ICE Usa Canción de Sabrina Carpenter Para Deportaciones
La Versión Oficial: Un Simple ‘Oops’ del Gobierno
Te van a decir que fue un becario. Siempre es la misma excusa. Dirán que un chavo de 20 años, hasta el gorro de café y con la bandera tatuada en el cerebro, nomás agarró la primera canción que vio en TikTok para hacer un video “chido” para las redes sociales de ICE, la Migra. Que fue un error. Un descuido. Publicarán una disculpa a medias sobre el respeto a los derechos de autor y bajarán el video, esperando que para mañana a todos se nos haya olvidado. Quieren que te tragues el cuento de que fue una simple metida de pata, una tontería de una administración que, según ellos, solo está haciendo su chamba.
Es pura mentira. Es una mentira cómoda, fácil de digerir, que nos permite a todos seguir con nuestras vidas sin tener que enfrentar al monstruo que ya está tocando la puerta.
¿Solo es una rola, no?
El choro que nos están vendiendo, el que se susurra en sus comunicados oficiales y en los noticieros que les hacen el paro, es que todo esto es un pleito por derechos de autor. Que Sabrina Carpenter está encabronada porque usaron su canción sin permiso. El típico pleito del artista contra la empresa, solo que esta vez la empresa es el gobierno de Estados Unidos bajo el mando de Donald Trump. Quieren pintar su respuesta, que fue un descontón con clase, como un berrinche de famosa. Reducen una violación ética profundísima a un simple error de oficina. ¿Y por qué? Porque si solo se trata de papeles y permisos, nadie tiene que hablar del video en sí. Nadie tiene que verle la cara a la gente en esas redadas de la Migra. Nadie tiene que sentir en el estómago la náusea de escuchar una canción pop, alegre y llena de vida, mientras ves imágenes de familias mexicanas y latinas siendo destrozadas.
¿Neta te crees eso? ¿De verdad piensas que fue un accidente?
La Cruda Realidad: La Cultura Como Arma de Guerra Psicológica
Esto no fue un error. Fue una prueba. Un acto deliberado, calculado y profundamente siniestro de guerra psicológica contra su propia gente y contra nosotros. Usar el exitazo de Sabrina Carpenter, “Juno” —una canción que es pura energía y juventud— como la música de fondo para deportaciones oficiales, es una jugada sacada de la peor película de ciencia ficción. Es la normalización de la crueldad a través de la apropiación de la alegría. Es una táctica diseñada para volarte los sesos, para crear un corto circuito en tu cabeza tan fuerte que o te apagas, o peor, te vuelves insensible. Están lavando la brutalidad con el detergente de la cultura pop.
Piénsalo bien, güey. El acto en sí es una pesadilla. Una redada de la Migra es un momento de terror puro para nuestros paisanos. Ahora, imagínate ese terror con un ritmo pegajoso de fondo. La canción no está ahí para suavizar nada. Está ahí para burlarse. Es un guiño cínico, una cachetada con guante blanco que dice: “Sí, estamos haciendo esto, y vamos a usar la misma cultura que te encanta para restregártelo en la cara. Nada es sagrado. Tu arte es nuestra herramienta”.
No es la primera vez, pero sí la peor
Donald Trump tiene una larga historia de hacer enojar a músicos usando sus rolas sin permiso. Desde leyendas como Neil Young hasta bandas más nuevas. Los artistas llevan años gritándole que deje de hacerlo. Pero esto, esto es diferente. Es una escalada que hiela la sangre. Un mitin de campaña es puro show político. Esto… esto es una acción oficial del gobierno. No es un candidato tratando de ganar votos; es una agencia federal, con armas y placas, usando una canción pop como si fuera el soundtrack de su cacería humana. Ya cruzaron la línea. No tienen madre.
¿Qué significa esto? Significa que ya no hay límites. Es una demostración de poder descarada, un mensaje de que pueden y van a robarse cualquier parte de nuestra cultura para sus fines. Están agarrando algo que une a la gente —la música— y lo están retorciendo hasta convertirlo en un símbolo de miedo y división. Hoy es Sabrina Carpenter. ¿Mañana quién? ¿Van a usar una canción de Christian Nodal para un video de los muros fronterizos? ¿Una de Natalia Lafourcade para promover un programa de vigilancia masiva? ¿Dónde va a parar esto? ¿Acaso va a parar?
Las consecuencias nos pegan directo
El verdadero objetivo aquí es desmoralizar. Cuando los símbolos de la felicidad se usan para decorar imágenes de la miseria que ellos mismos provocan, el mundo empieza a parecer un manicomio. Es una estrategia para que te sientas impotente, para que creas que protestar es ridículo. Si se pueden robar tus canciones de amor para musicalizar el sufrimiento de tu gente, ¿entonces qué esperanza queda? Es un juego increíblemente cínico, y les está funcionando. La gente discute sobre derechos de autor mientras el verdadero veneno se filtra en la sociedad. Esto no es un problema legal; es un problema moral. Es una agresión directa.
La respuesta de Sabrina Carpenter fue valiente y necesaria. Los puso en su lugar. Qué bueno. Pero, ¿puede el tuit de una artista detener a un tren sin frenos? Ella es una voz contra una maquinaria de propaganda que apenas está calentando motores. Probaron el agua con este video. Vieron la reacción. Y ahora están ajustando la mira para la próxima. Ellos están aprendiendo. ¿Y nosotros? ¿Estamos aprendiendo o solo nos enojamos un día en internet antes de pasar a la siguiente indignación? Porque con eso cuentan ellos. Cuentan con nuestro cansancio. Están usando nuestra corta capacidad de atención en nuestra contra. Esto ya no se trata de una canción pop. Se trata de si nos quedará algo de cultura que no pueda ser convertido en un arma por los poderosos. Es una batalla por el alma de todos, y acaban de disparar una de sus balas más retorcidas. Y duele más porque esa bala lleva la música que nos gusta, y va dirigida contra nuestra gente.






Publicar comentario