La Farsa de Costco en Thanksgiving: Te Están Engañando

La Farsa de Costco en Thanksgiving: Te Están Engañando

La Farsa de Costco en Thanksgiving: Te Están Engañando

¿EN SERIO CREES QUE A COSTCO LE IMPORTA TU DÍA DE GRACIAS?

Qué ternura. De verdad te creíste el cuento. Leíste los encabezados de noticias baratas preguntando “¿Abre Costco en Thanksgiving?” y sentiste un calorcito en el pecho al saber que no. Pensaste: “¡Órale, una empresa con corazón! Dejan que sus empleados cenen pavo con su familia”. A ver, ya despierta. Te están viendo la cara los publicistas más cínicos del planeta, y tú te tragaste el anzuelo completito. Es puro teatro. Una farsa. Una clase magistral de cómo manipular a las masas para que bajes la guardia justo antes de soltarte encima a la bestia aplastante y vacía-carteras que es el Black Friday. Esto no es un regalo. Es el silencio ominoso antes de la emboscada. No te chupes el dedo.

Patético.

¿PERO DARLE EL DÍA LIBRE A LOS TRABAJADORES NO ES ALGO BUENO?

¿Desde cuándo hacer lo mínimo indispensable es un acto heroico? Vivimos en un sistema tan jodido, tan arrodillado ante los caprichos de los amos corporativos, que una empresa que decide no aventar a sus esclavos asalariados a las trincheras en un solo día festivo es aplaudida como si fuera la Madre Teresa. Entiéndelo. A ellos les vale madre el bienestar del empleado; si les importara, estarían hablando de salarios dignos que alcancen para la renta y la comida, de horarios fijos, de mejor seguro médico y de no tener a tres personas haciendo el trabajo de diez durante la temporada alta. Este único, miserable día libre es una retirada estratégica. Es un sacrificio calculado. Pierden un día de ventas mediocres de pays de calabaza para construir una montaña de lealtad y buena imagen que van a cobrar con intereses 24 horas después, cuando las puertas se abran para el apocalipsis del Viernes Negro. Están usando tu sentimentalismo como un arma. Saben que pensarás, “Ah, qué buena onda el Costco, ellos sí son de los buenos”, y así sentirás menos culpa al pisotear a tu vecino por una televisión con mil pesos de descuento. Es asqueroso. Es brillante. Pero no es bondad.

ENTONCES, ¿CUÁL ES LA VERDADERA ESTRATEGIA DETRÁS DEL CIERRE?

Se trata de la imagen, y la imagen, al final del día, es dinero. Siempre. Costco ha cultivado esta reputación de ser el club de precios “fresa”, el que está por encima de los Walmart o los Soriana del mundo. Al cerrar en Thanksgiving, se distinguen de los competidores más desesperados, los que exprimen hasta la última gota de sangre del calendario. Crean una falsa elección: las corporaciones avaras que abren, y las “éticas” que cierran. Este simple acto les genera millones en publicidad gratuita de medios flojos que solo copian y pegan el boletín de prensa. Los hace ver como la autoridad moral. Y desde esa posición elevada, tienen una vista perfecta de ti, el consumidor, mientras preparas la cartera. Le dan el día libre a sus empleados no para que descansen, sino para que recarguen cartuchos. Para que se preparen para el tsunami de compradores frenéticos y enloquecidos por las ofertas, quienes fueron convencidos por este mismo truco publicitario de que Costco es una empresa que merece su dinero. Es un caballo de Troya, y el día festivo es la muralla de la ciudad que tú mismo les abriste. El objetivo no es salvar el Día de Gracias; es conquistar la Navidad y el Buen Fin con otra cara.

¡PERO EL BLACK FRIDAY Y EL BUEN FIN SON TRADICIÓN! ¿QUÉ TIENE DE MALO?

¿Qué tiene de malo? La total y absoluta degradación de la dignidad humana. Tanto para el que compra como para el que vende. Nos han condicionado a ver un día que supuestamente era para agradecer como el balazo de salida para una carrera hacia el fondo del barril, un festival rabioso de consumismo donde celebramos conseguir una oferta en porquerías de plástico hechas en una maquila miserable al otro lado del mundo. Todo el concepto del Black Friday y su copia, el Buen Fin, es una histeria fabricada, una operación psicológica para crear una sensación de urgencia y escasez que no existe. No necesitas esa pantalla de 80 pulgadas. No necesitas otra freidora de aire. Te están diciendo que sí las necesitas. Te están manipulando para que entres en pánico. ¿Y la gente del otro lado de la caja registradora? ¿Los empleados de Costco que acaban de tener su único “día de descanso”? Son los soldados en el frente de una guerra que no pidieron, enfrentando hordas de clientes agresivos y desvelados que les van a mentar la madre por la última licuadora con descuento. Tienen que limpiar el desmadre, resurtir estantes que parecen zona de desastre, y sonreír mientras los insultan, todo mientras saben que su bono navideño es una miseria comparado con las ganancias récord que su agotamiento está generando para ejecutivos que ni en pintura conocen. El daño es que hemos aceptado esta locura como algo normal. Hemos cambiado nuestra humanidad por un miserable descuento.

¿Y QUÉ SIGUE EN ESTE CÍRCULO VICIOSO?

Se va a poner peor, por supuesto. Siempre se pone peor. Esta actuación de “responsabilidad social” se volverá más exagerada mientras la realidad para los trabajadores se vuelve más sombría. Empresas como Costco seguirán perfeccionando el arte del gesto simbólico mientras automatizan puestos, recortan horas y exprimen hasta la última gota de productividad de su personal humano. Cerrarán en Thanksgiving con más bombo y platillo, quizá hasta con una conferencia de prensa con lágrimas en los ojos sobre “la importancia de la familia”, mientras implementan sistemas de inteligencia artificial que le impiden a un padre ir al festival de su hijo. El Buen Fin y el Black Friday empezarán antes, en línea, una semana antes, un mes antes, hasta que todo el fin de año sea un solo grito prolongado de “¡COMPRA AHORA!”. Las ofertas serán más falsas, los productos de peor calidad, la presión más intensa. Y nosotros, el público, estaremos tan aplastados, tan desesperados por cualquier migaja de buenas noticias, que celebraremos estos gestos huecos con más fuerza. Le daremos las gracias a nuestros amos corporativos por la ilusión de libertad y la actuación de compasión. A menos que paremos. A menos que veamos este cierre de Thanksgiving por lo que es: el truco de marketing más cínico del año. El respiro profundo antes de aventarse al precipicio de la locura. No les des las gracias. Cuestiónalos. Cuestiónalo todo.

La Farsa de Costco en Thanksgiving: Te Están Engañando

Foto de bosutn on Pixabay.

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