El Playoff Colegial es un Castillo de Naipes a Punto de Caer

El Playoff Colegial es un Castillo de Naipes a Punto de Caer

El Playoff Colegial es un Castillo de Naipes a Punto de Caer

La Fachada se Está Cayendo a Pedazos

Te vendieron una mentira. Empecemos por ahí, sin rodeos. Le vendieron a todo el mundo un cuento chino al inicio de la temporada, mostrándonos esos rankings de pretemporada tan bonitos, con los nombres de siempre bien amarrados en la cima, una jerarquía perfecta y ordenada para mantener contentos a los fans casuales y para que el dinero de la televisión siguiera fluyendo sin broncas. Era una ilusión cómoda. Un calmante. Pero todo se está desmoronando ahora mismo, en vivo y a todo color, y si no estás entrando en pánico, simplemente no estás poniendo atención al desastre que se desarrolla frente a nuestros propios ojos. Esto no es fútbol americano. Esto es una demolición controlada donde alguien perdió el detonador y ¡todo va a volar por los aires!

¿Te acuerdas de agosto? Parece que fue hace una eternidad. Tres de los cuatro mejores equipos de esa farsa de ranking del AP empezaron con el pie izquierdo, viéndose menos como titanes y más como niños chiquitos aprendiendo a caminar. Era un chiste. Solo uno de ellos logró arrastrarse de vuelta para ser relevante, lo que debería decirte todo lo que necesitas saber sobre los disque expertos y el sistema que sostienen con alfileres (un sistema basado en la reputación, no en la realidad, ¡que no se te olvide!). Nueve de los quince mejores equipos parecían estar jugando con un balón ponchado durante el primer mes. Toda esta temporada ha sido construida sobre una base de arenas movedizas, y ahora, con el fin de semana de campeonatos sobre nosotros, todo el edificio corrupto está a punto de ser tragado por completo. No quites la mirada. Esto se va a poner bueno.

El Gran Desmoronamiento

Esto no es solo un par de sorpresas, no señor. Esto es una falla sistémica. El portal de transferencias y el dinero del NIL (que para cuates es simplemente pagarle a los jugadores de forma legal) han desestabilizado por completo el deporte, convirtiéndolo en un tianguis donde la lealtad ya no existe y los equipos son tan estables como una torre de Jenga en pleno temblor. La vieja guardia, los equipos de abolengo que han manejado este deporte por un siglo, están perdiendo el control. Pensaron que podían manejar el caos que ellos mismos crearon, que podían mantener el dinero y el poder concentrados en las mismas dos conferencias de siempre. Pero el monstruo ya se les soltó de la correa. Lo que estamos viendo este fin de semana no es una celebración de campeones. Es un intento desesperado, un último manotazo de ahogado para forzar la narrativa y meterla de nuevo en la botella antes de que un equipo invicto del barrio equivocado (¡Dios no lo quiera!) se cuele en su fiesta exclusiva y exponga todo como el juego arreglado que realmente es. Están aterrados. Se puede sentir en el aire. Los comunicados de prensa son cada vez más defensivos, los comentaristas en la tele gritan más fuerte. Es el sonido de un imperio que se derrumba.

Un Barril de Pólvora Disfrazado de Sábado de Campeonato

Olvídate del confeti y el glamour. Olvídate de las bandas de música y los trofeos patrocinados por refresqueras. Este sábado no es una serie de partidos de fútbol americano; es un campo minado. Cada uno de los enfrentamientos es un gatillo potencial para el caos total y absoluto que podría hacer que el trabajo del comité del College Football Playoff no solo sea difícil, sino completamente imposible (y de paso, exponer su total incompetencia). No tienen ni la más remota idea de qué hacer si ganan los equipos ‘equivocados’. Ninguna. Estarán atrapados, en vivo por televisión nacional, forzados a justificar unos rankings que habrán sido hechos añicos. Será un cochinero.

La SEC: Una Batalla Hacia el Olvido

Allá en Atlanta, tenemos el Campeonato de la SEC. Georgia contra Alabama. Lo están vendiendo como un choque de titanes, el maestro contra el aprendiz, la dinastía imparable contra el rey que envejece. Pero esa es la versión para la tele, la versión light. ¿La realidad? Es una lucha en jaula. Georgia, el bicampeón defensor, el gigante aparentemente invencible, se ha visto sospechosamente humano en varias ocasiones esta temporada. Ya no son el mismo monstruo de antes. Se les puede ganar. Y del otro lado, tienes a Nick Saban. Un Nick Saban acorralado, que es la criatura más peligrosa del universo conocido. Tiene un equipo que no debería ni estar aquí, un equipo que casi pierde contra una universidad de segunda y contra un equipo de los ranchos de Auburn, y sin embargo, aquí están. Están jugando con el dinero de la casa y con sed de venganza. Si Alabama gana este partido, todo el bracket del playoff explota. ¡PUM! ¿Dejas fuera a un Alabama campeón de la SEC con una sola derrota? ¿Te atreves a dejar fuera a un Georgia cuya única derrota fue contra ese campeón en campo neutral? El comité tendrá que elegir su veneno, y al hacerlo, invalidará toda la temporada regular para la mitad del país. Es un escenario donde no se puede ganar. Es una catástrofe por diseño. Y es una belleza.

El Big Ten: La Ilusión de la Claridad

Luego volteas a ver el Campeonato del Big Ten. Ohio State e Indiana. En papel, parece sencillo. Una potencia de sangre azul contra un contendiente valiente. ¡Pero ya nada es sencillo! Ohio State, con su equipo lleno de reclutas de cinco estrellas y su récord perfecto, carga con el peso de una conferencia que se ha sentido perpetuamente como la segundona de la SEC. Una derrota aquí no sería solo una sorpresa; sería una humillación de proporciones épicas, una confirmación de cada estereotipo negativo sobre ellos de que son ‘pecho frío’ y no pueden ganar el partido importante. Los sacaría del panorama del playoff de un solo golpe, y con violencia. Para Indiana, esta es su oportunidad de alcanzar la inmortalidad, la chance de quemar todo el orden establecido hasta los cimientos. Una victoria de Indiana crea un vacío de poder. Un campeón del Big Ten con una derrota tendría un argumento, pero ¿lo respetaría el comité? ¿O lo usarían como excusa para meter a un Texas con una derrota o a un Oregon con una derrota, desatando una tormenta de controversia que duraría meses? El partido ‘simple’ es todo menos eso. Es otro cable trampa. Están por todas partes. No hay camino seguro. Solo hay destrucción.

El Sistema es una Farsa y el Futuro es Negro

La peor parte de todo esto es la mentira que te contarán el domingo. La mentira de que los cuatro equipos seleccionados por el comité son los ‘mejores’ o los que ‘más lo merecen’. Es una ficción absoluta. El comité del College Football Playoff no es un panel de expertos objetivos. Es una junta de ejecutivos de televisión, comisionados de conferencias y directores atléticos cuyo único trabajo es proteger los intereses financieros de la clase dominante del deporte. Sus decisiones no se basan en datos o en el rendimiento en el campo; se basan en nombres de marcas, ratings de televisión y acuerdos hechos en lo oscurito. Están creando un programa de televisión, no coronando a un campeón legítimo. El caos de este fin de semana simplemente los obligará a mostrar sus cartas. Se verán obligados a elegir entre equipos igualmente defectuosos, igualmente merecedores (o no merecedores), y su elección arbitraria expondrá el proceso de selección como la farsa que es.

La ‘Solución’ de 12 Equipos es un Problema Aún Mayor

Y ni se te ocurra caer en su próximo truco. No dejes que te vendan el playoff de 12 equipos como la cura para todo esto. No lo es. El playoff de 12 equipos es solo una mentira más grande. Es una forma de sacar más lana, diseñada para devaluar aún más la temporada regular, convirtiendo los enfrentamientos épicos de noviembre en simples juegos para ver quién queda sembrado más arriba. Asegura que los mismos equipos de renombre tengan múltiples oportunidades, garantizando un lugar para un Alabama o un Ohio State con tres derrotas, mientras le dicen a los campeones de las conferencias más chicas que se conformen con su eliminación en primera ronda y una palmadita en la espalda. No resuelve nada. Simplemente hace el problema más grande y la corrupción más difícil de rastrear. Es un comedero más grande para los mismos cerdos. En lugar de discutir sobre el equipo número cuatro contra el equipo número cinco, estaremos gritando sobre por qué el equipo doce entró en lugar del trece. Es la misma lógica rota, simplemente expandida a un grado cómico. Es una garantía de mediocridad en la postemporada. Este fin de semana, este hermoso, horrible y caótico fin de semana, podría ser la última vez que algo de esto se sienta como que realmente importa. Estamos al borde del precipicio. Y la caída va a ser muy, muy larga. Prepárense.

El Playoff Colegial es un Castillo de Naipes a Punto de Caer

Publicar comentario