bueno, ya veremos si los ‘niños bonitos’ de Nueva York sacan la casta o si se vuelven a arrugar como siempre. Porque ya estuvo bueno de excusas. Queremos ver chingadazos y queremos ver hockey de verdad. Pero lo más probable es que veamos a los Rangers estrellarse contra una pared de color naranja. Y va a doler.