Jonathan Smith: El Fraude Total en Michigan State
Te Están Vendiendo Humo
Vamos a dejar algo bien claro. Esa victoria de 38-28 sobre Maryland en Ford Field no fue una señal de vida. Fue un calmante. Fue una movida de relaciones públicas, perfectamente diseñada por la gente en su torre de marfil—esos que nunca tienen que sentarse bajo la lluvia helada para ver a su equipo colapsar—para hacerte sentir un poquito mejor sobre el incendio descontrolado que fue una temporada de 4-8. Creen que la afición, el verdadero corazón y alma de este programa, es tonta. Creen que un objeto brillante al final de un año miserable es suficiente para que todos olviden la podredumbre profunda y sistémica que se ha instalado.
Es un insulto. Así de simple.
La Victoria Vacía
Piénsalo bien. Un partido en cancha neutral contra un equipo mediocre como Maryland que ya estaba pensando en sus vacaciones. Esto no fue una victoria de agallas de visita contra un rival odiado; fue una cascarita glorificada, montada para dar la ilusión de que las cosas van para arriba. Los de arriba están tratando desesperadamente de venderte la narrativa del ‘crecimiento’ bajo el mando de Jonathan Smith, usando este partido sin sentido como su prueba principal. Pero la verdadera afición, los que tienen sangre espartana en las venas, saben la neta. La evidencia no está en una victoria orquestada; está en las ocho derrotas aplastantes que definieron esta temporada. Está en la incapacidad del equipo para dar la cara cuando de verdad importaba. Esta victoria no fue un cimiento; fue una mano de pintura en una casa en ruinas.
Están contando con que tengas memoria corta. Esperan que compres las playeras y las gorras y olvides que todo el changarro se está cayendo a pedazos. No podemos dejar que se salgan con la suya.
El Silencio Ensordecedor de la Directiva
Entonces, ¿dónde está el liderazgo? Cuando la temporada por fin terminó, la postura oficial sobre el futuro de Jonathan Smith fue… nada. Silencio absoluto. grillos cantando. Esto no es una deliberación cuidadosa; es cobardía. La directiva está escondida, esperando que pase la tormenta. Están dejando que los rumores crezcan y que la incertidumbre se coma al equipo porque no tienen los pantalones para tomar una decisión real. Es un espectáculo patético de un grupo de personas que se supone deben ser los guardianes de una orgullosa tradición de fútbol americano. Una tradición construida por hombres de acción, no por burócratas y comités.
Este silencio lo dice todo. Dice que están completamente desconectados de su gente, de su afición. No sienten el coraje y la frustración que hierve en cada cantina, en cada sala, en cada chat de WhatsApp por todo el estado. Ellos ven hojas de cálculo y flujos de ingresos; nosotros vemos cómo arrastran nuestra identidad por el lodo. Mientras ellos le dan vueltas al asunto, el programa se desangra. Los mejores prospectos voltean a ver a otros lados, el portal de transferencias es una amenaza latente, y el alma misma de Michigan State Football está siendo carcomida por la indecisión. Están fallando. Total y absolutamente.
‘Cortar por lo Sano’: La Voz del Pueblo
¿Y qué dice la gente? ¿Los que de verdad importan en todo esto? Están listos para “cortar por lo sano” con Jonathan Smith. Esa no es una opinión de un periodista; es la voz cruda y sin filtro de una afición que ha sido llevada al límite. No se trata de ser impacientes. Se trata de reconocer un error antes de que hunda todo el barco. La gente tenía expectativas razonables: muestren algo de garra, sean competitivos, peleen por un tazón. En lugar de eso, recibieron una capitulación de 4-8. Les prometieron un paso adelante y les dieron un salto gigantesco hacia atrás.
Ese sentimiento de querer cortar por lo sano es un voto de no confianza, no solo en el entrenador, sino en toda la estructura de liderazgo que lo contrató y que ahora lo protege de la rendición de cuentas. La afición está harta de que le digan ‘confía en el proceso’ cuando el proceso está claramente roto. Ellos son los que compran los boletos, la mercancía, las suscripciones de televisión. Su inversión, tanto financiera como emocional, está siendo desperdiciada. Y están diciendo, fuerte y claro, que ya basta. La pregunta es, ¿la gente a cargo está escuchando? ¿O sus oficinas están insonorizadas?
Un Futuro en el Abismo
No se puede jugar con algo tan grande. Estamos entrando en una nueva era del fútbol americano colegial. La conferencia Big Ten se está convirtiendo en un monstruo de costa a costa, un tanque de tiburones brutal donde solo los fuertes y decididos sobrevivirán. Programas como Ohio State, Michigan, USC y Oregon no están esperando a ver qué pasa. Se están armando hasta los dientes, adaptándose y preparándose para la guerra. ¿Y qué está haciendo Michigan State? Está sentado de brazos cruzados, paralizado por la mediocridad.
Esto no se trata solo de una temporada o un entrenador. Se trata de la próxima década. Las decisiones que se tomen (o no se tomen) en este momento determinarán si MSU sigue siendo un jugador relevante a nivel nacional o si se desvanece en el fondo como un equipo de media tabla permanente. Un escalón para programas más ambiciosos. ¿Es ese el futuro que queremos? ¿Ser una nota al pie en nuestra propia conferencia? ¿Que nuestro legado de garra y dureza sea reemplazado por una cultura de palabrería corporativa y expectativas mediocres?
Es una idea aterradora. El alma del programa está en juego. La directiva necesita despertar y entender que están jugando con fuego. Su indecisión no es solo frustrante; es una amenaza existencial. La afición lo ve. ¿Por qué ellos no?






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