High Potential Temporada 2: El Pan con Lo Mismo A Toda Velocidad

High Potential Temporada 2: El Pan con Lo Mismo A Toda Velocidad

High Potential Temporada 2: El Pan con Lo Mismo A Toda Velocidad

El Despilfarro de Potencial: La Falsa Promesa de High Potential

A ver, seamos honestos. Estamos en la era de oro de la televisión, ¿no? Series complejas, personajes profundos, narrativas que te obligan a pensar. Pero de alguna manera, el público masivo sigue cayendo rendido ante el mismo truco de magia barato: la serie procedimental con un gancho ridículo y un protagonista “excéntrico” que resuelve crímenes. Y justo en ese molde encaja perfectamente la serie de ABC, High Potential, un producto diseñado para ser un éxito de taquilla, no una obra de arte. La verdad es que los ejecutivos de la cadena están frotándose las manos, porque la serie ha sido un “potencial alto” en ventas, con un bombardeo mediático que la califica como un “poderoso motor de rating”. Pero si rascas un poco la superficie, te das cuenta de que estamos ante una de esas “series-fast-food” que prometen mucho sabor pero te dejan con el estómago vacío. La premisa es de risa: una señora de la limpieza con un coeficiente intelectual altísimo que, entre trapeada y trapeada, resuelve asesinatos que a la policía se le escapan. Es la fantasía ridícula por excelencia de Hollywood, el sueño de que la clase trabajadora es en realidad un genio incomprendido que solo necesita una oportunidad para brillar, aunque la realidad sea que la mayoría de la gente con talento en un trabajo de bajo nivel no está resolviendo crímenes, sino simplemente tratando de llegar a fin de mes, lo cual es mucho menos glamurosooroso y por ende, no vende tanto, ¿verdad?

La primera temporada de High Potential, hay que reconocerlo, logró crear un poco de intriga. Era fresca, la química de los actores funcionaba, y la idea de una mujer que usa su intelecto para desentrañar el desorden en un mundo caótico tenía su encanto. Había una promesa real de que esta serie podría ir más allá del típico “caso de la semana” y explorar la complejidad de la protagonista. Pero luego llegó la segunda temporada, y con ella, la cruda realidad de la televisión en cadena: cuando algo funciona, la fórmula se estira hasta que se rompe. El segundo ciclo de High Potential es el ejemplo perfecto de cómo el éxito masivo puede ser la peor pesadilla para la calidad de una serie. La presión por mantener esos números de rating obliga a los guionistas a acelerar el ritmo, a sacrificar el desarrollo de personajes en favor de los giros de guion rápidos, y a convertir la serie en una máquina de resolver crímenes que no deja espacio para la reflexión ni para que el público se involucre emocionalmente con lo que está viendo. Es el “pan con lo mismo” a toda velocidad, y la verdad, ya estamos hartos de ese tipo de platillos.

El elogio del 98% en Rotten Tomatoes para la primera temporada es una prueba de que el concepto inicial tenía mérito, pero la crítica que se lee entre líneas sobre la segunda temporada, donde se menciona que la primera mitad resolvió los casos “aún más rápido” y que el show se sentía como si estuviera “dando vueltas”, es el verdadero indicador de hacia dónde se dirige la serie. Estamos presenciando el “síndrome de la vaca lechera”, donde el estudio ordeña la idea hasta que no queda más que una cáscara vacía, y todo por la ambición desmedida de exprimir cada peso posible antes de que el público se aburra y pase a la siguiente moda. Es una pena, porque el potencial estaba ahí, pero lo están desperdiciando por el camino de la prisa y la mediocridad.

El Ritmo de Locura: Cuando la Prisa Mata la Tensión

La primera mitad de la segunda temporada de High Potential, según las críticas, ha sido un “desastre de ritmo”. Los casos se resuelven tan rápido que la tensión nunca tiene la oportunidad de construirse, y los giros de guion se sienten forzados y sin peso dramático. Es como ver una carrera de Fórmula 1 donde el narrador te dice quién ganó antes de que el auto cruce la meta; la emoción desaparece, y lo único que queda es el ruido de los motores. Este enfoque de “resolverlo en 40 minutos” es la antítesis de lo que hace que un buen misterio sea memorable. Las grandes series de crímenes te obligan a pensar, a sospechar de todos los personajes, a buscar las pistas junto con el protagonista. Pero High Potential, en su búsqueda por mantener un ritmo frenético y no perder la atención del público, ha optado por un atajo perezoso: nos da la respuesta antes de que terminemos de hacer la pregunta, lo cual es frustrante para cualquiera que disfrute de un buen enigma y no solo de una serie de eventos aleatorios. El show está cometiendo el error de confundir la acción rápida con la intriga genuina, lo cual es una fórmula peligrosa para la longevidad de cualquier serie de televisión.

Cuando la crítica apunta a que la serie está “dando vueltas”, es porque los guionistas han caído en la trampa de la repetición. En lugar de desarrollar a los personajes o explorar las consecuencias emocionales de los crímenes que resuelven, están reciclando los mismos arcos argumentales superficiales, esperando que el carisma del elenco sea suficiente para mantenernos enganchados. El problema es que el carisma se agota rápidamente cuando los personajes no tienen nada nuevo que decir o hacer, y los espectadores más astutos comienzan a notar los patrones. Es el ciclo vicioso de la televisión comercial: el éxito inicial lleva a la sobreexplotación, la sobreexplotación lleva al aburrimiento, y el aburrimiento lleva a la cancelación. Y High Potential está bailando en el borde de ese precipicio, a pesar de sus “impresionantes” números de audiencia. Los creadores están tan obsesionados con mantener el ritmo acelerado que se olvidan de echarle sazón a la historia, y al final, nos queda una serie que es tan memorable como un vaso de agua simple.

La ironía aquí es que una serie llamada High Potential está demostrando, en la práctica, que no tiene el coraje de alcanzar su verdadero potencial. Se conforma con ser una serie de entretenimiento desechable, un producto de consumo rápido que no aspira a ser nada más que eso. Es una elección consciente por parte de los creadores y los ejecutivos, quienes han decidido que el dinero rápido es más valioso que el legado duradero, lo cual es una mentalidad muy común en la industria. Pero para nosotros, los espectadores, es una decepción, porque vemos cómo una serie prometedora se convierte en una versión genérica de sí misma, y no podemos evitar preguntarnos qué podría haber sido si hubieran tenido la valentía de tomarse su tiempo y contar una historia de verdad.

El Futuro Inevitable: Burnout y el Final Prematuro

Si la historia de la televisión nos ha enseñado algo, es que los “poderosos motores de rating” que se basan en fórmulas rápidas y superficiales tienen una vida útil limitada. La segunda temporada de High Potential, con su ritmo frenético y su falta de desarrollo de personajes, está sentando las bases para una caída inminente. La audiencia, por más leal que sea, eventualmente se cansará de que le sirvan el mismo plato una y otra vez, y las críticas negativas comenzarán a acumularse. Los artículos que dicen que la serie necesita mejorar cinco cosas no son una casualidad; son una advertencia de que el público está notando las deficiencias, y si el show no hace un ajuste de cuentas, se arriesga a perder a sus seguidores más rápido de lo que los ganó. La “alta potencialidad” del show se convertirá en su propia trampa, ya que el público espera cada vez más, mientras que los guionistas se quedan sin ideas frescas y recurren a clichés para llenar el tiempo. El show se convertirá en una caricatura de sí mismo, y eventualmente, la cancelación será inevitable, dejando a los espectadores con la sensación de que perdieron el tiempo viendo algo que nunca cumplió su promesa. Es el ciclo de vida de la televisión comercial, y High Potential parece estar siguiendo el manual al pie de la letra.

High Potential Temporada 2: El Pan con Lo Mismo A Toda Velocidad

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