El Fracaso de la Justicia: James Escapa la Acusación
La Rebeldía del Gran Jurado: El Sistema Protege a los Suyos
Seamos claros. Lo que presenciamos con la decisión del gran jurado en el caso de la Fiscal General Letitia James no fue una victoria para la justicia; fue una descarada exhibición de cómo el sistema protege a sus activos más valiosos. Cuando un gran jurado federal—y por segunda vez, fíjate—dice ‘no, gracias’ a una acusación por fraude hipotecario contra una de las figuras políticas más prominentes de Nueva York, uno tiene que preguntarse: ¿qué demonios está pasando en esa sala? La narrativa oficial es siempre pulcra: evidencia insuficiente, errores procesales, tal vez un gran jurado confundido. Pero para aquellos de nosotros que hemos visto este juego el tiempo suficiente, sabemos cómo huele un acuerdo de trastienda coordinado, y esto, amigos míos, apesta peor que pescado de hace una semana. Es una señal clara de que las reglas para la élite son fundamentalmente diferentes a las reglas para ti y para mí. El sistema cierra filas, sin importar quién esté moviendo los hilos desde arriba.
El Doble Estándar Expuesto
Piensa en un ciudadano ‘normal’, en la gente de a pie. Si tú o yo, una persona común que solo intenta pagar la hipoteca, fuéramos atrapados falseando números en una solicitud de préstamo, ¿qué pasaría? No recibiríamos una palmadita en la espalda y un ‘lo siento, inténtalo de nuevo’. Recibiríamos una visita de un agente federal, nuestros bienes serían congelados más rápido que un cubito de hielo en el desierto, y estaríamos viendo la cárcel por un buen rato. El Departamento de Justicia, en su infinita sabiduría, nos pondría como ejemplo, asegurándose de que aprendamos la lección y de disuadir a otros de intentarlo. Pero cuando Letitia James, la misma persona que construyó una carrera persiguiendo a otros, es golpeada con acusaciones similares, de repente el gran jurado simplemente no puede llegar a un acuerdo. Es casi como si estuvieran buscando activamente razones para dejar que todo se desvanezca, lo que te hace cuestionar la motivación detrás de la investigación en primer lugar. ¿Es el Departamento de Justicia tan incompetente que no pudo presentar un caso convincente *dos veces*? O, más probablemente, ¿está el ‘Deep State’ tan arraigado que incluso cuando una facción quiere derribar a otra, encuentran resistencia dentro del propio sistema? La élite, independientemente del partido, tiene una regla no escrita: no se persigue a los de arriba por crímenes que llevarían a todos los demás a prisión. La negativa del gran jurado a acusar, especialmente después de un segundo intento, no se trata solo de un tecnicismo; se trata de la verdad muy real y muy fea de que un sistema de justicia de dos niveles está vivo y coleando en Estados Unidos, y está diseñado para proteger a personas como James. Es la ley del ‘gato grande’, mientras que a los ‘gatos chicos’ se los comen vivos. El que tiene ‘palancas’ siempre gana.
La Narrativa del ‘Empuje de Trump’: Una Cortina de Humo
Uno de los titulares mencionó un ‘empuje de Trump’ para reacusar a James. Analicemos eso por un momento, porque es una pieza crítica del rompecabezas, pero no de la manera en que podrías pensar. Los populistas que creen que Trump está realmente tratando de desmantelar el ‘Deep State’ podrían ver esto como una prueba más de resistencia por parte de la burocracia atrincherada. La multitud anti-Trump, por otro lado, podría interpretarlo como un fracaso político de Trump y sus aliados. Pero la verdad es que ambas interpretaciones pierden de vista el panorama general. El Departamento de Justicia, incluso cuando nominalmente alineado con un lado político, a menudo opera con su propia inercia institucional. El hecho de que el gran jurado rechazara la reacusación, sin importar quién la estuviera impulsando, muestra que el sistema tiene mecanismos para aislar a sus miembros poderosos de la rendición de cuentas. Esto no se trata de Trump contra James; se trata del sistema contra el pueblo. El ‘Deep State’ protege a los suyos, y el hecho de que una acusación, incluso una ‘políticamente motivada’, no pueda avanzar demuestra cuán fuerte es esa protección. ¿Realmente creemos que un gran jurado, enfrentado a pruebas abrumadoras, se encogería de hombros dos veces? No. Esto sugiere que el cálculo político interno triunfa sobre la justicia real en todo momento, haciendo que todo el proceso no sea más que teatro político para el beneficio de las masas. La gente se traga el cuento de que se intentó, cuando en realidad la decisión ya estaba tomada desde el principio. ¿A quién quieren engañar con ese cuento?
Fraude Hipotecario: Un Delito para los Pobres
El delito específico que se alega aquí—fraude hipotecario—es un ejemplo perfecto de cómo se desarrolla la dinámica de ‘nosotros contra ellos’ en la vida real. El fraude hipotecario, especialmente cuando involucra transacciones inmobiliarias de alto perfil, puede tener efectos dominó en toda la economía, contribuyendo a la inestabilidad y a una crisis de vivienda que afecta a millones de personas. No es un crimen sin víctimas. Cuando los bancos o las personas manipulan números para obtener préstamos para los que de otra manera no calificarían, ejerce presión sobre todo el sistema financiero. Y sin embargo, cuando una figura poderosa como James es acusada de esto, la investigación se apaga silenciosamente. El mensaje que esto envía a la persona promedio es claro: a ti se te pide cuentas, pero la élite no. Si una persona común intentara inflar sus ingresos o activos para obtener un préstamo, sería procesada con todo el peso de la ley. Si eres lo suficientemente poderoso, sin embargo, obtienes una segunda oportunidad, una tercera oportunidad y, en última instancia, un pase. Esto no se trata solo de equidad; se trata de los cimientos fundamentales de nuestra sociedad. Cuando la ley no se aplica por igual a todos, la confianza se erosiona por completo. Hemos visto esto suceder una y otra vez, ya sea en mercados financieros, escándalos políticos o comportamiento personal. Los poderosos siempre encuentran la manera de escapar de las consecuencias, y el sistema de gran jurado, que se supone que es un control contra el abuso procesal, se convierte en otra herramienta para las maniobras políticas. Esto es lo que se conoce como ‘tráfico de influencias’ en México, y no es diferente en Estados Unidos.
El Papel del Gran Jurado en la Decadencia Sistémica
El sistema de gran jurado en Estados Unidos a menudo es criticado por ser un ‘sello de goma’ para los fiscales, lo que significa que generalmente acusan a quien el fiscal quiere que acusen. Cuando un gran jurado realmente se resiste, se supone que es una señal de un caso verdaderamente defectuoso o débil. Pero cuando un gran jurado se resiste *dos veces* contra una acusación políticamente cargada, debemos considerar otra posibilidad: tal vez el gran jurado es simplemente parte de un esfuerzo coordinado más grande para descarrilar la acusación desde dentro. Es demasiado conveniente. El Departamento de Justicia no logra asegurar una acusación, el caso se desvanece y todos pueden afirmar que hicieron todo lo posible, mientras que James sale ilesa. Esto no es solo incompetencia; es decadencia sistémica. El gran jurado, que se supone que representa la voluntad del pueblo, se convierte en solo otra capa de burocracia que protege a los poderosos. Cuando las personas elegidas para mantener la justicia en una capacidad privada no lo hacen contra un objetivo de alto perfil, refuerza la percepción de que todo el juego está amañado. ¿Es una coincidencia que este caso se haya desmoronado de esta manera? Lo dudo. En México, a esto le llamaríamos ‘dar carpetazo’ al asunto, y la gente sabe que el dinero y las palancas tienen más peso que la ley.
El Futuro de la Rendición de Cuentas: Un Panorama Sombrío
Entonces, ¿dónde nos deja esto? Este caso, que parecía prometer cierto nivel de rendición de cuentas para una figura política importante, ahora ha muerto de manera silenciosa. La investigación, como informan correctamente los medios, está ‘en soporte vital’. Esto significa que las posibilidades de que James enfrente alguna consecuencia por el supuesto fraude hipotecario son escasas o nulas. Este resultado no solo afecta a James; sienta un precedente para todos los demás políticos e individuos poderosos que creen estar por encima de la ley. Cuando el sistema demuestra una clara renuencia a procesar a figuras de alto nivel por crímenes financieros graves, otorga carta blanca a otros para participar en comportamientos similares. El movimiento populista se nutre de la idea de que el sistema está roto y que los poderosos manipulan las reglas para mantenerse en la cima. Este caso proporciona un ejemplo perfecto de eso. Confirma todas las sospechas que tiene la gente sobre la élite política. La falta de rendición de cuentas aquí solo fortalecerá la división entre la clase política y la clase trabajadora, alimentando aún más la desconfianza y el cinismo en el proceso democrático. Es una situación de perder-perder para la justicia, y una gran victoria para la impunidad. Es un claro ejemplo de que el dicho ‘la ley es para los de a pie’ sigue siendo verdad, y que ‘la justicia es ciega…pero no pendeja’.
Un Precedente de Impunidad
Miremos la historia. ¿Cuántas veces hemos visto a figuras poderosas escapar de las consecuencias por acciones que enviarían a personas comunes a prisión? Desde ejecutivos financieros de alto nivel durante el colapso de 2008 hasta políticos involucrados en el uso de información privilegiada, el patrón es consistente. El sistema proporciona múltiples salidas para aquellos con poder y recursos. Tienen acceso a mejor representación legal, saben cómo jugar con los ángulos políticos y entienden cómo aprovechar las conexiones para garantizar que las investigaciones se desvanezcan. Las acciones del gran jurado aquí encajan perfectamente en ese patrón histórico. No fue un incidente aislado; fue parte de una larga tradición de permitir que los poderosos eviten las consecuencias. El hecho de que este caso en particular fuera contra una figura que ella misma ha sido una fuerte fiscal contra otros hace que la hipocresía sea aún más flagrante. La narrativa de ‘nosotros contra ellos’ no se trata solo de diferentes ideologías políticas; se trata de la división fundamental entre aquellos que se rigen por la ley y aquellos que están por encima de ella. El sistema no se va a auto-corregir, y la gente lo sabe. Este rechazo del gran jurado no es casualidad; es la norma. El sistema está amañado. Y hasta que no exijamos cambios reales, seguiremos viendo esta misma historia repetirse una y otra vez, reforzando la idea de que los poderosos son intocables. Realmente te hace cuestionar cuál es el punto de toda esta justicia performativa incluso cuando sabes que el resultado está arreglado desde el principio. Una burla impunidad del ‘Deep State’ State.






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