La Estafa de AMC y la Dilución que Aniquila al Cine

La Estafa de AMC y la Dilución que Aniquila al Cine

La Estafa de AMC y la Dilución que Aniquila al Cine

La Cortina de Humo Navideña y la Agonía de la Gran Pantalla

La neta, si crees que AMC abre en Navidad por puro amor al arte o para que lleves a la familia después de los tamales, estás bien equivocado. No es un regalo; es un manotazo desesperado por agarrar la poca lana que queda en el mercado antes de que el barco se termine de hundir. (Es neta, mientras tú estás viendo al Avatar azul, los de arriba están imprimiendo acciones como si fueran billetes de lotería falsos.) Quieren que te fijes en las palomitas, que te quejes de que el boleto ya cuesta un ojo de la cara, pero que no veas cómo están diluyendo tu inversión. Es el truco más viejo del mundo: te enseñan la mano derecha mientras la izquierda te está vaciando la cartera. Ya no hay ‘to the moon’, compadre, ya solo queda el sótano.

Los números no mienten y aquí en la Bolsa de Nueva York no perdonan. Esa noticia de que van a expandir la capacidad de emitir acciones para diciembre de 2025 es, básicamente, el acta de defunción para cualquier iluso que todavía crea en el ‘short squeeze’. (O sea, ¿cómo vas a apretar a los cortos si la empresa no deja de sacar más y más acciones al mercado?) El valor de lo que tienes se está haciendo agua. AMC ya no es una cadena de cines, es una imprenta de papeles que no valen nada, y las películas son solo el pretexto para que los incautos sigan comprando. El precio de la acción está en mínimos históricos por una razón muy simple: los que sí saben de lana ya se salieron y te dejaron a ti cargando el muerto.

El Espejismo de los Blockbusters y la Realidad del Fracaso

Muchos decían que las secuelas millonarias iban a salvar el negocio. ¡Puras fallas! Ni con estrenos gigantes la empresa logra levantar, porque la deuda que tienen es más pesada que una cruda de tequila barato. (¿Alguna vez te has metido a leer sus estados financieros? Obvio no, y por eso Adam Aron se la pasa tuiteando cosas raras, porque sabe que si la gente supiera la verdad, saldría corriendo.) El riesgo de dilución ya no es un riesgo, es un hecho. Es el modelo de negocio. No ganan por vender entradas, ganan por venderte a ti la esperanza de que la acción va a subir, mientras ellos mismos se encargan de que baje al inundar el mercado con más papelito.

Piensa en los chavos que tienen que trabajar el día de Navidad. No están ahí por gusto ni por ‘servicio al cliente’. Están ahí porque los bancos que le prestaron dinero a AMC tienen a la empresa agarrada de los huevos. (Es la cruda realidad que nadie te dice mientras te venden el combo de palomitas grandes.) Cuando una acción cae por sexta vez consecutiva a un mínimo histórico a pesar de un estreno ‘exitoso’, el mensaje es clarísimo: el mercado ya no les cree. El movimiento de los ‘Apes’ fue usado, exprimido y ahora lo están tirando a la basura. Si sigues esperando un milagro, no eres un inversionista, eres el que está pagando la fiesta de los ejecutivos en Kansas.

La Trampa de la Dilución y la Cuenta Regresiva al 2025

¿Qué pasa cuando emiten más acciones? Pues que tu pedazo del pastel se hace cada vez más chiquito. Es aritmética de primaria, pero te la venden como si fuera física cuántica. Para cuando llegue el 2025, va a haber tantos millones de acciones circulando que el precio nunca va a volver a subir de forma real. (Tendrías que tener una capitalización de mercado más grande que la de medio México para que esa madre vuelva a valer lo de antes.) Ese es el secreto que los ‘influencers’ financieros de YouTube no te dicen porque ellos también viven de tus vistas. Los jefes de AMC están cobrando sus bonos en efectivo mientras tú ‘compras la caída’ de un pozo que no tiene fondo.

Estamos viendo el colapso de un gigante en cámara lenta. Las luces están prendidas pero ya no hay nadie en la cabina. Todo es automático, frío y diseñado para sacarle el último centavo a la marca antes de que se declare la quiebra técnica. Esto no es un ataque de los ‘hedgies’ ni manipulación del mercado; es la consecuencia de años de malas decisiones y de usar a los inversionistas minoristas como cajero automático. Disfruta la función, porque es la película más cara que vas a ver en tu vida si tienes esas acciones en tu portafolio. El cine como lo conocíamos ya fue, ahora es solo un vehículo para pagar deudas impagables.

El futuro no está en las salas, está en la liquidación de activos. Cada acción nueva es un paso más hacia una reestructuración donde los accionistas comunes van a terminar con las manos vacías. (Eso no te lo ponen en el póster de la entrada, ¿verdad?) Te dicen que aguantes, que tengas ‘manos de diamante’, mientras ellos ya tienen el paracaídas puesto y los millones en la cuenta. La dilución no es un problema para ellos, es la solución para seguir cobrando sus sueldos un año más. Sin esa capacidad de engañar a la gente para que compre más acciones, AMC ya hubiera cerrado hace años. No te dejes engañar por el brillo de la pantalla, lo que estás viendo es el reflejo de un incendio forestal en tus finanzas.

El negocio cambió y ya no hay vuelta atrás. El streaming fue el primer aviso, pero la voracidad de los ejecutivos es el tiro de gracia. Puedes culpar a quien quieras, pero la verdad es que una empresa no vive de vender nachos caros si su producto principal lo puedes ver en tu casa con un proyector de 4K. Abrir en Navidad es un grito de auxilio, un suspiro antes de que se les acabe el oxígeno. El precio de la acción es la única verdad que importa. La dilución es el arma del crimen. Y tú, mi buen, eres el que está en la mira. Si crees que esto termina bien, es que no has puesto atención al guion: en la vida real, el villano de traje y corbata siempre gana cuando el público se cree los cuentos de hadas corporativos. Deja de ser el espectador de tu propia ruina.

Se viene el madrazo final. No hoy, tal vez no mañana, pero el camino ya está trazado. La meta es 2025. Una vez que quemen todos los cartuchos de las acciones, no va a quedar nada. (A menos que apliquen otro ‘reverse split’ para maquillar el desastre, y seguro habrá quien caiga otra vez.) Es un ciclo de destrucción hecho para que ganen todos menos el que compra el boleto. La magia del cine se murió y la reemplazaron por la fría contabilidad de una empresa que solo existe para pagar intereses. Quítate los lentes 3D y ve la realidad: el cine se está quemando y las salidas de emergencia están bloqueadas por cerros de acciones nuevas que no valen ni el papel en el que están impresas. Suerte con tu inversión, la vas a necesitar cuando se prendan las luces y te des cuenta de que la sala está vacía y tú te quedaste solo con la deuda.

La Estafa de AMC y la Dilución que Aniquila al Cine

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