El Ranking del Fútbol Colegial es un Fraude Total

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El Ranking del Fútbol Colegial es un Fraude Total

TODO ESTO ES UN CIRCO. UNA FARSA MONUMENTAL.

Y así, los meros meros del College Football Playoff, encerrados en su palacio de cristal en Texas, han bajado de su montaña de billetes para bendecirnos a nosotros, la plebe, con su penúltimo ranking sagrado. Y quieren que te lo tragues. Quieren que veas a Ohio State como #1, a Indiana como #2, y a Georgia como #3 y pienses, ‘¡Órale, qué buena está la competencia!’ No seas ingenuo, compa. Esto no es una competencia. Es un teatro, una telenovela ya escrita, y apenas estamos en el capítulo donde meten un poco de drama para mantenernos pegados a la pantalla, justo antes del final predecible y deprimente donde los niños ricos y populares ganan. Otra vez. Porque todo este sistema, esta mafia que se hace llamar ‘comité de selección’, es la cosa más corrupta y transparente del deporte gringo, y mira que hay competencia.

Vamos a decirlo sin pelos en la lengua. Indiana en el número dos es una mentira. Una bonita y temporal mentira. Es el dulce que te enseñan para que creas en la justicia, para que pienses que un equipo que no es de la realeza puede colarse a la fiesta de los grandes. Pero es un espejismo. El comité no tuvo de otra más que ponerlos ahí. Un récord invicto en una de las conferencias importantes, aunque la odien, es imposible de ignorar ahora mismo sin que se les arme un escándalo. Así que actúan. Sonríen para ESPN, hablan del ‘gran trabajo de Indiana’, y los ponen en el puesto #2 como un simple parche, como un lugar temporal. Son el cordero que están engordando para llevarlo al matadero el próximo fin de semana.

EL COLCHÓN DE GEORGIA Y LA ENFERMEDAD DEL SEC

Pero justo ahí, acechando en el #3, está su plan B. Su verdadero amor. Su consentido. Georgia. Un equipo que ya perdió. Un equipo que ya falló en su examen más importante de la temporada pero que sigue ahí, perfectamente colocado, nomás esperando. Esperando a que Indiana tenga un tropiezo, a que pierda por un pelito de rana su campeonato de conferencia, para que el comité pueda cumplir con su verdadero trabajo. ¿Y cuál es ese trabajo? Proteger la marca. Asegurarse de que las semifinales generen el mayor rating posible para sus socios comerciales. Si Indiana pierde el campeonato contra Ohio State, los comentaristas dirán que fue ‘prueba’ de que nunca fueron tan buenos, y los van a mandar hasta el #7 sin pensarlo. ¿Pero qué pasa si Georgia pierde su propio campeonato? Ah, eso es una ‘derrota de calidad’. Una ‘muestra de lo dura que es su conferencia’. Bajarán, ¿qué?, ¿un lugar? ¿Al #4? Es un chiste. Un maldito circo de hipocresía que vemos año tras año.

Porque el cáncer de este deporte es esa creencia fanática de que la Conferencia del Sureste (la SEC) juega en otra galaxia. Es un club de protección de 14 equipos que tiene secuestrado a todo el deporte. Una derrota para un equipo de la SEC es una medalla de honor. Una derrota para cualquier otro es un fracaso imperdonable. Este comité no está juzgando equipos; está juzgando logotipos. Ven la ‘G’ de Georgia en el casco y se derriten. Ven la ‘IU’ de Indiana y ven a un intruso, un error en el sistema que tienen que borrar antes de entregar las cuentas finales.

UN COMITÉ DE TÍTERES Y VENDIDOS

¿Y quiénes son estos tipos que toman las decisiones? ¿Crees que es un cuarto lleno de sabios del fútbol, analizando videos día y noche? ¡No manches! Es una colección de directores atléticos con lealtades a sus conferencias, entrenadores retirados buscando un cheque, y gatos de oficina cuyo único talento es decir que sí a todo lo que diga un ejecutivo de televisión. Su chamba no es encontrar a los cuatro mejores equipos. Su chamba es encontrar a los cuatro equipos que más venden. Los cuatro más mediáticos. No les importa el deporte. Les importan los mercados de televisión y las carteras de los exalumnos ricos. Son la junta directiva de un producto de entretenimiento multimillonario, y van a proteger sus activos más valiosos a como dé lugar. Ohio State es un activo. Georgia es un activo. Alabama, Notre Dame, Texas—todos son activos. ¿Indiana? Indiana es un estorbo. Una anomalía que hay que eliminar.

Y para hacerlo, van a usar sus pretextos inventados. Esas métricas que a veces son súper importantes y a veces no valen nada, dependiendo del equipo. Una semana, la ‘fortaleza del calendario’ es la biblia. A la siguiente, si le conviene a su equipo favorito, todo se trata de la ‘prueba del ojo’. Luego inventan el ‘control del juego’, una frase sin sentido que les permite premiar a un equipo por aplastar a un don nadie mientras castigan a otro por ganar un partido difícil. Es un juego de estafadores. Te marean con palabrería técnica y te confunden, pero el resultado es el mismo: la casa siempre gana. Y la casa son los equipos de abolengo, los de siempre.

ESTA PELÍCULA YA LA VIMOS

Neta, esto no es una teoría de conspiración; es la historia. Si no, pregúntale a TCU en 2014, que estaba en el #3, ganó su último partido por más de 50 puntos, y de la nada lo bajaron al #6 solo porque el comité quería meter a Ohio State. Pregúntale a los equipos invictos de UCF, a los que nunca respetaron y de los que se burlaron en su cara porque su logotipo no era de una marca de lujo. El sistema no está roto. El sistema está funcionando exactamente como sus dueños lo diseñaron. Es un club exclusivo, y equipos como Indiana se quedan afuera, en el frío, sin importar lo que hagan en el campo.

Así que ahora que viene la última semana, no veas los juegos de campeonato como eventos deportivos. Míralos como lo que son: las audiciones finales para un reality show con guion. Fíjate cómo los comentaristas, todos empleados de las mismas empresas que se llenan los bolsillos con el Playoff, empiezan a construir la historia para justificar la caída de Indiana y la salvación de Georgia. No son analistas; son propagandistas. Te están preparando, te están condicionando para que aceptes la tranza que está a punto de suceder. Y en cuanto Indiana pierda un juego cerrado, la maquinaria se va a encender. El discurso va a cambiar al instante. ‘Fue una bonita historia, pero…’ ‘Simplemente no tenían la madera de campeón…’ ‘Su calendario en realidad era muy fácil…’ Será una ejecución rápida y brutal, con el permiso del comité y los aplausos de los medios que les sirven.

La única respuesta lógica es mandar todo esto al diablo. Que te deje de importar. Deja de tomarte en serio estos rankings. Es puro pan y circo. Una distracción carísima y ruidosa diseñada para venderte camionetas, cerveza y una versión falsa de un deporte que murió hace mucho. En el momento en que le quitaron el campeonato a las encuestas y computadoras—que con todo y sus fallas eran más objetivas—y se lo dieron a un grupo de tipos con conflictos de interés en un cuarto oscuro, se acabó todo. Este es el resultado. Un desfile semanal de mentiras. Y la mentira de esta semana es que Indiana tiene una oportunidad. No la tiene. Nunca la tuvo.

El Ranking del Fútbol Colegial es un Fraude Total

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