La Farsa de la Edad de Bruno Tonioli y el Engaño de la TV

La Farsa de la Edad de Bruno Tonioli y el Engaño de la TV

La Farsa de la Edad de Bruno Tonioli y el Engaño de la TV

El Cuento que Te Quieren Vender

Nuestro Querido e ‘Inoxidable’ Bruno

Y así es como nos cuentan la historia, esa que nos dan con cucharita los publicistas de las televisoras y las revistas de chismes. Bruno Tonioli, el juez italiano efervescente y exagerado de Dancing with the Stars, es una fuerza de la naturaleza, un prodigio que no envejece y que celebra un cumpleaños ‘histórico’. Nos pintan la imagen de un personaje universalmente adorado, un hombre cuya ‘personalidad contagiosa’ y su estilo de juzgar ‘extravagante’ se ha ganado el corazón de millones por décadas. Su carrera es un desfile de éxitos, desde bailar con los Rolling Stones hasta convertirse en un nombre familiar en dos continentes. Es amable. Es chistoso. Es, según ellos, el ‘favorito de los fans’.

Pero quieren que veas este cumpleaños, ya sean 69 o 70 (parece que ni ellos se ponen de acuerdo), como una celebración triunfal, una vuelta de la victoria que coincide con la gran final de otra temporada exitosísima de drama prefabricado y bronceados de spray. Es la prueba de su eterno encanto. Una narrativa perfecta. Demasiado perfecta, diría yo.

La Verdad que Te Ocultan

El Juego de los Números y el Circo Mediático

Vamos a dejar algo bien claro. Nadie llega a la cima de la cadena alimenticia de Hollywood sin ser un maestro del ilusionismo. Y la primera ilusión es siempre la edad. Un medio grita que cumple 70. Otro, citando su fecha de nacimiento, insiste discretamente que son 69. ¿Un simple error de dedo? Por favor, no seas ingenuo. Esto es una ambigüedad calculada, un truco clásico para difuminar la realidad, porque en la televisión, especialmente en el mundo superficial y obsesionado con la juventud de los reality shows, ’70’ suena a sentencia de muerte profesional. En cambio, ’69’ todavía te mantiene, de alguna manera, en ‘sus sesentas’. Es un juego psicológico que juegan contigo, el espectador, y con los ejecutivos del canal que siempre, pero siempre, andan buscando a la siguiente cara bonita. Porque esto no es un simple cumpleaños; es un punto de negociación, una ficha, y la confusión es la señal. Revela la inseguridad que se esconde detrás de esa sonrisa de un millón de dólares.

¿Y esa ‘actitud amable’ que tanto promueven? Es una marca. Una muy rentable. He escuchado los susurros de los asistentes de producción y los de audio por años. El verdadero Bruno no es un monstruo, ni de lejos, pero la presión de tener que estar ‘prendido’ durante horas bajo luces calientes, de soltar el comentario perfecto, de actuar esa caricatura del juez italiano extravagante que exigen los productores, es algo que te destroza el alma. Esa energía no es ‘contagiosa’; es producto del agotamiento, y es una actuación por la que le han pagado una millonada para que la perfeccione. Él es un actor interpretando el papel de ‘Bruno Tonioli, Juez de TV’. El producto es consistente. El hombre detrás, está fundido.

La Brutal Realidad del Viajero Transatlántico

Pero por años, no solo estaba montando este show en un escenario; lo hacía en dos, separados por 8,000 kilómetros de océano y ocho horas de diferencia. Durante una década, fue ese loco en el vuelo nocturno, de Los Ángeles a Londres y de regreso. Cada. Santa. Semana. La narrativa oficial era que era un superhéroe, un titán de la televisión con energía ilimitada. Pura mentira. Era una picadora de carne. Era un horario brutal, un castigo físico y mental que rompería a un hombre de la mitad de su edad. Me contaron de adentro de la BBC que, hacia el final, era un fantasma, completamente agotado, su famosa alegría reducida a una chispita detrás de cámaras justo antes de que se encendieran las luces. Su salida de Strictly no fue una simple decisión para ‘pasar más tiempo en Estados Unidos’; fue una rendición. Su cuerpo y su mente ya no podían pagar el precio que la fama exigía. El canal le sacó hasta la última gota de jugo.

Porque a la máquina no le importa la persona. Solo le importa el personaje. Mientras pudiera agitar los brazos, gritar ‘¡SIE-TE!’ y darles el momento viral de la semana, lo seguirían amarrando a ese asiento de primera clase. En el momento en que flaqueó, en el momento en que el cansancio se asomó en su mirada, ya tenían lista la lista de reemplazos. Esa es la cruda y fría verdad del negocio.

¿Es una Fiesta o una Despedida?

Y eso nos trae de vuelta a este cumpleaños ‘histórico’, convenientemente programado con la final de la temporada 34. Tienes que aprender a leer entre líneas. En esta industria, una gran fiesta pública es a menudo una ceremonia de ‘reloj de oro’ disfrazada. Es la forma que tiene el canal de decir ‘gracias por tus servicios’ antes de, muy sutilmente, enseñarte la puerta de salida. Celebran tu legado justo antes de convertirte en parte de la historia. Piénsalo. El show está constantemente tratando de reinventarse para jalar a un público más joven. Un panel de jueces que envejece es un riesgo. Pueden celebrar el legado de Bruno, honrar su contribución y luego, durante las vacaciones, anunciar una ‘nueva y fresca dirección’ para la temporada 35. Es el truco más viejo del mundo.

Así que cuando lo veas riendo y sonriendo, rodeado de confeti y aplausos, no veas solo a la querida personalidad de la televisión. Ve al maestro ilusionista al final de una gira larga y agotadora. Ve al hombre que ha interpretado su papel tan bien y por tanto tiempo que él y el personaje casi se han fusionado. No solo están celebrando su cumpleaños. Posiblemente, están cerrando un capítulo. Y la verdad es que el siguiente acto, probablemente, ya tiene a su protagonista elegido.

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