Tramadol: Un Fármaco Popular que Es Peor que un Placebo
El Fraude del Tramadol: La Medicina Moderna Nos Vende un Riesgo Innecesario
Y aquí estamos de nuevo. Porque ya lo dijo el dicho: ‘Piensa mal y acertarás.’ Lo que los escépticos de la salud y los críticos de las grandes farmacéuticas han señalado por años, ahora lo confirman los estudios serios. No es solo que el medicamento no funcione; es que te pone en riesgo por nada. La estrella de este nuevo escándalo es el tramadol, un analgésico que se ha vendido como la panacea para el dolor crónico en todo el mundo, incluyendo México y el resto de Latinoamérica, como si fuera menos peligroso que otros opioides.
Un nuevo análisis publicado en el BMJ Evidence-Based Medicine acaba de desenmascarar esta farsa, revelando que el tramadol ofrece un alivio del dolor crónico mínimo, casi indistinguible del de un placebo, pero al mismo tiempo aumenta significativamente el riesgo de problemas cardiovasculares. ¿Entiendes la gravedad de esto? Estamos hablando de un medicamento que se receta como si fueran dulces, y resulta que es una píldora de alto riesgo para el corazón que apenas quita el dolor. Es la definición de un mal negocio para el paciente y una ganancia jugosa para la farmacéutica.
La Trampa del ‘Opioide Menos Fuerte’
Pero, ¿cómo demonios llegamos a esta situación? Porque el tramadol se vendió con la bandera de la seguridad. Durante la crisis de los opioides en Estados Unidos, cuando el escándalo de la oxicodona explotó, las grandes empresas necesitaban un comodín. Necesitaban un medicamento que les permitiera seguir vendiendo opioides, pero con una narrativa de ‘menos riesgo’. Y ahí entró el tramadol. Se comercializó como un analgésico ‘más seguro’ o ‘no adictivo’ para el dolor moderado a severo.
En países como México, la receta de tramadol se volvió algo rutinario. Los médicos lo prescribían para la fibromialgia, para el dolor de espalda crónico, e incluso para el dolor postoperatorio, creyendo que estaban dando una opción ‘suave’. Pero la verdad es que la diferencia entre ‘menos adictivo’ y ‘no adictivo’ es un abismo que las empresas ignoraron convenientemente. Y ahora vemos que no solo genera adicción, sino que ni siquiera alivia el dolor de manera significativa a largo plazo. Es una solución que crea más problemas de los que resuelve.
El Negocio del Dolor Crónico en México
El problema del dolor crónico es un negocio multimillonario. Y para las empresas farmacéuticas, es mucho más rentable vender una píldora de por vida que invertir en soluciones reales y permanentes. En México, donde el acceso a la atención médica especializada puede ser limitado, y donde el IMSS o el ISSSTE a veces están saturados, la solución rápida de la pastilla es muy atractiva. Y el tramadol se ajusta perfectamente a ese modelo. Es relativamente barato de producir, fácil de distribuir y crea dependencia, asegurando ventas recurrentes. Es una fórmula de negocio perfecta, si no te importa el bienestar de la gente.
Y la nueva evidencia de que el medicamento apenas funciona es lo que más enerva. Significa que millones de personas han estado consumiendo este medicamento durante años, creyendo que están tratando su dolor, cuando en realidad están tomando un placebo costoso y peligroso. El riesgo cardiovascular es la cereza del pastel: no solo no te quita el dolor, sino que te pone en riesgo de un infarto. ¿Qué tan gacho es eso? Es una negligencia que debería llevar a demandas masivas y a una reevaluación urgente de la política de salud.
La Falta de Ética y la Lenta Reacción Regulatoria
Pero no esperen que la COFEPRIS (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios) o las autoridades de salud en México reaccionen con la velocidad necesaria. Los cambios regulatorios suelen ser lentos y burocráticos, y a menudo están influenciados por los intereses de las grandes farmacéuticas. La inercia del sistema médico es enorme. Si un medicamento ha estado en el mercado por mucho tiempo, es muy difícil que los médicos dejen de recetarlo de la noche a la mañana, incluso con evidencia en contra. Porque la inercia del hábito es más fuerte que la evidencia científica.
El Tech Skeptic en mí ve este patrón una y otra vez. Se introduce una nueva tecnología o un nuevo medicamento con promesas grandiosas. Se obtienen ganancias masivas durante años. Y luego, cuando el daño es visible, la regulación llega tarde y con tibieza. Es la historia de cómo se prioriza el beneficio económico sobre la salud pública. No es que el sistema esté roto; es que funciona exactamente como fue diseñado: para generar riqueza para unos pocos a expensas de la salud de la mayoría. El tramadol es solo un ejemplo más de esta dinámica.
El Futuro del Dolor y la Desconfianza Necesaria
Entonces, ¿qué hacemos ahora? Si estás tomando tramadol, lo primero es hablar con tu médico. Pero no solo le pidas otra receta; pregúntale sobre las alternativas no farmacológicas. Pregúntale sobre la fisioterapia, sobre los cambios en la dieta, sobre el ejercicio. Porque esos métodos, que no se pueden patentar, son los que realmente ofrecen un alivio sostenible a largo plazo, sin los riesgos de un infarto o de la adicción.
Este estudio debe ser un llamado de atención. La próxima vez que un médico te recete un ‘nuevo’ medicamento milagroso, ten cuidado. Cuestiona. Porque la historia reciente nos ha enseñado que la medicina moderna, impulsada por las grandes corporaciones, tiene una tendencia preocupante a curar el síntoma con un riesgo mayor que la enfermedad. El tramadol es solo el último eslabón de una larga cadena de engaños. Y el verdadero progreso significa dejar de depender ciegamente de las píldoras que hacen más daño que el mal. Es hora de sentido común, pero es hora de ser más escé más escépticos y exigentes.






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