La Caída del ACC y el Plan Secreto del Big Ten
El Desahogo de Bevacqua: La Confesión de un Matrimonio Fallido
Aguas, porque lo que vieron el domingo no fue solo un berrinche de Notre Dame por quedarse fuera del College Football Playoff; fue la primera señal pública de que el ACC está a punto de implosionar. Y no lo digo yo, lo dijo el director atlético de Notre Dame, Pete Bevacqua, quien con una franqueza inusual y calculada, destrozó a su propia conferencia al afirmar que había causado un “daño permanente” a su programa. Lo que Bevacqua está haciendo es lo que en México llamaríamos “echarle la culpa al muerto” (culpar al difunto). Y el muerto, en este caso, es el ACC, que está perdiendo relevancia frente a los titanes financieros del Big Ten y el SEC. Bevacqua, que no es ningún tonto, sabe que su programa es la joya de la corona, y que al asociarse con un ACC débil, se está devaluando. La neta, lo que él quiere es un divorcio, pero uno donde él se quede con todo el dinero. El “daño permanente” es la excusa perfecta para justificar la salida de Notre Dame, y créanme, las pláticas secretas con el Big Ten están más avanzadas de lo que parece.
Pero para entender la magnitud de esto, tenemos que ir más allá de los chismes de la prensa deportiva. Piénsenlo así: Notre Dame es un independiente que juega un calendario que en gran parte depende del ACC. Y el ACC, con su red de televisión (ACC Network), tiene un contrato mediocre que no se compara con el dineral que manejan el Big Ten y el SEC. El problema de Notre Dame es que, aunque tiene su propio contrato de televisión con NBC, está atada al ACC en casi todos los demás deportes. Bevacqua está diciendo que el ACC es un lastre, que su debilidad arrastró a Notre Dame y que, por lo tanto, la conferencia es responsable de la exclusión del playoff. Es una jugada maestra de relaciones públicas. Bevacqua sabe que, en el nuevo sistema de playoffs de 12 equipos, la fuerza de la conferencia va a ser el factor decisivo. Y si el ACC no puede competir, Notre Dame tiene que buscar un nuevo hogar. Los rumores apuntan al Big Ten, y Bevacqua con sus declaraciones está pavimentando el camino para esa movida. No es solo frustración; es una estrategia de escape de alta ingeniería.
Y es que el CFP, en lugar de ser justo, se ha convertido en una herramienta para consolidar el poder. La exclusión de Notre Dame a favor de un equipo del SEC con dos derrotas es la prueba de fuego. El comité del CFP está enviando un mensaje claro: si no estás en una de las dos superconferencias, estás en desventaja. Bevacqua está respondiendo a ese mensaje. Está diciendo: “OK, si el precio de entrar al playoff es unirse a una superconferencia, lo haremos.” Es un ultimátum al ACC: o mejoran su juego y consiguen un contrato de televisión que valga la pena, o Notre Dame se va. Y la verdad es que el ACC no tiene la capacidad de hacer lo segundo. La debilidad de la conferencia es un veneno lento, y Notre Dame está a punto de cortar la extremidad para salvar el cuerpo. El “daño permanente” es real, y lo van a sentir mucho más los que se queden en el ACC que los que se vayan.
El Gran Robo del Siglo: Por Qué Ohio State Quiere a Notre Dame
Y aquí es donde entra en juego la rivalidad con Ohio State, porque aunque a veces parezca un simple juego, es mucho más profundo. Ohio State y Notre Dame son dos potencias históricas que están en la mira del Big Ten para crear un monstruo. La entrada menciona que la rivalidad se ha intensificado. Y no es casualidad. El Big Ten sabe que para competir contra el SEC, necesita a Notre Dame. La adición de USC, UCLA, Oregon y Washington al Big Ten es solo el calentamiento. El plato fuerte es Notre Dame. Y Ohio State, como la joya del Big Ten, es el principal beneficiario de esta movida. Un Big Ten con Notre Dame es un Big Ten que puede dictar las reglas del juego. Bevacqua, al quejarse de su situación actual, está abriendo la puerta a una alianza con el Big Ten, una alianza que beneficiará a todos los miembros de esa conferencia. Es un movimiento de ajedrez donde el Big Ten busca consolidar su poder y asegurarse de que sus equipos (como Ohio State) tengan siempre un camino más fácil hacia el CFP.
Piénsalo bien: la expansión a 12 equipos del CFP se supone que iba a reducir la subjetividad, pero lo que realmente está haciendo es obligar a los equipos a unirse a los dos bloques de poder. Notre Dame no puede permitirse el lujo de ser independiente si el costo de esa independencia es la exclusión del playoff. Bevacqua lo sabe. El Big Ten lo sabe. Y Ohio State lo sabe. La rivalidad entre ellos se convertirá en una rivalidad interna en la nueva superconferencia. Y esto, aunque parezca negativo para la tradición, es la única manera de que Ohio State y Notre Dame puedan competir contra el SEC a largo plazo. La “mini rivalidad” que mencionan los datos es solo el preludio de una asociación estratégica que cambiará el mapa del fútbol americano colegial. El “daño permanente” del ACC es el combustible que impulsará esta consolidación.
Y es que no se trata solo de dinero; es de supervivencia. En el nuevo panorama del fútbol americano colegial, ser independiente o estar en una conferencia débil es una sentencia de muerte. El Big Ten quiere a Notre Dame no solo por los juegos, sino por el valor de la marca. Y Notre Dame, al ver cómo la debilidad del ACC la afectó, está lista para unirse al bloque de poder. El futuro del fútbol americano colegial se está cocinando a fuego lento, y lo que vemos ahora es el inicio de la formación de dos superconferencias que dominarán todo. El resto de las conferencias, como el ACC, se quedarán con las migajas. Y Notre Dame, con Bevacqua a la cabeza, está asegurándose de no ser una de ellas. Es una jugada a gran escala, y el “daño permanente” es la excusa perfecta para justificar el salto. Es un juego de poder puro y duro.
El Gran Opt-Out: La Muerte de los Bowl Games y el Futuro del Fútbol Americano Colegial
Y aquí está la parte que le duele al fanático de toda la vida: los bowl games están muertos. La exclusión de Notre Dame y la decisión de algunos jugadores de no jugar en un bowl game que no sea el CFP es la prueba definitiva. Porque, ¿para qué arriesgar tu futuro en la NFL en un partido de exhibición que ya no significa nada? Los bowls tradicionales, que alguna vez fueron la cereza del pastel de la temporada, se han convertido en un estorbo. El CFP ha matado la tradición de los bowls al crear un solo objetivo. Y los jugadores, que ahora tienen más poder que nunca, están tomando decisiones racionales basadas en su valor. El “opt-out” no es falta de compromiso; es pragmatismo puro.
La expansión del CFP a 12 equipos no va a salvar a los bowls, los va a matar más rápido. Los 12 equipos que entren al playoff tendrán un calendario emocionante. Los que queden fuera, ¿qué incentivo tienen? Los bowls se convertirán en partidos de exhibición para los suplentes y los nuevos reclutas, y perderán toda relevancia. Los jugadores, al igual que Notre Dame, están buscando su mejor interés. Y su mejor interés es proteger su cuerpo para la NFL. Bevacqua habla de “daño permanente” a su programa, pero el daño real es a la estructura completa del deporte. Los bowls, que han sido un pilar del fútbol americano colegial por décadas, están a punto de desaparecer. Y es que el nuevo sistema, impulsado por el dinero y la televisión, no tiene espacio para la tradición. Solo tiene espacio para la élite. Y los bowls están fuera de la élite. Es un final triste, pero inevitable, para una era del fútbol americano colegial. El “daño permanente” del que habla Bevacqua es la confirmación de que el viejo sistema ha colapsado. Y Notre Dame es el primero en saltar del barco.






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