La ‘Crisis’ del Real Madrid Es un Chiste de Lujo

La 'Crisis' del Real Madrid Es un Chiste de Lujo

La ‘Crisis’ del Real Madrid Es un Chiste de Lujo

¿Neta es el Apocalipsis para el Real Madrid?

Que alguien le pase sales a los directivos en el Bernabéu, por favor.

¿Es neta? ¿Llegó el fin del mundo? ¿El reino dorado del Real Madrid, ese faro de poder económico y derecho divino a la victoria, finalmente se hizo polvo porque… empató un par de partiditos de fútbol? Los titulares gritan, los “expertos” lloran y los aficionados seguro andan por las calles rompiendo sus playeras de 3,000 pesos. Tres empates seguidos. ¡Qué tragedia, por dios! Para cualquier otro pinche club del planeta, esto es un bachecito, un error en la Matrix, un martes cualquiera. Para el Real Madrid, al parecer, es la crisis del 29, la caída de Tenochtitlán y el final de la serie de Luis Miguel, todo junto en un dramón patético. Y la verdad, está bien cagado de ver.

A ver, vamos a poner las cosas en perspectiva, ¿no? Este es un club que trata un segundo lugar como si fuera el descenso. Toda su identidad está construida sobre un pedestal de expectativas tan ridículamente alto que cualquier cosa que no sea un dominio total, aplastante y con “jogo bonito” se considera un fracaso rotundo. Esto ya no es fútbol; es una enfermedad, güey. La lista de convocados para el partido contra el Athletic Club parece un quién es quién de jugadores cuyos sueldos semanales podrían acabar con el hambre en el mundo (o al menos comprarse un estado pequeño), ¿y se supone que debemos sentir lástima por su “terrible” situación? No. ¡Ni madres! Al contrario, voy por mis papitas y mi chela para ver cómo se desarrolla este melodrama glorioso mientras la institución más sangrona del deporte lidia con la profunda tragedia de no ganar *absolutamente todo el tiempo*. Es una joya.

¿Los Galácticos ya se aburrieron o qué onda?

¿O de plano se les olvidó cómo jugar contra equipos que no se les ponen de alfombra?

Te pones a pensar qué carajos les pasa por la cabeza. ¿A estos titanes del balón, a estos semidioses que vemos en la tele, de verdad les importa un partido gris de media semana en Bilbao cuando el canto de sirena del himno de la Champions está siempre a la vuelta de la esquina? Ese es el verdadero premio, ¿o no? La Liga es nomás la tarea aburrida que tienes que hacer antes de poder salir a jugar con tus cuates en Europa. Es la botanita antes de los tacos. Y ahora mismo, parece que solo están picoteando la ensalada, esperando a que llegue el plato fuerte.

Casi te puedes imaginar el vestidor. Una bola de millonarios viendo Instagram, comparando sus Lamborghinis y, si acaso, escuchando la charla técnica con media oreja. Ese fuego, esa hambre que ves en los equipos que se la están partiendo para subir en la tabla, aquí se reemplaza por una especie de obligación de oficinista. Están ahí para hacer su chamba, una chamba increíblemente bien pagada, eso sí, pero el grito primal de desesperación que define a este deporte está completamente ausente. Es un riesgo laboral de estar siempre en la cima. Cuando ya lo ganaste todo, ¿cuál es el chiste de sudar la gota gorda para ganarle a un equipo de media tabla en un estadio que huele a lluvia y a pasión de la buena? Una pasión que ellos solo pueden comprar. Es un problema, un maravilloso e irónico problema de primer mundo que solo un club como el Real Madrid podría tener. Y verlos tropezar por eso es el placer culposo más chingón que hay.

Bienvenidos a San Mamés: La Catedral del Dolor

¿Está listo el Madrid para un calvario de verdad o se van a derretir?

Y ahora, con su crisis a cuestas, van y se meten a San Mamés. Uff, esto se va a poner bueno. San Mamés no es cualquier estadio; es una fortaleza de la identidad vasca, una olla de presión llena de ruido y hostilidad diseñada específicamente para que los equipitos de la capital se sientan tan bienvenidos como un inspector de Hacienda. Le dicen ‘La Catedral’, y para los rivales, es casi siempre un lugar de penitencia y sufrimiento. No es el ambiente estéril y corporativo de las arenas modernas. Esto es de la vieja escuela. Es crudo. La gente está encima de ti, cada respiro es una mentada de madre a tu apellido, cada grito es un tributo a una filosofía de fútbol única que se opone a todo lo que representa el Real Madrid.

Piensa en la pinche poesía de la situación. El Athletic Club, con su famosa política de ‘cantera’ de usar puros jugadores de la región vasca, es la definición de orgullo local e identidad. Son la antítesis de la política de ‘cartera’ del Madrid. Ellos forjan a sus héroes; el Madrid los compra ya armados y con garantía extendida. Para el Athletic, este no es un partido más. Es una declaración política, güey. Es la oportunidad de demostrar que la sangre, el sudor y el amor a la tierra pueden más que un estado de cuenta. Van a pelear cada centímetro de césped con una ferocidad que las estrellitas del Madrid (consentidos desde que eran niños) quizá ni entiendan. Es un choque de culturas de proporciones épicas, y el Madrid va derechito al ojo del huracán. Más les vale que hayan empacado un impermeable. Y huevos.

Entonces, ¿cuál es el pronóstico acá entre nos?

Prepárense para el teatro más puro de La Liga.

¿Cómo va a terminar este desmadre? Hay un par de posibilidades deliciosas. Escenario A: La ‘Crisis’ se pone peor. El Athletic Club, impulsado por pura garra y 50,000 gargantas, le pasa por encima al Madrid. Los acosan, los presionan, exponen la panza suave de un equipo que espera que el rival le pida permiso para atacar. El Madrid pierde 1-0 con un gol feo y de rebote, y la prensa de la capital entra en pánico nivel fin del mundo. Se cuestiona al técnico. Se acusa a los jugadores de vendidos. Sería un espectáculo glorioso de histeria fabricada.

Escenario B: El Clásico Robo. Después de 90 minutos de ser superados y verse más perdidos que un pulque en un Starbucks, al Madrid le marcan un penal fantasma en el minuto 94. ¡Obvio! El árbitro, quizá cegado por el blanco impecable de sus uniformes o por el peso de su historia, pita una falta después de que un jugador se tropieza con el aire. Lo meten, se roban un 1-0 que no merecen ni de chiste, y la narrativa cambia al instante a “la garra del campeón” y “supieron sufrir”. Es el resultado más predecible, más aburrido y más típicamente del Real Madrid que puede existir. Restauraría el equilibrio flojo y predecible del universo, y solo por eso, casi que le voy al Escenario A. Que reine el caos. Que caigan los gigantes. Y que nos den material para la carrilla.

La 'Crisis' del Real Madrid Es un Chiste de Lujo

Publicar comentario