El Pacto Secreto de la NBA: Nets y Jazz a Perder

El Pacto Secreto de la NBA: Nets y Jazz a Perder

El Pacto Secreto de la NBA: Nets y Jazz a Perder

Le Llaman Partido. Es Puro Teatro, Güey.

Pon atención y escucha bien. Olvídate de toda la basura que los analistas de la tele te están vendiendo sobre este partido entre el Jazz de Utah y los Nets de Brooklyn. Te van a hablar de momios, de apuestas, de que si los Nets ‘buscan su tercera victoria al hilo’ para un equipo que, no me jodas, apenas lleva cinco en toda la temporada. Es puro humo, una cortina para que no veas la neta. Es un montaje, una obra de teatro bien armada para que sigas comprando tus boletos y viendo la tele mientras el verdadero juego se está llevando a cabo en las oficinas, en la oscuridad, entre los trajeados. Tengo mis contactos, gente metida hasta la cocina en esas organizaciones, y lo que me cuentan te volaría la cabeza. Esto no es un partido de básquet. Es una audición. Una pinche audición para ver quién puede perder con más estilo, quién llega más rápido al fondo del barril con más clase, todo mientras fingen que están compitiendo. Qué oso.

La Mentira de la Pretemporada

Vámonos unos meses para atrás. ¿Te acuerdas de las conferencias de prensa? ¿De lo que decían para la foto? En Brooklyn, el gerente Sean Marks se paró en un podio y le vendió a la afición un cuento sobre ‘garra’, sobre una nueva era después de Durant y Irving, un equipo duro con Mikal Bridges que iba a ‘sorprender’ a todos. Obvio que tenía que decir eso. Ni modo que le dijera a todos los reporteros que su plan real era quemar la casa para tener chance de agarrar un talento generacional en el próximo draft, ¿o sí? Mientras tanto, allá en Utah, Danny Ainge, el maestro del ‘trade’, el rey de coleccionar picks del draft como si fueran tazos, cantaba su propia ranchera. Hablaba de construir sobre el ‘éxito sorpresa’ del año pasado, del salto de calidad de Lauri Markkanen, y de competir por un lugarcito en el play-in. Una mentira preciosa, contada a la perfección por un tipo que sabe jugar a largo plazo mejor que nadie. Un pajarito que estuvo en una de las juntas de planeación en Utah me dijo que la orden de los de arriba fue clarísima: ‘Hay que parecer competitivos, pero perder los juegos cerrados’. Es un arte, neta. Se trata de manejar lo que la gente espera mientras, por debajo del agua, saboteas tus propias oportunidades de ganar ahora. Es una estafa. Una estafa larga y los fans son los que pagan el pato.

Ambos sabían que sus equipos estaban parchados. Ambos sabían que estaban a años luz de poder competir por algo serio. Pero admitir eso es mal negocio, da mala imagen. Así que vendieron esperanza. Una esperanza barata, de plástico, diseñada para durar lo suficiente hasta la fecha límite de cambios, que es cuando la verdadera demolición puede empezar bajo el pretexto de ‘rearmar el equipo para el futuro’. Todo es el lenguaje que usan. Puro atole con el dedo.

Los Primeros 20 Juegos: El Engaño Maestro

Ahora mira los récords. Jazz con 7-13. Nets con 5-16. ¿Crees que es coincidencia? ¿Crees que son solo dos equipos malos jugando mal? Por favor. Este es el plan desarrollándose frente a tus ojos. Fíjate bien en los partidos. No como fan, sino con colmillo. Nota las rotaciones extrañas en el último cuarto, cuando el jugador que anda más encendido de repente se queda clavado en la banca para ‘descansar’. Fíjate en las estrategias defensivas que no tienen ni pies ni cabeza y que dejan al mejor tirador del otro equipo completamente solo para el tiro ganador. Es una muerte lenta, con cortaditas chiquitas. Mi contacto en el departamento de analítica de los Nets—que por cierto, ya anda medio sacado de onda—me comentó que algunas de las jugadas que mandan al final de los partidos tienen una probabilidad estadística de éxito más baja que simplemente darle el balón a un jugador y que se la rife solo. Están, literalmente, programándose para fracasar cuando más importa, pero viéndose lo suficientemente bien durante tres cuartos para que el aficionado común no se dé cuenta. Es brillante. Y da asco.

Piénsalo. ¿Por qué un equipo que va 5-16 estaría buscando ‘su tercera victoria consecutiva’? Una victoria para ellos es un desastre. Una victoria los aleja de los primeros picks de la lotería. Una victoria es un paso en la dirección equivocada de su plan maestro. La presión no es por ganar; la presión es por perder sin que se note demasiado. Esa es la cuerda floja en la que los entrenadores y jugadores caminan cada noche. Tienen que parecer que le echan ganas. Tienen que sudar, aventarse por balones divididos, alegarle a los réferis. Porque si no lo hacen, la oficina de la liga en Nueva York empieza a hacer preguntas, y lo último que quieren estas dos franquicias es una investigación por ‘tanking’. Así que montan su show.

El ‘Partido’ de Hoy: El Tazón del Tanqueo

Y eso nos trae a esta noche. El Barclays Center. El supuesto partido ‘Utah Jazz vs Brooklyn Nets’. Esto es lo que en el negocio llamamos una ‘derrota de calendario’ para ambos equipos antes de que siquiera empiece. El problema es que uno, por contrato, tiene que ganar. Es un dilema. Este es un juego que ninguna de las dos directivas quiere en su récord. Me dicen que ha habido hasta bromas pesadas entre los dos equipos. Saben perfectamente qué es esto. Es un duelo para ver quién puede perder mejor. ¿Quién será el héroe que falle los tiros libres clave al final? ¿Qué coach pedirá el tiempo fuera más absurdo para matar el ritmo de su propio equipo? ¿Quién cometerá la pérdida de balón más inexplicable con diez segundos en el reloj?

Jugadores a Seguir (Por las Razones Equivocadas)

No veas las estadísticas de puntos y rebotes. Eso es para novatos. Observa los detalles, las sutilezas. Observa al jugador veterano que de repente parece perdido en una rotación defensiva. Observa al jugador joven y atlético que, inexplicablemente, no bloquea para el rebote en una posesión clave. No son errores. No todos, al menos. Son señales. Es una protesta silenciosa y un guiño a la oficina al mismo tiempo: ‘Ya entendimos. Sabemos cuál es nuestra verdadera chamba aquí’. Los jugadores no son tontos. Saben que sus contratos están en juego y si el equipo está comprometido con una reconstrucción total, muchos de ellos solo están audicionando para su próximo trabajo en un equipo contendiente. Intentan poner buenos números individuales en un esfuerzo perdedor: el santo grial del equipo moderno que está tanqueando. Les dicen que ‘se desarrollen’, que es solo un código para ‘haz tus números, pero por el amor de Dios, no la vayas a regar y ganes el partido’.

La Apuesta Final

Así que si te gusta meterle lana a los deportes, la verdadera apuesta no es al hándicap ni a las altas/bajas. Es a qué equipo está más desesperado por la derrota. Ahorita, mi dinero está con Brooklyn. Ainge en Utah es un depredador paciente; ya tiene un cofre lleno de picks. Puede darse el lujo de algunas victorias sin sentido para mantener a la afición contenta. Los Nets, sin embargo, están en una posición más jodida. Necesitan un talento que les cambie la franquicia, y lo necesitan ya. Tienen más que ganar siendo verdaderamente, épicamente malos. Así que mi predicción es una ‘derrota’ de los Nets esta noche. Será un juego cerrado, lleno de drama y con lo que parecerá un final emocionante. Pero cuando suene la chicharra final, que no te sorprenda si Brooklyn encuentra la manera de sacarle la derrota de las fauces a la victoria. Todo es parte del plan. No están jugando por esta temporada. Están jugando por lo que pase dentro de cinco años. Y tú solo estás pagando por ver la demolición.

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