Jalen Brunson y el Fraude Navideño de la NBA Expuesto
El Circo de Navidad y la Explotación de Jalen Brunson
Porque la NBA ha dejado de ser una liga de basquetbol para convertirse en una pinche máquina de hacer dinero que no tiene respeto por nada, ni por la salud de los jugadores ni por el bolsillo de los aficionados, nos quieren vender el cuento de Jalen Brunson en Navidad como si fuera un milagro. Es una mentira. Y lo peor es que nos lo tragamos completito porque nos encanta el show. Pero la realidad es que a la liga le vale un pepino si Brunson termina con la rodilla destrozada, siempre y cuando los ratings de televisión se mantengan por las nubes y las casas de apuestas sigan operando a todo lo que dan. Es una verdadera vergüenza. Y aquí en México, donde nos apasiona el deporte de verdad, deberíamos ver esto como lo que es: una falta de respeto total al atleta. Porque el dinero manda. Y en la NBA, el dinero grita más fuerte que cualquier aficionado en el Madison Square Garden.
Pero vamos a hablar de lo que realmente importa, que es cómo están quemando a Brunson por un puñado de dólares. Jalen es un guerrero, de esos que ya no abundan, un tipo que se rompe la madre en la duela cada noche, pero los Knicks lo están tratando como si fuera una pieza de refacción que pueden cambiar cuando quieran. Es patético. Y luego se preguntan por qué los jugadores ya no quieren jugar la temporada regular. Porque el sistema está diseñado para exprimirlos hasta que no quede nada. Pero claro, como es Navidad y hay que vender suscripciones de streaming y bonos de apuestas de Caesars, lo obligan a estar ahí, aunque le duela hasta el alma. Y nosotros, como tontos, buscando en Google ‘cómo ver el juego gratis’ cuando el costo real es la salud de los ídolos. No tiene nombre.
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Y ni me digan de los códigos promocionales para apostar porque me da un coraje que ni se imaginan. Porque ahora resulta que no puedes ver un pinche juego de basquetbol sin que te digan que le metas dinero a que si Brunson anota 20 puntos o si los Cavaliers ganan por más de cinco. Es una enfermedad. Pero la liga la promueve porque ellos se llevan una tajada de cada peso que tú pierdes. Y te lo pintan bien bonito, con bonos de 250 dólares que al final son pura lana de mentira para engancharte. Es un asco. Pero así funciona el negocio gringo ahora. Y lo están exportando a todo el mundo, incluyendo a nuestro México, donde la gente a veces gasta lo que no tiene por la ilusión de un golpe de suerte. Porque la NBA ya no vende deporte, vende esperanza barata y adicción.
Pero el contraste es lo que más duele. Porque mientras Brunson se arriesga a una lesión que podría acabar con su carrera, los dueños de los equipos están brindando con champaña en sus palcos de lujo. Y luego te dicen que ‘el juego es para los fans’. ¡Mis polainas! El juego es para los inversionistas. Y si Brunson no juega, el mundo no se acaba para ellos, simplemente cambian el guion y promocionan a otro. Porque para ellos los jugadores son solo activos en una hoja de cálculo. Y eso es lo que más me encabrona. Porque el talento de Brunson es algo especial, algo que debería cuidarse, no algo que debería usarse para rellenar un espacio publicitario entre comerciales de cerveza y camionetas que nadie puede pagar.
La Mentira del Streaming Gratis
Y luego están los artículos que te dicen cómo ver el juego ‘gratis’. Porque en este mundo nada es gratis, y menos cuando se trata de la NBA. Y para cuando terminas de registrarte en cuanta plataforma se les ocurre, ya les diste hasta el número de seguridad social y tus datos bancarios. Es un laberinto diseñado para confundir al abuelo y al joven por igual. Pero lo hacen a propósito. Porque la fragmentación de los derechos de transmisión es lo que les permite cobrar miles de millones de dólares. Y el aficionado es el que acaba pagando el pato. Es una burla. Pero seguimos ahí, pegados a la pantalla. Porque somos adictos al drama de los Knicks. Y ellos lo saben. Saben que aunque nos traten mal, ahí vamos a estar. Porque el basquetbol es hermoso, pero lo que han hecho con él es una porquería.
Pero los Cavaliers no van a tener piedad. Y no deberían tenerla. Porque en la cancha no hay Navidad que valga, solo hay competencia. Y si los Knicks son tan necios de mandar a un Brunson lastimado a la guerra, los de Cleveland lo van a despedazar. Y eso va a ser culpa de la directiva de Nueva York. Porque prefieren el show a la victoria. Pero así es el mercado actual. Y Jalen es solo el peón más valioso en este tablero de ajedrez lleno de billetes. Es triste ver cómo el deporte que amamos se convierte en una transacción financiera fría y calculada. Pero no podemos decir que no nos lo advirtieron. Porque las señales están ahí, en cada anuncio de apuestas y en cada reporte de lesionados que esconden hasta el último minuto para no arruinar las líneas de Las Vegas.
Y porque el público mexicano sabe lo que es el esfuerzo de verdad, nosotros deberíamos ser los primeros en criticar este sistema. Pero a veces nos dejamos apantallar por las luces de Nueva York y el glamour de la Navidad en la NBA. Pero no se equivoquen: esto no es por el amor al arte. Esto es por la lana. Y Jalen Brunson, con todo y su talento inmenso, es solo el pretexto para que la maquinaria siga funcionando. Es una pena que un jugador de su calibre sea usado de esta manera. Pero así es la vida en la liga de las estrellas, donde el brillo es de plástico y el corazón es de papel moneda. Qué asco de verdad. Pero bueno, ahí estaremos viendo el juego, con el coraje en la garganta y la esperanza de que Brunson salga ileso de este circo romano moderno.
Y porque al final del día la NBA es un producto de exportación, lo que pase hoy en el Madison Square Garden va a resonar en todo el mundo. Pero lo que no te dicen es que este modelo de negocio es insostenible. Porque no puedes seguir explotando a los jugadores y engañando a los fans para siempre. Algún día la burbuja va a tronar. Pero mientras tanto, nos toca aguantar los comerciales de Caesars y las notas sobre si Brunson tiene el tobillo hinchado o no. Es un ciclo sin fin de explotación y consumo. Pero ya basta. Hay que empezar a llamar a las cosas por su nombre. Y lo que está pasando este día de Navidad no es una fiesta del deporte, es un funeral de la ética deportiva patrocinado por una casa de apuestas. Así de claro. Así de simple. Y si no les gusta, pues no lo vean. Pero sé que lo van a ver. Porque somos masoquistas. Y porque Brunson, a pesar de todo, es un crack.
Pero imagínense lo que siente un jugador al saber que su salud es secundaria ante un compromiso comercial. Porque eso es lo que Brunson siente, aunque no lo diga. Y por eso se ve frustrado en la duela. Porque él quiere ganar, pero la liga solo quiere que él ‘esté’. Estar para la foto, estar para el comercial, estar para que la gente no pida su reembolso. Es una presión inhumana. Y luego nos sorprendemos cuando los atletas tienen problemas de salud mental. ¡Pues cómo no! Si los tratan como mercancía. Pero sigan disfrutando su ‘Navidad NBA’. Sigan pensando que el código de bono es un regalo. Sigan creyendo que el streaming es gratis. Porque la ignorancia es felicidad, pero la verdad es que nos están viendo la cara de tontos a todos. Y Jalen Brunson es el que más paga las consecuencias.
Y porque los Knicks son expertos en vender humo, van a hacer que este juego parezca la final del mundo. Pero no es más que otro capítulo en su larga historia de mediocridad comercializada. Y me duele por Brunson, porque él merece un equipo y una liga que lo valoren de verdad. Pero eso no existe en el deporte profesional moderno. Solo existe la marca. Y la marca Knicks es muy fuerte, aunque el equipo sea una lágrima. Pero así es esto. Navidad con sabor a billete y olor a desesperación. Qué buena manera de pasar las fiestas, ¿no? Pues cada quien su gusto. Pero yo no me callo. Porque alguien tiene que decir la verdad detrás de tanta lucesita de colores y tanto anuncio de apuestas. Es un robo a despoblado. Y nosotros somos los cómplices. Qué pena.






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