El Falso Drama del Desfile de Macy’s es un Circo Gringo

A ver, ¿De verdad nos quieren vender este cuento?

El Gran Teatro de Thanksgiving

Vamos a poner las cartas sobre la mesa. Estás en tu casa, preparándote para la cena, y los grandes medios gringos quieren que te pongas a chillar con la supuesta ‘reunión’ de presentadores de televisión que ganan millones de dólares al año. Te avientan titulares sobre si Hoda Kotb estará o no estará en el Desfile de Thanksgiving de Macy’s, para después embarrarte su cara sonriente en todo el internet durante un ‘ensayo’. ¿Es neta? Esto no es una noticia. Es un guion. Es una obra de teatro, un montaje de relaciones públicas perfectamente calculado para que te sientas conectado con gente que vive en una galaxia que ni en sueños podrías imaginar.

Y creen que somos lo suficientemente tontos para caer. Generan esta tensión de telenovela, este chisme de lavadero de ‘¿irá o no irá?’, para inventar una historia donde no la hay. Porque la realidad es aburrida. La realidad es que son empleados carísimos de una corporación monstruosa, Comcast, y se presentan a trabajar donde sus contratos millonarios les dicen que se presenten. Pero eso no vende. Claro que no. Lo que vende es la fantasía de la ‘familia televisiva’, el rumor de un pleito, la insinuación de un drama tras bambalinas que mágicamente se resuelve justo a tiempo para las fiestas. Es puro pan y circo para el pueblo. Un desfile brillante para distraerte mientras el mundo real se cae a pedazos.

¿Por qué insisten tanto con esta narrativa?

Se trata de control, no de compañerismo

¿Por qué esta historia en particular? ¿Por qué tanto enfoque en la presencia de Hoda? Porque la televisión matutina es un dinosaurio en extinción y están desesperados por mantenerla relevante. Necesitan que tú, el espectador, te enganches emocionalmente con estos personajes. Necesitan que los veas no como periodistas, sino como tus compas, tu familia. ¿Y qué hacen las familias? Tienen sus pleitos tontos y luego se contentan. Es el truco más viejo del manual de los reality shows, y ahora ha devorado por completo lo que antes se suponía que eran noticieros. Están fabricando una nota de color a partir de un simple asunto de agenda o, lo que es más probable, a partir de absolutamente nada.

Pero la verdadera nota no es sobre Hoda, Savannah o Al. Es sobre cómo un puñado de empresas controlan todo lo que vemos y oímos. Ellos han decidido que la historia más rentable es la del chisme de pasillo entre su clase de celebridades. Te mantiene dando clics. Te mantiene viendo los comerciales. Te mantiene sin pensar en las cosas que de verdad importan en tu vida. Mientras a ti te preocupa quién va a presentar un desfile, ellos están en Washington, moviendo sus influencias, moldeando leyes y asegurándose de que el sistema siga funcionando para ellos y no para ti. Es un truco de magia perfecto. ¡Miren el desfile con los globos gigantes! No miren al mago que mueve los hilos detrás de la cortina.

¿Qué significa realmente esta ‘reunión’?

Una celebración de su propia burbuja de élite

Todo este espectáculo es la metáfora perfecta de la élite mediática gringa. Se juntan para su evento especial, la edición 99 de este desfile corporativo, se dan palmaditas en la espalda y transmiten sus vidas perfectas y editadas directamente a la sala de tu casa. Hablan de ‘tradición’ como si fuera de ellos. Pero no es tu tradición. Es de ellos. Es un evento publicitario de millones de dólares para Macy’s, para NBC y para cada marca que pueda pagar por un carro alegórico. Y los presentadores son los maestros de ceremonia de este gran ritual capitalista. Son los sumos sacerdotes del consumismo, sonriendo y saludando desde su torre de marfil en el Rockefeller Plaza.

Y la idea de que la reunión de Hoda con sus colegas es un momento histórico es, francamente, un insulto para cada persona que ha perdido su chamba, que ha estado lejos de su familia o que ha enfrentado dificultades reales. ¡La mujer nunca se fue del todo! ¡Solo le cambiaron el puesto en el mismo programa! Pero tienen que presentarlo así, creando un sentimiento de alivio y celebración alrededor de la idea de que su club exclusivo sigue intacto. Celebran que sus cheques siguen llegando, que sus trabajos están seguros y que su control sobre la conversación nacional, por un año más, está garantizado. Es una fiesta para ellos, y tú solo eres el espectador que la ve desde la banqueta.

¿Podemos creerles algo de lo que dicen?

El producto que venden es la ilusión

No. Rotundamente no. En el momento en que dejas de ver estos programas como noticias y empiezas a verlos como lo que son, productos de entretenimiento, todo cobra sentido. El producto que te venden es una fantasía de estabilidad, de un mundo amigable y familiar donde el problema más grande es si una presentadora estará en un desfile. Es una mentira reconfortante. Las bromas, la camaradería fingida, las ‘emotivas’ reuniones… todo está tan escrito como un capítulo de ‘La Familia P. Luche’. Esas personas no son una ‘familia’. Son rivales en una industria brutal y despiadada. Se pelean por tiempo en pantalla, por la renovación de sus contratos, por fortalecer su propia marca personal. Cualquier amistad es un lujo que viene después del negocio.

Porque si te mostraran la realidad, cambiarías de canal. Si te enseñaran las negociaciones de contratos donde se apuñalan por la espalda, las guerras entre agentes, el contenido decidido por estudios de mercado y el pánico absoluto que tienen por la caída de ratings frente al streaming y los medios independientes, toda la frágil ilusión se haría añicos. Así que no lo hacen. En lugar de eso, te dan a Hoda y Savannah, abrazándose en un ensayo. Te dan el reporte del clima con la sonrisa de Al Roker. Te dan una versión de la realidad perfectamente empaquetada y desinfectada que no tiene nada que ver con el mundo en el que tú y yo vivimos. Te están vendiendo un sentimiento y están usando una festividad que se supone es sobre la gratitud y la familia para hacerlo. Se pasan de lanza. Es la estafa maestra.