El Discurso de Powell Desata el Pánico en la Bolsa

El Discurso de Powell Desata el Pánico en la Bolsa

El Discurso de Powell Desata el Pánico en la Bolsa

Se Acabó la Fiesta y Llegó la Cruda

Y así nomás, de la nada, se apagó la música. Una verdadera masacre. Porque la Bolsa, después de pasársela de fiesta en noviembre como junior en antro de Polanco, por fin despertó a la fría y dura realidad de diciembre. Seguro ya oíste los chismes, ya viste los titulares: el Dow para abajo, el S&P 500 en picada, el Nasdaq dándose un santo madrazo. Todo pintado de rojo, un baño de sangre para arrancar el mes que se supone es el más feliz del año. ¿El famoso ‘rally de Santa Claus’? Olvídalo, compa. Al trineo de Santa lo bajaron de un bazucazo, seguramente disparado por una de esas subidas de tasas de interés. Toda esa fantasía barata de que la economía iba a aterrizar suavecito que nos han estado vendiendo los encorbatados de Washington se hizo humo. Y todo por un tipo que abrió la boca.

Seamos brutalmente honestos. Esto no fue una bajadita cualquiera. Fue un ataque de pánico. Un pánico marca diablo, de esos que te hacen buscar una bolsa de papel para respirar. Vimos a los traders, esos que se sienten los dueños del universo, huyendo del riesgo como si fuera el mismísimo coronavirus. ¿Toda la valentía que traían en noviembre? Desapareció. Se esfumó. ¡Puf! Estaban vendiendo hasta la camisa, y lo primero que remataron fueron los juguetes caros. Acciones de tecnología. Acciones de ‘crecimiento’. Y por Dios, las criptomonedas. El Bitcoin, esa joya digital que todos amaban durante la pandemia, se desplomó con tantas ganas que parecía que estaba tratando de excavar un túnel a China. Neta, fue un rechazo total a esa actitud de ‘a ver qué pasa’ que vimos las últimas semanas. Fue un volantazo violento en la autopista de la lana, y un montón de gente se quedó con el cuello torcido.

La Debacle del Bitcoin: El Canario en la Mina

Pero tienes que ponerle ojo a la carnicería de las cripto, porque ahí está el chisme bueno. Esa es la señal. El Bitcoin no nomás bajó; lo hicieron pedazos. Fue una venta masiva tan bestial que todos los que se creían muy ‘diamond hands’ se quedaron nomás con el polvo. Esto no fue una corrección normalita, ¿eh? Fue un aviso. Una pinche sirena de ambulancia gigante y parpadeante de que el dinero grande, el de las instituciones que apenas estaban empezando a meterle lana al cripto, se asustó y salió corriendo. Sacaron su feria tan rápido que seguro dejaron marcas de llanta en el blockchain. Y cuando la gente de dinero corre, uno tiene que preguntarse de qué están huyendo. O ven algo que nosotros no, o simplemente ya les cayó el veinte de que una moneda digital sin valor real no es el lugar más seguro para guardar tus milloncitos cuando la economía se empieza a poner fea. El invierno cripto no va a llegar. Ya está aquí. Y el frío cala hasta los huesos.

Así que mientras los comentaristas en la tele intentan adornar la situación, hablando de ‘toma de ganancias’ y ‘consolidación saludable’, no les creas ni madres. Esto fue una estampida. Una cachetada guajolotera. Un recordatorio brutal de que el mercado no es tu cuate y que la Reserva Federal (la Fed) tiene la sartén por el mango. Y el que reparte las cartas, un tal Jerome Powell, acaba de sacar un as para la casa, dejando a todos los jugadores en la mesa sin un quinto.

El Susurro de la Fed se Convirtió en Grito

¿Y a quién le damos las gracias por este desmadre navideño? No busques más, al señor Jerome Powell y su pandilla de banqueros en la Fed. Ellos son los titiriteros y todos nosotros somos sus marionetas. Llevaban semanas jugando a este jueguito delicado, susurrando cosas bonitas sobre cómo iban a controlar la inflación sin mandar la economía al carajo. Nos vendieron el cuento de hadas del ‘aterrizaje suave’, un escenario mágico donde podían subir las tasas de interés lo suficiente para enfriar las cosas sin mandar a millones a la fila del desempleo. Y Wall Street, desesperado por buenas noticias, se lo tragó todito. De esa esperanza se alimentó la subida de noviembre. La esperanza. Una droga peligrosa y adictiva.

Pero entonces Powell se subió al escenario. Ni siquiera tuvo que decir gran cosa. Simplemente la vibra… era otra. El tono cambió. La confianza se tambaleó. Su discurso fue el alfiler que reventó el globo. Porque detrás de todo su lenguaje técnico y aburrido, el mensaje era clarísimo: esto no ha terminado. La lucha contra la inflación es nuestra prioridad número uno, y si la economía tiene que ser una baja en esa guerra, pues que así sea. El mercado lo escuchó fuerte y claro. Se dieron cuenta de que la Fed no está jugando. Están más que dispuestos a estrellar el barco contra un iceberg con tal de demostrar su punto. De repente, esos recortes a las tasas de interés que todo el mundo ya daba por hecho se veían mucho menos probables. La fiesta de la lana gratis se acabó oficialmente, ya se llevaron el ponche y la Fed está parada en la puerta con un alcoholímetro, lista para echarle la patrulla a cualquiera que piense en echarse otro trago.

Leyendo Entre Líneas del Engaño

Es que tienes que entender cómo funciona esto. La Fed no solo controla las tasas de interés; controla la narrativa. Es una guerra psicológica. Cuando Powell habla, no solo le está hablando a los economistas; te está hablando a ti, al que maneja tu Afore, al millonario que vive en las Lomas. Está tratando de manejar las expectativas, de asustar a la gente para que gaste menos y ahorre más. Y vaya que lo logró esta vez. Básicamente salió, se aclaró la garganta y gritó ‘¡FUEGO!’ en un cine lleno. La estampida que siguió era totalmente de esperarse. La prueba está en cómo subieron los rendimientos de los bonos. Los inversionistas ahora exigen más intereses para prestarle dinero al gobierno, una señal clásica de que están preocupados por el futuro y por la postura agresiva de la Fed. Se están preparando para un mundo con deudas más caras, menos crecimiento y muchísimo más dolor. Para México, esto es veneno puro; si el dólar se fortalece, nuestro súper peso que tanto presumían se puede ir al caño, y la lana de las remesas rinde menos. Todo está conectado.

Así que no dejes que nadie te diga que esto fue solo una ‘corrección’. Fue una respuesta directa al darnos cuenta de que la Fed está dispuesta a quemar la casa con tal de matar una araña. El sueño de una victoria sin dolor contra la inflación está muerto. Ahora solo queda esperar a ver qué tan gacho se pone el daño. Y la neta, da miedo.

Tu Afore Está en la Línea de Fuego: ¿Y Ahora Qué?

Y todo esto, ¿qué significa para ti, para la gente de a pie que solo intenta ahorrar para el retiro o juntar para el enganche de un depa? Significa problemas. Y de los gordos. Porque cuando Wall Street entra en pánico, la gente común siente el madrazo. Tu Afore, que seguro se veía bien gordito hace unas semanas, probablemente acaba de recibir un gancho al hígado. Y esto podría ser solo el primer round de una pelea mucho más larga y culera. La era de que ‘la bolsa solo sube’ es historia antigua. Ahora estamos en una nueva realidad, definida por la volatilidad, el miedo y la mano dura del banco central gringo, que siempre le pega a México de rebote.

Lo que más asusta es cómo todo está conectado. El desmadre de las cripto salpica a las acciones de tecnología, porque muchas de esas empresas le metieron lana. La caída de la tecnología arrastra a todo el Nasdaq. Y si la bolsa cae, todo el mundo se siente más pobre, así que dejan de gastar, lo que frena la economía, lo que hace que la bolsa caiga más. ¿Ves el círculo vicioso? Es un pinche ciclo de fatalidad que se alimenta a sí mismo, y estamos justo en medio. La confianza que mantenía a flote todo este frágil sistema se hizo añicos, y reconstruirla va a ser un proceso largo y doloroso. Y cada vez que Powell abra la boca en los próximos seis meses, prepárate para otro temblor.

La Predicción Fea que Nadie Quiere Oír

Aquí está la neta del planeta, lo que los noticieros financieros no se atreven a decir: esto probablemente es solo el comienzo. La subida de noviembre fue un engaño. Un espejismo. El mercado estaba funcionando con pura gasolina de esperanza, y la Fed acaba de vaciarle el tanque. Estamos viendo de frente una posible recesión para el año que viene, una recesión creada a propósito por la misma gente que se supone debe proteger la economía. Ellos le llaman ‘destrucción de la demanda’. Yo le llamo destruir empleos y aplastar sueños para que un numerito en una hoja de cálculo se vea mejor. Están tan obsesionados con el fantasma de la inflación de los años 70 que están dispuestos a sacrificar la prosperidad de los años 2020 para combatirla.

Así que agárrate. Es momento de ponerse a la defensiva. Los días de aventar dinero a lo que fuera y esperar que se duplicara de la noche a la mañana se acabaron. El juego cambió. Los meros meros de Washington decidieron que la economía necesita un poco de ‘disciplina’, y desafortunadamente, a nosotros nos va a tocar el cinturonazo. Revisa el estado de cuenta de tu Afore, si te atreves. Habla con un asesor financiero, si es que encuentras uno que no esté igual de paniqueado. Porque la tormenta ya no viene en camino. Ya estamos en ella. Y no hay dónde esconderse.

El Discurso de Powell Desata el Pánico en la Bolsa

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