La Farsa de Wall Street: El Rally que Esconde un Colapso
El Cuento Oficial: La Recuperación Mágica y los Unicornios Financieros
A ver, acérquense todos, pónganse cómodos y escuchen la cancioncita de cuna que nos está cantando Wall Street esta mañana. Según los trajeados que, claro que sí, solo buscan nuestro bienestar, ¡el mercado está de pelos! ¡Los futuros van para arriba! El S&P 500, el Dow, el Nasdaq… todos están trepando esa escalera verde directa al cielo, y todo gracias a la magia del optimismo puro y duro. Un verdadero milagro, caray.
Te van a decir que todo esto es porque el mercado ya está “descontando” la casi segura bajada de tasas de la Fed. Básicamente, que Jerome Powell y su pandilla de banqueros centrales están a punto de abrir la llave y ahogar la economía en dinero barato otra vez, ¿y a poco no es una noticia padrísima para todos? Nos venden una historia de una economía fuerte, una Reserva Federal que se la rifa y de inversionistas súper listos que toman las decisiones correctas. Nos presumen el dato de empleo de ADP que está por salir como la cereza del pastel, la prueba final de que el aterrizaje será suavecito y que todo estará a todo dar. ¡Hasta el brinco de las acciones de Boeing lo usan como señal de que los gigantes industriales ya se levantaron! Qué chulada de tiempos, ¿no?
¡Euforia por las Tasas! (O eso nos quieren hacer creer)
La narrativa que nos están metiendo hasta por los ojos es que los inversionistas son tan genios y tan visionarios que ya superaron cualquier preocupación tonta sobre la inflación o una economía que se tambalea. Para nada. Ahora, según ellos, la mira está puesta en el inevitable giro de la Fed, una movida que supuestamente desatará un nuevo mercado alcista que nos hará millonarios a todos (o bueno, al menos hará mucho más ricos a los que ya tienen un dineral). Este pequeño repunte, insisten, es el comienzo de algo grande. Es un impulso que se va a mantener. Está basado en fundamentales sólidos. Es… puro choro.
Se supone que tienes que ver esas flechitas verdes antes de que abra el mercado y sentir el FOMO (el miedo a quedarte fuera) recorriéndote la espalda. Se supone que pienses: “¡Órale, más vale que le entre ahora antes de que se me vaya el tren!”. Ese es todo el chiste de este teatrito. Quieren que entres en pánico, que compres en el punto más alto, dándoles la liquidez que necesitan para poder salirse ellos con sus ganancias sin hacer ruido. Es el mismo truco de siempre, nomás que ahora con palabritas domingueras de finanzas.
La Neta: Es una Trampa y Ya Te Están Poniendo el Babero
Bueno, ya estuvo bueno de tanta propaganda. Vamos a hablar al chile. Esto no es una recuperación; es un montaje perfectamente planeado para inflar y reventar el mercado, y el perdedor designado es el ciudadano de a pie. Es una situación de “aguas”, un Código Rojo disfrazado de un día verde en la bolsa, y el descaro es tal que hasta sería admirable si no fuera tan gandalla.
¿Ves ese encabezado sobre el “optimismo por la baja de tasas”? Esa es tu primera señal de que algo anda muy, pero muy mal. La única razón por la que la Fed consideraría bajar las tasas de interés es si la economía se está yendo al hoyo o está a punto de despeñarse por un barranco. Las bajas de tasas no son señal de fortaleza; son el equivalente a sacar los desfibriladores porque el paciente ya está con un pie en el más allá. ¿Entonces el mercado sube porque la economía está en terapia intensiva? Que alguien me lo explique. No tiene sentido. A menos que te des cuenta de que el mercado no es la economía. El mercado es un casino, y el dueño te está diciendo al oído en qué número apostar justo antes de girar la ruleta y quedarse con toda tu lana.
La Farsa del Dato de Empleo
Ahora hablemos de ese famoso dato de empleo de ADP. Te dicen que este reporte va a “marcar las expectativas”. Traducción: Los grandes bancos y los fondos de cobertura (que reciben los datos reales días o semanas antes que tú y que yo) probablemente ya saben que el número va a ser para llorar. Saben que el mercado laboral (la chamba) está mucho más débil de lo que dice el cuento oficial. ¿Y qué hacen? Se pasan la mañana inflando el mercado con un vago sentimiento de “optimismo”. Crean una histeria de compras. Esto les permite deshacerse de sus acciones a precios inflados, vendiéndoselas a la gente común que corretea las velas verdes.
Luego, cuando la mala noticia se haga oficial, serán los primeritos en apostar en contra del mercado mientras se derrumba, ganando dinero del colapso que ellos mismos ayudaron a crear. Es una clásica trampa para toros. Te engatusan con la promesa de un festín y luego te cierran la puerta en las narices. Y cuando te quedes con un montón de acciones sin valor, pondrán a un experto en la tele a explicar cómo fue un “golpe inesperado” que nadie, absolutamente nadie, pudo haber previsto (excepto ellos, claro, que para eso lo planearon). Es un juego sucio, asqueroso, y pasa todos los santos días.
¿Y qué Onda con Boeing?
Ni me hagan hablar del brinco de Boeing. ¿La empresa a la que se le caen las piezas de los aviones en pleno vuelo, la que enfrenta investigaciones federales y una crisis de confianza total, de repente es el estandarte de la fortaleza del mercado? ¡No me hagan reír! Esa no es la señal de una empresa sana. Es la señal de una acción tan castigada que cualquier noticia que no sea una catástrofe total (o más probablemente, un acuerdo gubernamental bajo el agua para rescatarlos porque son “demasiado grandes para quebrar”) puede causar un rebote de gato muerto. Es un salto puramente especulativo, impulsado por el chisme, que no tiene nada que ver con la salud a largo plazo de la compañía. Simplemente están usando un nombre conocido para darle un barniz de legitimidad a esta farsa. Te dicen: “¡Mira! ¡Hasta Boeing está subiendo! ¡Todo tiene que estar bien!”. Es un distractor. Un objeto brillante para que no veas cómo se está pudriendo todo por debajo.
El Verdadero Juego de la Fed
La Reserva Federal no es tu cuate. Que eso quede bien claro. No están ahí para cuidar que tu Afore crezca. Existen para asegurar la estabilidad de los grandes bancos, que son sus meros clientes. Durante los últimos quince años, su solución para cada problema ha sido la misma: imprimir billetes. La maquinita de dinero a todo lo que da. Esto ha creado la burbuja de activos más gigantesca y frágil de la historia de la humanidad. Ellos mismos la inflaron, y ahora están viendo cómo le sacan el aire despacito sin que les explote en la cara.
Pero no pueden. La economía ya es totalmente adicta al crédito barato. En el momento en que intentaron hacerse los rudos y subir las tasas, todo empezó a romperse (¿se acuerdan de la crisis de los bancos regionales que barrieron bajo la alfombra el año pasado?). Así que ahora están atrapados. Si mantienen las tasas altas, la economía se estrella en una recesión brutal. Si bajan las tasas, la inflación (esa que juraron haber derrotado) regresa rugiendo como un monstruo. Ya no tienen salidas buenas, y esta volatilidad del mercado es el síntoma de sus políticas fallidas. El supuesto “optimismo” es solo la esperanza desesperada de los adictos al mercado rogando por otra dosis de su dealer, Jerome Powell. Están apostando a que la Fed elegirá salvar el portafolio de Wall Street en lugar de tu poder adquisitivo. Y pues, históricamente, esa ha sido una apuesta bastante segura. Pero esta vez se siente diferente. Las grietas en los cimientos ya son demasiado grandes como para hacerse de la vista gorda, y tanta plática feliz es solo chiflar en la oscuridad mientras caminan hacia el panteón.

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