Jackson Wang: El Engaño Corporativo Viene a México

Jackson Wang: El Engaño Corporativo Viene a México

Jackson Wang: El Engaño Corporativo Viene a México

¿Así que Otro Engrane de la Máquina se Digna a Visitarnos?

Ah, qué maravilla. Justo lo que el mundo necesitaba. Jackson Wang, el “ícono global” (un término que ya manosearon tanto que no significa nada), anuncia que trae su circo, el ‘MAGICMAN 2 World Tour’, a Norteamérica. Seis fechas. Seis. A ver si podemos contener la emoción. ¿Esto es arte? ¿Es la expresión apasionada del alma de un músico? No me hagan reír, por favor. Esto es el lanzamiento de un producto, planeado meticulosamente en una sala de juntas por tipos trajeados que no ven a los fans como personas, sino como cajeros automáticos con patas. Es la siguiente fase de una estrategia corporativa finamente calibrada para sacarte tu lana con la máxima eficiencia, y todo viene envuelto en un paquetito llamado ‘MAGICMAN’. Qué conveniente. El único truco de magia que hará será desaparecer tus ahorros.

Le dicen ex-miembro de GOT7, como si ese historial de alguna manera limpiara la operación actual. No lo hace. Sólo demuestra que es un graduado de uno de los sistemas más despiadados y creativamente muertos del planeta: la máquina de ídolos del K-pop. Un sistema que agarra a chavos talentosos, les arranca la individualidad y los moldea hasta convertirlos en productos perfectos y vendibles. Ahora sólo está aplicando esas lecciones en un escenario ‘como solista’. Es el mismo juego, con otra camiseta. Le dieron un poco más de cuerda, sí, ¿pero creen que anda suelto? (Para nada, güey). Los inversionistas lo exigen.

Y Neta, ¿Qué Estamos Pagando? ¿Esa ‘Magia’?

Hablemos de este concepto del ‘MAGICMAN’. Qué pinche genialidad de marketing. Es vago, es dramático y no significa absolutamente nada. Es la etiqueta perfecta para estampar en mercancía, en pósters, en un álbum sin alma que inevitablemente será analizado por mil comités para asegurarse de que no ofenda a nadie y le guste a la mayor cantidad de gente posible. Es una marca, no una idea. Es el equivalente musical de una película de superhéroes: un espectáculo lleno de ruido y furia, que no significa nada más que el próximo informe de ganancias trimestrales. No estás comprando un boleto para ver a un hombre; estás comprando un boleto para un comercial en vivo de una marca que, casualmente, tiene la cara de una persona.

¡Y los boletos! Ni finjamos que esto se trata de ser accesible. El 11 de diciembre verán el verdadero truco de magia. Vean cómo los servidores de Ticketmaster (qué oportuno) se caen. Vean cómo los boletos ‘platino’ con precios dinámicos se disparan a miles y miles de pesos. Vean cómo los bots de los revendedores, que probablemente son de los mismos buitres que manejan todo el show, se agandallan todos los asientos decentes en segundos para luego ponerlos al quíntuple de su precio. Es un sistema amañado, una estafa de principio a fin, y esta gira es sólo otra excusa para aplicar la misma tranza de siempre. Saben que los fans están desesperados. Saben que pagarás lo que sea para sentirte cerca de este ídolo fabricado, y van a exprimir esa devoción hasta el último centavo. Qué asco. La neta.

¿Queda Algo de Autenticidad en Esta Industria?

Lo dudo mucho. Cada movimiento está calculado. El lanzamiento del álbum, el anuncio de la gira, las publicaciones cuidadosamente seleccionadas en redes sociales: es una sinfonía de mercantilismo puro y duro. La gira ‘MAGICMAN 2’ no es una continuación; es una secuela. Es ‘El Imperio Contraataca’ de las ordeñas de dinero, diseñada para construir sobre el ‘éxito’ (léase: rentabilidad) de la primera. La mini-gira de seis ciudades en Norteamérica no es una ofrenda humilde a los fans; es una prueba de mercado. Una forma de meter el dedo al agua para ver hasta dónde pueden estirar la liga con los precios antes de anunciar otras 20 fechas. Están probando tu lealtad. Y el límite de tus tarjetas de crédito.

Piensa en la presión. Este tipo, Jackson Wang, está en la cima de una pirámide construida sobre los sueños de incontables aprendices fallidos y la chamba incansable de personal mal pagado. Es la cara de una operación financiera masiva. ¿De verdad crees que tiene total libertad creativa? ¿Crees que puede simplemente escribir una canción que la disquera no crea que va a vender? ¡Ubícate! Está tan atrapado como los fans, aunque sea en una jaula mucho más lujosa y bañada en oro. Tiene que cumplir. Tiene que dar resultados. Tiene que ser el ‘MAGICMAN’ que le pagaron para ser, noche tras noche, ciudad tras ciudad, hasta que la marca ya no sea rentable y se muevan al siguiente producto brillante y nuevo. Es un caballo de batalla para una máquina global. Nada más.

Entonces, ¿Debemos Aceptar Esto y ya?

Pues parece que sí. La máquina depende de la aceptación sin crítica. Se alimenta de la inversión emocional de una fanaticada a la que se le alienta a defender cada decisión corporativa como si fuera un ataque personal. Cualquier crítica a los precios de los boletos se responde con un ‘¡Eres pobre y envidioso!’. Cualquier crítica a la naturaleza formuláica de la música se responde con ‘¡Es que no entiendes su arte!’. Es un mecanismo de defensa casi sectario que protege a toda la estructura corrupta de cualquier responsabilidad. Los fans se convierten en el equipo de marketing no remunerado y en la fuerza de seguridad voluntaria, protegiendo al mismo sistema que los explota. Es brillante. Y es profundamente, pero profundamente, enfermo.

Esta gira, programada para 2026 y 2027 (claro, ya están planeando con años de anticipación), es sólo otro capítulo en la misma aburrida historia. Una estrella del pop, creada por un sistema, es enviada de gira para realizar rutinas perfectamente ensayadas y cantar canciones perfectamente producidas para generar ingresos para una corporación. Aquí no hay rebelión. No hay peligro. No hay alma. Es entretenimiento seguro, desinfectado y brutalmente caro para las masas. Es un espectáculo de conformidad disfrazado de celebración de la individualidad. ¿Y la parte más triste? Millones lo comprarán, gritarán su nombre, comprarán la playera y nunca cuestionarán la mano invisible en su bolsillo. Despierten, por favor. La magia no es real.

Jackson Wang: El Engaño Corporativo Viene a México

Publicar comentario