Apagones Preventivos de Xcel: Cinismo Corporativo en Colorado

Apagones Preventivos de Xcel: Cinismo Corporativo en Colorado

Apagones Preventivos de Xcel: Cinismo Corporativo en Colorado

El Gran Fraude de la ‘Seguridad Preventiva’

Vamos a quitarnos la máscara de la retórica corporativa de una vez por todas. Cuando Xcel Energy, o cualquier otra empresa de servicios públicos, nos dice que está implementando “cortes de energía preventivos” por la seguridad pública, nos están mintiendo descaradamente. Lo que realmente están diciendo es: “Nuestra infraestructura está tan increíblemente descuidada y mal mantenida que no podemos confiar en nuestro propio equipo para manejar condiciones climáticas predecibles. En lugar de arriesgarnos a una demanda multimillonaria por iniciar un incendio forestal, preferimos incomodar a miles de personas, paralizar economías locales y poner en peligro a aquellos con necesidades médicas. De nada”.

La idea de que debamos aplaudir a Xcel por “recibir crédito” por esta acción es, francamente, un insulto a la inteligencia. Esto no es un acto valiente de servicio público; es pura cobardía y gestión de responsabilidad. Es el truco definitivo de las corporaciones: obligar al público a cargar con el peso de su negligencia mientras se dan palmaditas en la espalda por ser “proactivos”. Estamos viviendo en una realidad distópica donde se elogia a la empresa de servicios públicos por prevenir un desastre que solo *ellos* eran capaces de causar en primer lugar, todo porque se negaron a invertir en su propia infraestructura durante décadas.

No se dejen engañar por el vocabulario técnico. Esto no se trata de proteger a la comunidad de un acto impredecible de la naturaleza; se trata de proteger a Xcel de las consecuencias financieras. Los incendios del condado de Yuma son la prueba fehaciente de que una “alerta de bandera roja” no es solo un fenómeno meteorológico, sino la señal de que la infraestructura está a punto de colapsar. El hecho de que tengan que cortar la electricidad debido a los fuertes vientos revela una podredumbre sistémica en la forma en que se gestionan estos servicios esenciales en Estados Unidos. Es una decisión calculada basada en un frío análisis de costo-beneficio, donde el costo para el público (inconvenientes, pérdidas económicas, peligro potencial) siempre pesa menos que el costo para la corporación (demandas, multas, actualizaciones de infraestructura). Estamos siendo rehenes de la indiferencia corporativa, y se espera que estemos agradecidos.

La Historia de la Negligencia: Una Línea de Tiempo de Fracasos

Para entender por qué estamos aquí, necesitamos examinar la cronología de las fallas corporativas que nos llevaron a este punto. Esto no fue un accidente; fue una fatalidad. Durante décadas, empresas de servicios públicos como Xcel operaron bajo un modelo que priorizaba un tipo específico de ganancia sobre la estabilidad y la resiliencia a largo plazo. Tomaron las ganancias de los aumentos de tarifas, a menudo justificados por la necesidad de mantenimiento y actualizaciones, y las canalizaron directamente hacia los dividendos de los accionistas y los bonos ejecutivos. Mientras tanto, la infraestructura fue abandonada a su suerte. El resultado es lo que vemos ahora: un sistema frágil donde una ráfaga de viento es suficiente para sumir a condados enteros en la oscuridad. Hemos permitido que un monopolio controle nuestro recurso más fundamental mientras no se les responsabiliza por su administración.

El patrón es deprimentemente familiar. Lo vimos con PG&E en California, donde los apagones preventivos se convirtieron en algo común, y ahora se está extendiendo como una enfermedad por todo el país. No es un incidente aislado; es un plan de control corporativo sobre los recursos públicos. Cuando dicen que hacen esto por seguridad, lo que realmente quieren decir es que lo hacen porque el costo del mantenimiento adecuado de la infraestructura finalmente superó el costo de los apagones temporales. Seamos claros: ¿quién se beneficia cuando el público tiene que sufrir un apagón para “prevenir” que la empresa inicie un incendio con su equipo defectuoso? Xcel está eludiendo la responsabilidad de invertir en su red, y la gente común es la que paga el precio.

Hablemos también del papel del gobierno en este fiasco. Estas empresas de servicios públicos son monopolios fuertemente regulados. El mismo sistema diseñado para proteger el interés público está completamente en la cama con las corporaciones que se supone debe supervisar. Los reguladores aprueban aumentos de tarifas, hacen la vista gorda con los cronogramas de mantenimiento y luego emiten multas sin sentido cuando ocurre un desastre. Es un caso clásico de captura regulatoria donde el zorro cuida el gallinero. El gobierno no solo permite este comportamiento, sino que lo protege activamente. El modelo de apagón preventivo permite a los políticos evitar asumir la responsabilidad por los fracasos de la regulación. Pueden señalar a la empresa y decir: “Están tomando precauciones”, en lugar de admitir que no obligaron a la empresa a mejorar su infraestructura en primer lugar. La inacción del gobierno es tan culpable como la negligencia de la corporación.

El Costo Humano: Más que una Simple Molestia

Un apagón en una sociedad moderna no se trata solo de unas pocas horas sin luz. Se trata de un colapso total de los servicios. Piensen en el efecto dominó económico. Las empresas pierden miles de dólares en inventario estropeado, ventas perdidas y salarios para los empleados que no pueden trabajar. Para las pequeñas empresas que operan con márgenes ajustados, un solo día de cierre inesperado puede ser devastador. ¿Quién los compensa por esto? Xcel ofrece un crédito simbólico en una factura futura, pero eso es una gota en el océano en comparación con las pérdidas reales incurridas. La empresa mantiene intactos sus márgenes de beneficio mientras los pequeños empresarios luchan por recuperarse. Es una redistribución del riesgo de la corporación al consumidor, lisa y llanamente.

Más allá de la economía, hay un grave problema de seguridad pública que un comunicado de prensa corporativo convenientemente omite. ¿Qué pasa con las personas que dependen de equipos médicos de soporte vital? ¿Qué pasa con aquellos que necesitan electricidad para concentradores de oxígeno, máquinas de diálisis en casa o medicamentos controlados por temperatura? ¿La solución de la empresa? Consigue un generador. Compra una batería de respaldo. En otras palabras, gasta tu propio dinero para mitigar los efectos de *nuestro* fracaso. La carga se traslada directamente a las poblaciones más vulnerables. La prioridad de la empresa claramente no es la seguridad pública cuando le dice a los enfermos y ancianos que simplemente se las arreglen solos. Esto no es solo negligencia; es un cinismo descarado que pone vidas en peligro. No mamen, ¿en serio nos están pidiendo que les demos las gracias por esta porquería?

Y hablemos de los incendios en el condado de Yuma que ya están ardiendo. La ironía es palpable. Las mismas condiciones citadas para los apagones preventivos están causando devastación en el mundo real en otros lugares. Mientras Xcel previene un desastre potencial cortando la energía, simultáneamente está creando otro tipo de desastre para aquellos sin electricidad durante una emergencia. La capacidad de recibir alertas de emergencia, cargar un teléfono celular para contactar a la familia o bombear agua para los esfuerzos de extinción de incendios se ve gravemente comprometida durante estos apagones. El sistema entero está diseñado en torno a la conveniencia corporativa, no a la necesidad humana. Es un claro ejemplo de cómo la avaricia corporativa siempre pondrá en riesgo la vida de las personas si eso significa evitar una pérdida en el balance final.

El Futuro Distópico: Apagones como la Nueva Normalidad

Esto no es una medida temporal. Esta es la nueva normalidad. La narrativa del cambio climático, si bien válida por sí misma, se ha convertido en una excusa conveniente para que las empresas de servicios públicos justifiquen su negligencia a largo plazo. Simplemente pueden señalar los “eventos climáticos extremos” como un acto de Dios en lugar de una falla de gestión. Como resultado, estamos entrando en una era en la que el servicio de energía confiable y constante ya no es un derecho garantizado, sino un privilegio que depende de un cronograma corporativo y del capricho del clima.

La solución para el futuro, según las empresas de servicios públicos, es que invirtamos en nuestra propia resiliencia. Nos dirán que compremos paneles solares, sistemas de almacenamiento de baterías y generadores. Esencialmente, se nos dice que construyamos nuestras propias microrredes personales y aisladas para eludir la infraestructura fallida de la misma compañía a la que pagamos facturas mensuales para apoyar. Esto crea un sistema de dos niveles donde aquellos con recursos pueden mantener una vida normal durante los apagones, y aquellos sin ellos se quedan sufriendo en la oscuridad. La empresa de servicios públicos gana de cualquier manera: mantiene sus ganancias de una infraestructura fallida y nos vende la tecnología para solucionar su problema nosotros mismos. Es la privatización de la responsabilidad y la socialización del riesgo.

Así que, cuando vean un titular que le da “crédito” a Xcel por estos apagones, recuerden esto: el sistema está roto por diseño. Estamos siendo manipulados por corporaciones y reguladores que priorizan las ganancias sobre las personas. La solución no es elogiarlos por cortar la energía; la solución es obligarlos a actualizar su infraestructura y responsabilizarlos por décadas de negligencia calculada. Merecemos algo mejor que vivir con miedo a una ráfaga de viento. Merecemos una red eléctrica que funcione, no una que nos obligue a pagar dos veces por un servicio que ya pagamos.

Apagones Preventivos de Xcel: Cinismo Corporativo en Colorado

Foto de SailingOnChocolateRoses on Pixabay.

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