Jefes: El Motor Sucio que Nadie Ve
La Neta del Balompié Oculto en Kansas City
A ver, pongámonos serios, banda. En México estamos acostumbrados a ver el futbol con pasión, pero también con ojo crítico. Y lo que me hierve la sangre viendo estos highlights de los Chiefs es que siempre nos quieren vender el humo de las jugadas espectaculares. ¡Puro espectáculo para los gringos incautos! (O sea, el show de Mahomes y sus pases de 50 yardas que parecen hechos con Photoshop).
Pero, ¿dónde queda el trabajo pesado? ¿Dónde queda el verdadero aguante? Cuando vemos que Kareem Hunt logra un avance de cinco yardas, y con eso se convierte en una ‘conversión crucial en cuarta oportunidad’, ¿eso es heroísmo? ¡No, carnal! Eso es lo mínimo que se espera para no hacer el ridículo en el emparrillado. Cinco yardas es el desayuno, no la cena.
El Bronco que No Despierta
Y luego, los Denver Broncos. ¡Ay, Dios mío! Parecían más muertos que una novela de Televisa sin melodrama. Están ahí, sufriendo, y el punto clave es que los Chiefs no ganan por pura magia; ganan porque tienen a estos jugadores que se dejan el alma en jugadas que ni en un video de entrenamiento pondrían en cámara lenta. Piénsalo: Travis Kelce hace su recepción de 11 yardas, bonito, sí, pero ese es el plato principal que paga el boleto. Nadie aplaude al mesero que te trae el pan.
Aquí es donde entra Brashard Smith. Este cuate, que suena a personaje secundario de una película de acción de los 90, ¡rompe un tackle y anota! (Imagínate el golpe, te juro que si le hubieran hecho eso a un jugador estrella, ya estaríamos hablando de suspensión de por vida y toda la prensa encima.) Pero como es Smith, pues fue ‘otro touchdown de relleno contra un rival débil’. ¡Qué falta de respeto!
En México, sabemos lo que es el ‘chambear’. Entendemos al obrero que pone el ladrillo, no al arquitecto que firma el plano. Smith es ese albañil. Su captura de pase, viniendo desde el backfield, es la jugada desesperada, la que haces cuando el esquema se rompió y lo único que te queda es tu pura terquedad para no caer.
(Y sí, sé que estoy yéndome por las ramas, pero es que la narrativa es demasiado simplista. Es como ver el Clásico y solo hablar del golazo y no de la marcación asfixiante que lo permitió. ¡No, señor! Aquí vamos a hablar de la sangre y el sudor que nadie quiere filmar porque no genera publicidad para las botanas).
La Profundidad vs. El Reflector
La implicación real de ver a Hunt y Smith hacer estas jugadas es que los Chiefs son profundos, pero son profundos a su pesar. No quieren depender de ellos, pero cuando el juego se pone apretado, es a estos compas a quienes les toca meter la pierna y comerse el golpe para que Mahomes pueda seguir respirando tranquilo en el bolsillo. ¿Recuerdan cuántas veces un equipo ‘grande’ se cae porque su corredor de reserva no puede conseguir ese tercer y corto? Pasa todo el tiempo, mi gente.
Hablemos de Oladokun, el quarterback que se ‘desespera’ y corre. Eso no es planeado, eso es supervivencia pura. Es el equivalente a cuando en el futbol mexicano el mediocampista que no tiene calidad para tocar, pero corre como si le estuviera pagando el sueldo su mamá, y logra tapar un tiro a puerta. Es feo, pero salva el pellejo. Y en la NFL, salvar el pellejo en una serie crucial vale oro molido.
La liga está diseñada para que los súper talentos brillen. Pero los campeonatos los ganan los equipos que pueden ejecutar el trabajo sucio cuando el guion falla. Si te fijas en los equipos que llegan al Super Bowl, siempre hay un par de héroes anónimos, esos que salen en las notas al día siguiente con un golpe en el hombro y un cheque mediocre. Es una maldita meritocracia brutal.
(Y si vas a apostar al próximo partido de Denver, piénsalo dos veces. Necesitan una reestructuración desde los cascos hasta la dirección deportiva. Son un chiste recurrente, y mientras tanto, los Chiefs siguen usando a sus ‘desechables’ para mantener la maquinaria aceitada.)
Predicciones Basadas en la Basura
Si estos ejemplos de puro esfuerzo—el acarreo de Hunt, el touchdown de Smith—son la norma, ¿qué podemos esperar del resto de la temporada? Que habrá más drama interno del que se ve en pantalla. Los jugadores que no tienen contrato garantizado o que saben que su carrera pende de un hilo están jugando con una intensidad que los titulares ni siquiera entienden. Están jugando por la hipoteca.
Mi predicción es que veremos más de estas jugadas grises en partidos importantes. Los equipos defensivos de élite van a empezar a anticipar los pases de Kelce y las recepciones profundas, forzando a Kansas City a confiar más en el centro del campo y en la pura fuerza bruta para avanzar. Ahí es donde Brashard Smith, si logra mantenerse sano y relevante, se convertirá en el talismán no oficial del equipo en los momentos de verdad.
La afición mexicana, que entiende la épica del esfuerzo constante (véase la selección nacional en cualquier Mundial), debería aprender a valorar estas jugadas más que los pases cruzados. Porque el juego bonito es para la galería. El juego efectivo es el que te pone en posición de ganar. Y el que logra anotar después de romper un tackle, ese sí merece un grito, aunque sea en voz baja y lejos de los reflectores de Fox Sports.
Así que, la próxima vez que veas esa conversión de cuarta y tres yardas donde apenas se mueven las cadenas, no te distraigas. Esa, mi amigo, es la verdadera cara del futbol americano profesional: sudor, fealdad y la voluntad indomable de un tipo cuyo nombre probablemente olvidarás en dos semanas. ¡Pero su empuje se sintió en el marcador!






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