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El Caos Total en Washington y la Mentira de la NFL
La neta es que lo que estamos viendo con los Washington Commanders no tiene nombre y es una falta de respeto total para los aficionados que pagan una lana por ver un espectáculo de calidad porque salir a decir que firmar a Jeff Driskel y tener a Sam Hartman como un trapo de emergencia es una solución es simplemente querernos ver la cara de tontos. ¿Cómo es posible que un equipo de este calibre esté pepenando sobras de los Denver Broncos como si fueran tesoros cuando todos sabemos que en Denver no dan una desde hace años? Es una bronca monumental que demuestra que la gerencia no tiene ni la más remota idea de cómo gestionar un equipo profesional en medio de una temporada que se les está escapando de las manos como agua entre los dedos. La liga se llena la boca hablando de seguridad y de profesionalismo pero permiten que un jugador llegue sin maletas y se tenga que aprender un sistema complejo en menos de lo que tarda en cocerse un tamal porque si no lo hace le dicen que se regrese a su casa. Es una carnicería humana. No hay otra forma de llamarlo. Estamos ante un escenario donde la improvisación es la reina y los jugadores son simples peones que se sacrifican en el altar del rating televisivo del día de Navidad. ¿A poco creen que los Cowboys no se están riendo de esta situación? Van a llegar a Ashburn a despedazar lo poco que queda de la dignidad de Washington mientras Sam Hartman observa desde la lateral rezando para que no le toque entrar a que lo maten a golpes porque su línea ofensiva parece una puerta giratoria en hora pico. Es de terror.
Sam Hartman y el Sacrificio de Navidad
El pobre de Sam Hartman está ahí metido en una situación que ni al peor de mis enemigos le desearía porque ser el tercer mariscal de emergencia suena muy bonito en el papel pero en la realidad es como ser el último en la fila del Titanic esperando a ver si queda un chaleco salvavidas de su talla. El chamaco tiene talento pero lo están quemando en una organización que es un auténtico polvorín y donde la presión por ganar a como dé lugar está destruyendo cualquier proceso de desarrollo lógico que pudiera tener un novato en esta liga tan competitiva. ¿Qué clase de futuro le espera a un jugador que ve cómo su equipo firma a cualquier vago que va pasando por la calle antes de darle una oportunidad real de prepararse bien? Es una mentira. Nos quieren vender la idea de que esto es parte del negocio y que hay que aguantar vara pero la neta es que es una negligencia administrativa que debería de tener consecuencias graves para los que toman las decisiones en las oficinas de los Commanders. No se puede jugar con la carrera de los jóvenes así nada más por una urgencia de última hora provocada por su propia incapacidad de planear a futuro. La NFL se está convirtiendo en un circo donde lo único que importa es que el show continúe aunque los payasos se estén cayendo de hambre o de cansancio. Y lo peor es que nosotros como fans seguimos consumiendo este producto aunque sepamos que nos están dando gato por liebre cada domingo. Es un ciclo vicioso que no va a terminar hasta que pase algo verdaderamente catastrófico en el campo de juego.
El Reciclaje de Fracasos y la Muerte del Talento
Ver nombres como el de Jeff Driskel circulando en las transacciones es como ver un recalentado de hace tres semanas que ya sabe a refrigerador y que nadie se quiere comer pero te lo sirven porque no hay nada más en la despensa. Es una burla. ¿De verdad me van a decir que no hay talento joven en las ligas menores o en otros lados que prefieren traer a un cuate que ya demostró mil veces que no tiene el nivel para ser titular en esta liga? El sistema de la NFL está podrido desde la raíz porque prefiere la mediocridad conocida que el talento por descubrir y eso está matando el deporte poco a poco frente a nuestros ojos. Los Vikings también andan en las mismas lo que nos dice que esto no es un problema de un solo equipo sino una epidemia de falta de visión que afecta a toda la liga por igual. La lana que se maneja es demasiada como para que salgan con estas tonterías de última hora. ¿Dónde quedó el orgullo de las franquicias? Ahora todo es ver cómo parchar el barco para que no se hunda hoy aunque mañana se parta a la mitad en medio del océano. Sam Hartman es solo el ejemplo más reciente de cómo se desperdicia el potencial por culpa de una estructura que solo piensa en el próximo cuarto y en los comerciales que van a meter. Es de locos. Si yo fuera Hartman estaría buscando a mi agente para que me sacara de ahí lo más pronto posible antes de que su reputación quede manchada por la incompetencia de sus jefes. Pero claro en este negocio el que se mueve no sale en la foto y el miedo a quedarse sin chamba es más fuerte que el sentido común. Es una tristeza ver en lo que se ha convertido el fútbol americano profesional.
La Psicología del Desastre y el Jugador Desechable
La frase de que tienes que entrarle o irte a tu casa es la neta de lo más gacho que se puede decir en un entorno laboral y más cuando te estás jugando el físico contra monstruos de 130 kilos que te quieren arrancar la cabeza en cada jugada. No hay humanidad. Los Commanders están tratando a sus mariscales de campo como si fueran piezas de repuesto de un coche viejo que ya ni piezas originales tiene. ¿Cómo esperan que haya química en el vestidor si cada semana hay una cara nueva que no sabe ni cómo se llaman sus compañeros? La moral debe estar por los suelos. Imagínate ser un receptor estrella y tener que confiar tu seguridad y tus números a un cuate que hace tres días estaba viendo la tele en su casa y que no conoce ni la mitad de las rutas que corres. Es un peligro para todos. Pero a los dueños les vale un comino mientras la gente siga comprando boletos y el Christmas Game sea un éxito de taquilla. Estamos presenciando la deshumanización total del deportista en favor del capital y eso es algo que debería de darnos miedo a todos los que amamos este deporte. Sam Hartman es joven y tiene toda la vida por delante pero si lo meten en este relajo sin protección lo van a romper físicamente o emocionalmente. ¿Quién va a responder por eso? Nadie. Se van a lavar las manos y van a decir que así es el fútbol y que el que no aguanta el calor que se salga de la cocina. Es una retórica machista y obsoleta que ya no debería tener lugar en el siglo veintiuno pero que sigue mandando en los vestidores de la NFL. Es una vergüenza nacional.
La Masacre de Navidad que Nadie Quiere Ver
El juego contra los Cowboys va a ser una carnicería y no lo digo por exagerar sino porque la realidad de los números y de la preparación no miente por mucho que le echen ganas. Washington llega desarmado y con un plan de juego que probablemente esté escrito en una servilleta de restaurante mientras que Dallas viene con todo el arsenal listo para pasarles por encima. Es una falta de respeto programar este tipo de partidos cuando un equipo está en tan malas condiciones. Deberían de tener un poco de decencia y admitir que no están listos pero el dinero manda y la televisión no perdona. Vamos a ver a un Sam Hartman angustiado y a un Jeff Driskel perdido en el campo mientras los comentaristas tratan de darle emoción a un partido que va a estar decidido desde el primer cuarto. Qué gacho pasar la Navidad viendo cómo humillan a tu equipo por culpa de las malas decisiones de los de arriba. Pero bueno así es la vida del aficionado al fútbol americano en estos tiempos de crisis constante y de falta de líderes de verdad. Yo les recomiendo que mejor se enfoquen en el pavo y en los romeritos porque lo que va a pasar en el emparrillado va a estar de la patada y les puede amargar la cena. La crisis de los mariscales de campo en Washington es solo el principio de un colapso mayor que vamos a ver en toda la liga si no se ponen las pilas y dejan de tratar a los jugadores como basura desechable. Es el fin de una era y el comienzo de un desmadre que nadie sabe cómo va a terminar. Sam Hartman ten cuidado porque las fieras andan sueltas y tu equipo te dejó solo en medio de la selva sin ni siquiera una resortera para defenderte. ¡Qué Dios nos agarre confesados!
Predicciones de un Futuro Negro para la Liga
Si creen que esto se acaba con el pitazo final del juego de Navidad están muy equivocados porque lo que estamos viendo es el síntoma de una enfermedad mucho más profunda que está carcomiendo a la NFL desde adentro. La falta de mariscales de campo preparados es una realidad que no se puede tapar con el dedo y si seguimos así pronto vamos a ver a jugadores de cuarenta años regresando del retiro porque los jóvenes no dan el ancho o los queman antes de tiempo. Es un sistema fallido que privilegia el espectáculo inmediato sobre la salud a largo plazo del deporte. Los Commanders son el ejemplo perfecto de lo que no se debe hacer en una liga profesional pero parece que nadie está aprendiendo la lección. El próximo año será otro equipo y otros nombres pero la historia será la misma: lesiones, pánico, firmas de emergencia y un nivel de juego que da lástima. Sam Hartman podría haber sido alguien grande pero en este ambiente lo más probable es que termine siendo otra estadística más de la picadora de carne que es Washington. Es una lástima. Es una tragedia. Es la NFL en su estado más puro y brutal donde lo único que importa es el siguiente dólar. Así que prepárense para ver más de este caos porque esto no tiene freno y la pendiente está cada vez más empinada. El fútbol americano está en crisis y los Commanders son los encargados de darnos el golpe de gracia este 25 de diciembre. No digan que no se los advertí porque las señales están ahí para el que quiera verlas y lo que viene no está nada chido para nadie que realmente quiera a este deporte. ¡Vaya desastre que nos espera!






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