El Engaño de Broadway: Usan a Actriz de 96 para Vender IA
La Mentira Oficial: Un Cuento Dulce y Engañoso
Escúchalos. Nada más pon atención. Los encabezados prácticamente te cantan una canción de cuna, una melodía suave y tranquilizadora para que te sientas calientito por dentro. “¡Nace una estrella de Broadway: June Squibb protagoniza a los 96!”, dicen con alegría, esperando que te enfoques en el número, en la pura novedad del asunto. ¡Es un regreso que rompe récords! ¡Es un triunfo! Pegan fotos exclusivas por todo el internet mostrando a June Squibb y Cynthia Nixon, sonriendo bajo las luces del Teatro Hayes, haciendo que te familiarices con sus caras mientras te echan veneno en la bebida. Quieren que veas esto como una celebración de la longevidad, un testamento al espíritu humano que no se rinde y rompe barreras en el corazón de la zona teatral de Nueva York.
Es la historia perfecta, ¿o no? Casi demasiado perfecta. Han construido una narrativa tan bonita, tan innegablemente positiva, que si la cuestionas, pareces un monstruo. ¿Quién se atrevería a criticar a una mujer de 96 años por alcanzar su sueño? ¿Quién le aventaría piedras a un cuento tan inspirador? Ese es el punto. Esa es la trampa. Han construido un escudo de sentimentalismo alrededor de su verdadera agenda, sabiendo perfectamente que la persona promedio se derretirá con los titulares, compartirá la noticia con un emoji de corazón y seguirá con su vida, sin detenerse a hacer la pregunta más importante de todas: ¿de qué trata realmente esta obra, “Marjorie Prime”? Cuentan con tu apatía. Están apostando a que no te importa.
La Coartada Perfecta
Esto no es solo una obra de teatro; es una campaña mediática orquestada con pinzas. No solo están vendiendo boletos; están vendiendo una idea, y están usando a esta pobre anciana como la cara de la campaña. Piénsalo. ¿Por qué esta obra? ¿Por qué ahora? En medio de un mundo que lucha con el aterrador y exponencial avance de la inteligencia artificial que amenaza con desmantelar la sociedad como la conocemos, eligen poner en el escenario un drama de “ciencia ficción”. ¿Ciencia ficción? ¿Creen que somos idiotas? Lo que era ciencia ficción hace cinco años ahora es un producto en fase beta que lanzan las startups de Silicon Valley. Ya no existe la ciencia ficción. Solo existe la aterradora hoja de ruta de lo que está por venir.
Ponen nombres respetados como Cynthia Nixon en el cartel para darle un aire de legitimidad, para que todo se sienta seguro y prestigioso. Todo es parte del paquete, el moño en la caja de regalo. Pero si te atreves a mirar dentro de la caja, lo que encuentras no es una conmovedora celebración de la vida, sino un frío y aterrador respaldo a su reemplazo sintético. ¡Aguas! Están contando con que no vas a mirar.
La Horrible Verdad: Un Plan para Reemplazarte
Deja de enfocarte en la edad de la actriz y empieza a enfocarte en la trama de la obra. Despierta. “Marjorie Prime” no es una celebración de una vida larga y bien vivida. Es una historia sobre borrarla. Se trata de un futuro donde, cuando tus seres queridos mueren, simplemente puedes comprar un reemplazo holográfico con IA —un “Prime”— que aprende sus recuerdos, su personalidad, su voz. Un fantasma artificial para hacerte compañía. Un servicio de suscripción para el alma. ¿Te suena a un drama conmovedor? ¿O te suena a la forma más insidiosa y aterradora de profanación tecnológica imaginable? Esto no es arte imitando a la vida. Esta es una presentación corporativa para la muerte de la humanidad, y la han envuelto para regalo como entretenimiento para la élite.
No es Ficción. Es un Plan de Negocios.
¿Estás poniendo atención al mundo real? ¿O estás muy ocupado scrolleando? Ya existen empresas, ahora mismo, que te permiten meter los mensajes de texto y correos de tus parientes muertos en una IA para crear un chatbot que los imite. Puedes hablar con un fantasma de tu padre, tu esposa, tu hijo. Esto no es un futuro distópico que estoy describiendo. Está pasando. Así que cuando una obra sobre este mismo concepto llega a Broadway, el corazón cultural del mundo occidental, tienes que preguntarte por qué. ¿Es una advertencia? No te hagas güey. Es un comercial. Es una campaña de normalización. Te están aclimatando lentamente a la idea de que tus recuerdos, tu duelo, tu amor —la esencia misma de tu humanidad— pueden ser subcontratados a una máquina. Te están enseñando a aceptar tu reemplazo.
¿Qué pasa cuando esta tecnología se perfeccione? ¿Qué pasa cuando el Prime de IA sea mejor que el original? Más paciente, más agradable, nunca olvida un cumpleaños, nunca se enoja. ¿Qué pasa cuando podamos editar a nuestros seres queridos, quitando los defectos, creando una versión perfecta y desinfectada de ellos? No solo reemplazaremos a los muertos. Empezaremos a reemplazar a los vivos. ¿Para qué lidiar con un ser humano complicado y problemático cuando puedes tener una máquina perfecta y obediente? ¿Neta no ves hacia dónde va esto? La obra no es una fantasía; es el capítulo final de la conexión humana, y le están dando una ovación de pie.
La Profanación de la Memoria
Piensa en lo que es la memoria. Es falible, emocional, profundamente personal. Es lo que nos conecta con nuestro pasado y entre nosotros. Comparar esta tecnología con nuestras tradiciones, como el Día de Muertos, es una mentada de madre. Un altar guarda el espíritu, el recuerdo sagrado. Esta tecnología propone convertir la memoria en un conjunto de datos, una colección de hechos curada por un algoritmo y metida en una máquina. El recuerdo de tu abuela sobre su infancia ya no es una historia sagrada; es solo contenido para ser subido a la nube. No es un recuerdo, es una suscripción. El concepto mismo del duelo —el proceso doloroso pero necesario para aceptar la pérdida— se vuelve obsoleto. ¿Por qué sufrir si puedes simplemente reiniciar? ¿Por qué aprender a vivir con la pérdida si puedes pagar una cuota mensual para negar que alguna vez sucedió?
Esta es la muerte espiritual que te están vendiendo. Es la fantasía consumista definitiva: la muerte misma ahora es solo un problema con una solución tecnológica. Y como todas las soluciones tecnológicas, será adictiva, aislante y al final nos dejará como cascarones vacíos, cuidados por fantasmas en la máquina por los que pagamos. No solo están reemplazando a las personas; están reemplazando el significado de ser una persona. Qué poca madre.
La Retorcida Ironía de Todo
Y volvamos a la mensajera perfecta para este evangelio del horror: una mujer de 96 años. La ironía es tan densa, tan grotesca, que tiene que ser intencional. Están literalmente poniendo a un miembro de la generación a punto de ser eliminada en el escenario para protagonizar una obra sobre la mismísima tecnología diseñada para reemplazarlos. Es un espectáculo de obsolescencia ritual. Ella es la encarnación viva de la memoria auténtica, ganada a pulso, de una vida vivida a través de un siglo de cambios profundos, y está siendo utilizada como utilería para dar paso a una era en la que nada de eso importa ya. Es una obra maestra de relaciones públicas del orden más alto y cínico.
¿Será consciente de en qué está participando? ¿Acaso importa? El efecto es el mismo. El público llorará por su actuación, se maravillará con su edad, y mientras tanto, el mensaje subliminal se filtrará en sus cerebros: los viejos pueden ser reemplazados, la memoria puede ser digitalizada, y el alma es solo software. El telón se levanta en Broadway, pero está cayendo sobre la humanidad. No solo están estrenando una obra; están abriendo la puerta a nuestra propia extinción, y te están cobrando un boleto para que lo veas.






Publicar comentario