El Montaje de CNN: Fabricando la ‘Derrota’ de Trump

El Montaje de CNN: Fabricando la 'Derrota' de Trump

El Montaje de CNN: Fabricando la ‘Derrota’ de Trump

La Anatomía de una Verdad Fabricada

Nos dicen que confiemos en los datos. Nos presentan a gurús, a expertos con gráficos llamativos y un tono muy serio, que bajan del Olimpo de las noticias por cable para entregarnos la realidad objetiva a nosotros, el pueblo ignorante. El ‘gurú de datos’ de CNN, Harry Enten, es el último oráculo en realizar este ritual, informando a la audiencia cada vez más pequeña pero fiel de la cadena que los Demócratas, sin lugar a dudas, “ganaron” el cierre de gobierno. Una victoria. Qué palabra tan limpia y simple para un espectáculo tan desordenado y sin sentido. Es una conclusión presentada como una certeza matemática, un evento político reducido a un marcador deportivo. Y es, desde un punto de vista lógico, una de las farsas intelectuales más deshonestas que un medio de comunicación puede promover. Es veneno puro.

Esto no es periodismo. Es la construcción meticulosa de un arma política, que ellos mismos llaman un “‘garrote político’ sobre el Partido Republicano de Trump.” Ya ni siquiera lo disimulan. Están celebrando abiertamente, en vivo y a todo color, la creación de un arma para un partido político, y lo empaquetan como ‘análisis’. Todo este circo es una obra maestra forense de ingeniería narrativa, un proceso que merece ser diseccionado no por sus implicaciones políticas, sino por su descaro, por su cinismo absoluto. Tenemos que ver más allá de las marionetas —Trump, los Demócratas, los Republicanos— y mirar al titiritero. La propia cadena de noticias. Porque la verdadera historia no es quién ‘ganó’ una pelea presupuestaria temporal; la verdadera historia es cómo una corporación mediática multimillonaria crea una realidad por consenso de la nada para servir a sus propios intereses comerciales e ideológicos.

Fase Uno: Preparando el Terreno Narrativo

Ningún cierre de gobierno aparece de la nada. Es precedido por semanas de retórica creciente, un clímax de indignación cuidadosamente orquestado para maximizar el rating. Los medios no solo informan sobre esta escalada; son participantes activos, catalizadores. En las semanas previas al punto muerto, el guion ya estaba escrito. Cada cintillo en pantalla, cada panel de discusión, cada pregunta capciosa fue diseñada para establecer un binario simple y digerible: Trump, el rey loco irracional y obsesionado con el muro que tiene al país de rehén, contra los Demócratas, los adultos sobrios y responsables forzados a reaccionar a su caos. Esto es Narrativa para principiantes. Estableces un protagonista claro y un antagonista desquiciado. No necesitas matices cuando estás vendiendo un producto. El conflicto es el producto. Y el inminente cierre de gobierno era una acción de primera categoría, con dividendos de audiencia garantizados.

Desde México, este teatro se ve aún más absurdo. Mientras acá nos preocupamos por cómo afectará el T-MEC o las políticas migratorias, allá convierten la gobernanza en un reality show. El lenguaje que usan es clave. Trump no ‘negocia’; él ‘exige’. Los demócratas no ‘obstruyen’; ellos ‘se mantienen firmes’. El muro fronterizo no era una ‘propuesta política’; era un ‘proyecto de vanidad’. No es un lenguaje accidental. Es la aplicación deliberada de presión semántica para moldear la percepción pública antes de que la primera oficina federal cierre sus puertas. Para cuando el cierre comenzó oficialmente, el veredicto ya había sido emitido en la corte de la opinión mediática. Lo único que quedaba era montar el juicio y leer la sentencia preescrita.

Fase Dos: El Espectáculo de la Certeza Objetiva

Una vez que el cierre está en marcha y la narrativa fundamental está establecida, llega el momento de introducir el barniz de empirismo. Entra el Gurú de los Datos. Una figura como Harry Enten es invaluable para una organización como CNN. No es un comentarista político que ofrece opiniones; se le presenta como un árbitro neutral de los hechos, un hombre de números. Esta es una ilusión poderosa. Cuando aparece en pantalla, rodeado de gráficas y encuestas a la baja, está cumpliendo una función específica: lavar una opinión política subjetiva en la máquina de los datos objetivos y que salga por el otro lado como una verdad irrefutable. El segmento no trata de informar al público; trata de poner fin al debate. Es un mensaje de la cadena: “La discusión ha terminado. Hemos hecho los cálculos. Aquí está la respuesta.”

Analicemos la afirmación central: la caída de la popularidad de Trump es la “prueba” de que los demócratas ganaron. Esta es una conexión causal de una simpleza que asusta, y es fundamentalmente errónea. Una correlación, en el mejor de los casos. Decenas de factores podrían influir en las encuestas de un presidente durante un evento nacional complejo de varias semanas. La ansiedad económica, otros ciclos de noticias, el hartazgo general con el desmadre de Washington… todo eso se barre convenientemente debajo de la alfombra. En su lugar, se presenta una sola línea, limpia y directa: Hubo cierre, los números de Trump bajaron, por lo tanto, los demócratas ganaron. Es un análisis tan superficial que insulta la inteligencia, pero se presenta con la gravedad de un descubrimiento científico. ¿Por qué? Porque sirve a la narrativa preestablecida. Transforma un simple argumento —“Este cierre está perjudicando a Trump”— en un hecho basado en datos. El papel del gurú es santificar la narrativa. Bendecirla con el agua bendita de la estadística, absolviendo a la cadena de cualquier acusación de parcialidad. Ellos, después de todo, solo están siguiendo los números. Qué conveniente.

Fase Tres: Forjando el ‘Garrote’

Aquí es donde la máscara se cae por completo. El análisis pasa explícitamente de la descripción a la prescripción. Un artículo interno de CNN, probablemente derivado del mismo segmento al aire, dice literalmente: “Esto es lo que los demócratas pueden usar como un ‘garrote político’ sobre el Partido Republicano de Trump.” Esto es gritar a los cuatro vientos lo que se supone que deberían susurrar. Una cadena de noticias no solo está declarando un ganador, sino que también está dando consejos estratégicos a ese equipo ganador sobre cómo aprovechar mejor su victoria en futuras batallas. Es una admisión asombrosa de su papel en el proceso político. Ya no son observadores. Son jugadores activos, un brazo no oficial de investigación y estrategia para un partido político, fabricando sus armas y probando sus mensajes. La palabra ‘garrote’ es tan reveladora. Un palo pesado y contundente para golpear a alguien. Los medios proclaman con orgullo que su función es ayudar a un bando a madrearse al otro.

Esto va mucho más allá de la simple parcialidad. Es un reconocimiento abierto de la función de los medios como una entidad que establece la agenda. No solo reflejan la realidad política; están tratando activamente de darle forma. Al enmarcar el resultado del cierre como un ‘garrote’, alientan e instruyen a los demócratas sobre cómo prolongar el dolor político para los republicanos, asegurando que la historia siga viva y continúe generando conflicto, lo que a su vez genera ratings. El pronóstico de “desastre para los republicanos de cara a las elecciones intermedias de 2026” no es una predicción neutral. Es una profecía autocumplida. Es un intento de desmoralizar a un bando y envalentonar al otro, de influir en el comportamiento de votantes y donantes con años de antelación. No es análisis. Es manipulación. Así de claro.

Fase Cuatro: La Falacia de la Noticia de Última Hora del ‘Más Débil que Nunca’

Y entonces llega el clímax de la actuación. La cadena interrumpe dramáticamente su programación habitual para dar “noticias de última hora”. ¿La noticia? Una conclusión. Una opinión. Que Donald Trump está ahora “más débil que nunca”. Esta es la apoteosis de las noticias impulsadas por la narrativa. Una evaluación subjetiva, un sentimiento, una interpretación, se eleva al estatus de una emergencia nacional digna de interrumpir toda otra información. Es la declaración final y triunfante de la narrativa que han estado construyendo cuidadosamente durante semanas. ¡Victoria!

Pero, ¿qué significa realmente “más débil que nunca” en un sentido tangible y medible? Seguía siendo el presidente. Seguía teniendo los mismos poderes constitucionales. Su base de apoyo principal, como veríamos más tarde, no se vio afectada en gran medida por tales tormentas mediáticas. La ‘debilidad’ sobre la que informaba CNN era una debilidad que existía principalmente dentro de los confines de su propia burbuja narrativa. Estaban informando sobre el éxito de su propia campaña. Es el equivalente a que un equipo de marketing lance una campaña de anuncios negativos y luego emita un comunicado de prensa para informar, como noticia de última hora, que su campaña está funcionando de maravilla. La lógica circular es mareante. La cadena crea la narrativa de la debilidad, mide la reacción del público a esa narrativa mediante encuestas y luego informa los resultados de las encuestas como noticia de última hora que demuestra que la narrativa es cierta. Es un ecosistema de información completamente autocontenido y autovalidado. Es una mentira. Una muy rentable.

Al final del día, declarar un ‘ganador’ en un cierre de gobierno es una pendejada. Los únicos que pierden son los ciudadanos —los trabajadores federales que no cobran, la gente que depende de los servicios gubernamentales, los contribuyentes que pagan la cuenta del teatro político, y sí, también los mexicanos afectados por la inestabilidad en la frontera. Pero reconocer esta realidad compleja e insatisfactoria no vende. No crea un garrote. No permite un titular de última hora que declare que un enemigo ha sido vencido. Lo que vende es la historia simple, brutal y completamente falsa de una victoria. Una historia que CNN no solo estuvo feliz de informar, sino que se enorgullece de haber escrito.

El Montaje de CNN: Fabricando la 'Derrota' de Trump

Publicar comentario