Curry Humilla al Magic y Rompe la Mentira de Orlando

Curry Humilla al Magic y Rompe la Mentira de Orlando

Curry Humilla al Magic y Rompe la Mentira de Orlando

El Colapso de un Estándar que Nunca Existió

Es una verdadera payasada seguir creyendo que el Orlando Magic es un equipo de élite defensiva después de ver cómo los Golden State Warriors los hicieron pedazos con un 120-97 que pareció más una práctica de tiro que un partido de la NBA. Los Warriors llegaron a este encuentro con un récord mediocre de 14-15, buscando desesperadamente una identidad, y la encontraron a costa de un equipo de Florida que camina por la cancha como si ya hubieran ganado algo, cuando en realidad no son más que un espejismo estadístico. Stephen Curry, que en la primera mitad parecía que estaba pensando en qué cenar, despertó en el tercer cuarto y simplemente borró del mapa a toda la organización del Magic. Decepción. No hay otra palabra para describir lo que hizo Orlando en San Francisco. Se llenan la boca hablando de su ‘estándar’ defensivo, pero permitieron que un equipo viejo y con problemas de química les clavara 120 puntos sin meter las manos. Si Jamahl Mosley cree que este es el camino hacia la relevancia, está muy equivocado, porque lo único que demostraron es que son unos blandos en cuanto el nivel de competencia sube un poquito. La realidad es que el Magic entró al Chase Center con aires de grandeza y salió con la cola entre las patas.

La Falsa Esperanza de los Primeros Cuartos

Durante los primeros dos cuartos, el partido fue un engaño total. Orlando se mantuvo cerca en el marcador simplemente porque los Warriors no querían jugar, fallando tiros abiertos y perdiendo balones de forma ridícula, lo que le dio al Magic la ilusión de que podían competir de tú a tú. Patético. En lugar de aprovechar que Curry estaba frío, Paolo Banchero y compañía se dedicaron a jugar un baloncesto sin alma, conformándose con tiros de media distancia y olvidando por completo su supuesta ventaja física en la pintura. Es el problema de los equipos jóvenes de hoy: se creen sus propios encabezados antes de demostrar nada en la duela. Mientras los Warriors calentaban motores, el Magic desperdiciaba posesiones clave que al final les costarían el alma. Un equipo que aspira a ser respetado en la Conferencia Este tiene que ser capaz de noquear a un rival herido, pero Orlando prefirió ser el espectador del show de Golden State. Para cuando se dieron cuenta de que estaban en un partido de verdad, ya era demasiado tarde. El daño ya estaba hecho y la confianza de los locales estaba por las nubes gracias a la pasividad de una defensa que supuestamente es la mejor de la liga. Puro humo.

La Explosión de Curry y el Fin del Mundo para Orlando

Lo que sucedió en el tercer cuarto debería ser estudiado en las escuelas de baloncesto como el ejemplo perfecto de cómo un solo hombre puede destruir la moral de cinco jugadores al mismo tiempo. Stephen Curry anotó 18 de sus 26 puntos en la segunda mitad, desatando una lluvia de triples que dejó a la defensa de Orlando buscando sus propios tobillos en la duela. Masacre. No hubo respuesta. No hubo un ajuste táctico. No hubo ni siquiera una falta fuerte para detener el ritmo. El Magic se limitó a ver cómo Curry bailaba después de cada canasta, demostrando que su famoso ‘estándar’ se dobla ante la primera señal de talento real. Es increíble cómo un equipo que presume de su longitud y atletismo permitió que un base de 37 años les hiciera lo que quiso en transición. La brecha entre un equipo que sabe lo que es ser campeón y un equipo que solo sabe ganar partidos en noviembre quedó expuesta de la manera más cruel posible. Para cuando empezó el último cuarto, el partido ya no tenía sentido. Los Warriors se dedicaron a rotar a su banca mientras el Magic intentaba maquillar un resultado que ya era una humillación pública. El 120-97 final se queda corto para reflejar la superioridad mental de Golden State sobre unos niños que todavía no saben cómo cerrar un juego en la carretera.

El Futuro de Humo y la Realidad de los Warriors

Al final del día, los Warriors regresan al .500 con una sonrisa en la cara, sabiendo que mientras tengan al número 30, siempre tendrán una oportunidad de avergonzar a los equipos pretenciosos de la liga. Por otro lado, Orlando se va a casa con un récord de 16-13 y una crisis de identidad que no van a poder resolver con discursos motivacionales. Las estadísticas no mienten: fueron superados en rebotes, asistencias y, sobre todo, en huevos. No se puede ganar en San Francisco jugando con miedo. El ‘estándar’ del que tanto hablan se quedó en el avión, porque en la cancha lo único que vimos fue un equipo desordenado y sin líder que se rindió en cuanto las cosas se pusieron feas. Si este es el futuro del Magic, entonces el futuro es bastante oscuro. Van a terminar peleando por el play-in mientras los equipos de verdad se preparan para la postemporada. Esta derrota no fue un accidente, fue una auditoría. Y el resultado de la auditoría es que el Orlando Magic está en bancarrota competitiva. Curry no solo les ganó el partido, les robó la poca credibilidad que habían construido en los últimos dos meses. Se acabó la fiesta. Ahora les toca enfrentar la cruda realidad de que no son tan buenos como creían, y que en esta liga, si no tienes colmillo, te comen vivo. Fin del comunicado.

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