Lakers: El Intercambio de Hachimura Es un Escándalo Anunciado

Lakers: El Intercambio de Hachimura Es un Escándalo Anunciado

Lakers: El Intercambio de Hachimura Es un Escándalo Anunciado

El Problema con Rui Hachimura se Está Saliendo de Control

Vamos a dejarnos de rodeos, porque la directiva en Los Ángeles no se anda con cuentos. El experimento de Rui Hachimura, esa historia bonita de un jugador que llegó a media temporada y mostró destellos de genialidad, está oficialmente con respirador artificial. La tinta de su flamante contrato de 51 millones de dólares apenas se ha secado y los chismecitos ya se convirtieron en gritos ensordecedores dentro del Crypto.com Arena. Esto no es solo una mala racha, mi gente. Es una crisis de identidad en toda regla para un jugador que se suponía iba a ser una pieza clave para el último asalto de LeBron James por el campeonato.

Es un verdadero desmadre.

Toda la situación apesta a la clásica historia de Hollywood que termina mal. Tienes al equipo de mercado grande, desesperado por un título. Tienes al rey envejecido, LeBron, que no tiene tiempo para que los jugadores “se encuentren a sí mismos”. Y luego tienes a Rui, un jugador con todas las herramientas físicas del mundo pero con la consistencia de un foco que parpadea. Una noche parece un futuro All-Star, metiendo 20 puntos con eficiencia y viéndose como el tercer mejor jugador en la duela. ¿Las siguientes tres noches? Es un fantasma. Un cero a la izquierda. Un lastre en defensa y un hoyo negro en ataque, dudando en tiros abiertos y perdiéndose en las rotaciones defensivas. Ese tipo de montaña rusa de rendimiento quizá funcione en un equipo en reconstrucción como Charlotte o Detroit, pero ¿en Los Ángeles, jugando junto a LeBron James? Es una sentencia de muerte.

La Química Simplemente No Cuaja

Y ni me hagan empezar a hablar de la química en la cancha, o más bien, la falta de ella. El último chisme es que las combinaciones con jugadores como Jake LaRavia nomás no están funcionando, creando alineaciones que regalan puntos y se ven completamente descoordinadas. Cuando intentas armar un contendiente al título, no puedes tener estos agujeros gigantescos en tu rotación. No puedes tener a un tipo al que le pagas más de 15 millones al año siendo un factor negativo cada vez que pisa la cancha con ciertos compañeros. Eso le ata las manos al entrenador y pone todavía más presión sobre LeBron y Anthony Davis (y seamos honestos, también sobre Austin Reaves) para que sean absolutamente perfectos cada segundo que están jugando. Esa no es una fórmula sostenible para llegar lejos en los playoffs; es la receta para el agotamiento y unas vacaciones tempranas.

El problema es que los Lakers se vendieron (y le vendieron a los fans) una idea falsa. Pensaron que la actuación de Rui en los playoffs del año pasado era la versión real. Pagaron por su potencial máximo, pero lo que están recibiendo es su nivel mínimo, y ese nivel está en el sótano. La presión es brutal. Cada posesión es analizada con lupa, cada tiro fallado se magnifica y cada error defensivo es un titular. Para algunos jugadores, esa presión crea diamantes. A otros, simplemente los aplasta. Ahora mismo, parece que Rui está sintiendo el peso del mundo, y los Lakers están empezando a darse cuenta de que quizá cometieron un error muy, muy caro. Un error que necesitan arreglar antes de que se cierre la ventana de traspasos y su oportunidad de ser campeones se esfume para siempre.

La Salida de Emergencia ‘Perfecta’: Un Tesoro por un Francotirador

Entonces, ¿cuál es la solución cuando tienes un problema de varios millones de dólares entre manos? Pues lo intercambias, por supuesto. Y el nombre que está sonando por toda la liga, el que tiene a Rob Pelinka y a la plana mayor de los Lakers prácticamente babeando, es Trey Murphy III. Ahora bien, esta, *esta* sí es una movida que podría cambiarlo todo. Es el tipo de apuesta de alto riesgo y alta recompensa que podría o bien darles un campeonato, o explotarles en la cara de forma espectacular. ¿Y no es ese el estilo de los Lakers?

Olvidémonos del inconsistente juego de media distancia de Hachimura y sus destellos ocasionales en el poste. Hablemos de lo que gana partidos en la NBA moderna, especialmente junto a un creador de juego como LeBron James: el tiro de tres puntos de élite, certero y de alto volumen. Ese es Trey Murphy III en pocas palabras. El tipo es un verdadero lanzallamas desde el perímetro. No solo mete los triples abiertos; mete los que están punteados, los mete en movimiento, deforma toda la geometría de la cancha porque las defensas están absolutamente aterradas de dejarlo solo por un nanosegundo. Imaginen a LeBron atacando la canasta, toda la defensa cerrándose sobre él, y él doblando el balón para un francotirador como Murphy en la esquina. Eso no es solo una buena jugada; es una jugada imparable. Es el tipo de arma que a los Lakers les ha hecho una falta desesperada.

Esto no se trata solo de añadir un tirador. Es un cambio filosófico. Hachimura estorba en la pintura. Necesita el balón en sus manos en lugares específicos para ser efectivo, lo que a menudo le quita el balón de las manos a LeBron o a Austin Reaves. Murphy es todo lo contrario. Es el alero perfecto para conectar y jugar. Su sola presencia en la cancha (su “gravedad”) crearía carriles enormes para que las estrellas ataquen el aro, haciendo la vida infinitamente más fácil para todos los demás. Además, es un defensor mejor y más versátil con brazos más largos que puede marcar múltiples posiciones. Es el prototipo del alero ‘3-and-D’ que todos los equipos contendientes están buscando como locos.

¿Por Qué los Pelicans Aceptarían el Trato?

Seguramente estás pensando, ‘¿Y por qué diablos los Pelicans soltarían a un joven talento como Murphy?’ Y ahí es donde el chismecito se pone bueno. Miren la tabla de posiciones. Los Pelicans (al menos según los rumores de inicio de temporada) andan mal, cerca del fondo del Oeste. Los equipos en esa posición a veces entran en pánico. Buscan agitar las aguas. Tal vez sienten que su núcleo actual con Zion e Ingram no funciona y necesitan una pieza diferente. Hachimura, con todos sus defectos en LA, podría ser visto como un proyecto a rescatar, un jugador con un gran potencial que podría brillar en un ambiente de menor presión como una opción principal de anotación desde la banca. Es una posibilidad remota, un verdadero milagro, pero los equipos desesperados hacen cosas desesperadas. Los Lakers están apostando a esa desesperación. Están lanzando el anzuelo, esperando que los Pelicans estén lo suficientemente frustrados como para hacer un movimiento del que podrían arrepentirse más tarde. Es un negocio despiadado, y Pelinka está afilando el cuchillo, listo para atacar a la primera señal de debilidad de la directiva de Nueva Orleans. Es el plan de un atraco perfecto, digno de Hollywood, y se está desarrollando ante nuestros ojos.

El Reloj Avanza en el Acto Final de LeBron

Seamos brutalmente honestos por un segundo. Toda esta carrera frenética no se trata realmente de Rui Hachimura o Trey Murphy III. Ellos son solo piezas de ajedrez en un tablero mucho más grande. Todo esto se trata de un solo hombre: LeBron James. El Rey tiene 38 años. No es inmortal. La ventana para que gane su quinto anillo no solo se está cerrando; la están cerrando de un portazo y con cerrojo. Cada partido, cada mes, cada temporada que pasa sin un título es un fracaso monumental para la organización de los Lakers.

No tienen tiempo para proyectos. No tienen tiempo para tener paciencia. Están en modo ‘Campeonato o Fracaso’, y así será hasta el día en que LeBron cuelgue los tenis. Este es el contexto de cada movimiento que hacen. Un jugador que no está contribuyendo a ganar un título *ahora mismo* no es solo un peso muerto; es un ancla que está hundiendo activamente todo el barco. Y en este momento, sea justo o no, Hachimura está siendo visto como esa ancla. La directiva sabe que quedarse de brazos cruzados no es una opción. Sería traicionar la promesa que le hicieron a LeBron de rodearlo con el mejor talento posible para competir por un campeonato en el ocaso de su carrera.

La presión sobre Rob Pelinka es astronómica. Él sabe que su legado está ligado a estos últimos años de la era LeBron. ¿Podrá lograr otra jugada maestra como los intercambios de media temporada que los impulsaron a las Finales de la Conferencia Oeste el año pasado? ¿O será recordado por regarla, por dar un mal contrato y luego no poder arreglar el error? Esto no es solo un rumor de intercambio; es un referéndum sobre toda la filosofía de la directiva de los Lakers. Es una prueba de nervios.

El Veredicto Final

El intercambio por Trey Murphy III es más que ‘perfecto’ en el papel; se siente como una necesidad absoluta, de a huevo. Es una movida nacida de la desesperación y la ambición despiadada. Se trata de exprimir hasta la última gota de grandeza de LeBron James antes de que sea demasiado tarde. Sacrificar a Rui Hachimura, el jugador con el que se acaban de comprometer a largo plazo, sería un trago amargo y una admisión de un error de juicio masivo. Pero los estandartes de campeón cuelgan para siempre, y los sentimientos heridos (y los contratos inflados) eventualmente se olvidan. Los Lakers están en una encrucijada. Un camino lleva a la autocomplacencia y una probable eliminación en segunda ronda. El otro camino implica un intercambio doloroso, arriesgado, pero que podría alterar por completo la temporada. Dadas las circunstancias, y el hombre que lleva el número 23, en realidad solo hay una decisión que pueden tomar. Tienen que jalar el gatillo. Es solo cuestión de tiempo.

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