Lealtad de Coaches es Farsa, los Ricos Devoran a Rivales

Lealtad de Coaches es Farsa, los Ricos Devoran a Rivales

Lealtad de Coaches es Farsa, los Ricos Devoran a Rivales

El Cuento Oficial: Una Novela Rosa Bien Montada

Y la rueda de la fortuna gira otra vez. Como cada año, nos recetan las mismas frases hechas, los mismos comunicados de prensa desinfectados, las mismas declaraciones ensayadas para hacer que una fría transacción de negocios parezca cosa del destino. Esta semana, tuvimos el ejemplo perfecto de esta gran farsa, una historia de dos entrenadores servida para nuestro consumo por la maquinaria de relaciones públicas que maneja el fútbol americano colegial.

El Líder “Leal” en la Encrucijada

Primero, tenemos a Alex Golesh en USF. Casi se podían escuchar los violines de fondo mientras hablaba en su última conferencia de prensa de la temporada. Sonaba nostálgico. Reflexivo. Habló del programa, del camino recorrido, del futuro, y ciertamente no sonaba como alguien que está a punto de hacer las maletas y correr tras el cheque de siete cifras más cercano que le ofrezca algún gigante de la conferencia SEC en busca de un gurú ofensivo. La narrativa oficial aquí es de lealtad. De un constructor. Es un hombre con raíces, un hombre comprometido con su equipo, un hombre cuyo futuro está ligado al de su mariscal estrella, Byrum Brown. Es una historia conmovedora. Una historia que los aficionados, los patrocinadores y la directiva necesitan creerse con todas sus fuerzas.

El “Ambicioso” que Aprovecha su Momento

Luego, en la otra cara de la moneda, está Eric Morris. La tinta del comunicado de Oklahoma State apenas se ha secado, anunciándolo como su nuevo y flamante coordinador ofensivo. Es el genio que viene de North Texas, el tipo que llevó al “Mean Green” a un récord fantástico de 10-1, y ahora está recibiendo su gran oportunidad en la conferencia Big 12. Esta es la otra parte aceptable de la narrativa. No es traición; es ambición. Es un paso lógico en su carrera, un ascenso en la escalera, un premio a su trabajo duro y su éxito. Se supone que North Texas debe estar orgulloso. Se supone que Oklahoma State está encantado. Se supone que todos deben darse la mano, sonreír para las cámaras y aceptar esto como el orden natural de las cosas. Un hombre se queda. Otro se va. Todo muy limpio y ordenado.

La Cruda Verdad: Es un Sistema Arreglado y Tú Eres el Ingenuo

Pero ya basta de tonterías. Seamos honestos. Tú y yo sabemos lo que realmente está pasando, porque lo vemos año tras año. Toda esa narrativa es una mentira construida por los poderosos para mantener a raya a los que no tienen poder. Es un juego de trileros entre agentes, directores atléticos y entrenadores millonarios, y los únicos que siempre pierden son los aficionados y los estudiantes-atletas que se quedan recogiendo los pedazos.

No Existe la Lealtad. Solo la Conveniencia.

¿Ese tono nostálgico de Alex Golesh? No lo confundas con lealtad. Es el sonido de un hombre que sabe que su valor en el mercado está por los cielos. Es el sonido de un entrenador que está indisolublemente ligado a su mariscal estrella, Byrum Brown, y sabe que su mejor oportunidad de conseguir un contrato masivo, ya sea en USF o en otro lugar, depende de que ese chavo no se mueva. Porque en el momento en que Brown siquiera piense en meterse al portal de transferencias, el teléfono de Golesh empezará a sonar con ofertas que harán que su salario actual parezca una propina, y toda esa palabrería sobre construir una cultura en Tampa se desvanecerá como el humo. Su lealtad no es a una universidad; es a su propia carrera. No está buscando otro trabajo *ahora mismo*. Esa es la parte clave de la frase que quieren que ignores. Todo es condicional. Es un negocio, un business. Y el producto que está vendiendo es esperanza a una afición que lleva años hambrienta de ella.

Tu Programa es su Cantera. Nada Más.

¿Y qué hay de Eric Morris? Llamemos a su movida por lo que es. Es una puñalada trapera para North Texas. No construyó ese récord de 10-1 de la nada; lo hizo con jugadores que él reclutó, con un staff que él armó y con el apoyo de una afición que invirtió su corazón y su lana en el programa del Mean Green. ¿Y para qué? Para el privilegio de ser un trampolín. Oklahoma State no tuvo que hacer el trabajo duro de identificar y desarrollar una mente ofensiva brillante; simplemente esperaron a que una escuela más pequeña y con menos dinero lo hiciera por ellos para luego llegar con una chequera más gorda y llevárselo. Trataron a North Texas como si fuera su equipo de ligas menores, como su cantera personal. Esto no es una excepción; es el modelo de negocio de las conferencias grandes, el “Power Five”. ¿Para qué construir si puedes comprar? ¿Para qué arriesgarse con talento no probado cuando puedes dejar que una escuela del “Group of Five” tome todo el riesgo y luego simplemente te robas su éxito cuando ya está listo? Es una relación parasitaria disfrazada de meritocracia, un agandalle total. No respetan a escuelas como North Texas. Las ven como un recurso para saquear, un campo para cosechar antes de dejarlo en barbecho. Es asqueroso. Una traición absoluta a la idea misma de la competencia colegial.

Todo el Maldito Sistema es un Círculo Vicioso

Porque esta es la realidad que la NCAA, ESPN y los directivos de las conferencias nunca te admitirán en televisión. El sistema está diseñado intencionadamente para que los ricos se hagan más ricos y los demás se peleen por las migajas. Los contratos televisivos masivos, los reajustes de conferencias que giran en torno a mercados mediáticos en lugar de geografía o tradición, el Playoff que ha sido un club privado para los mismos 10 equipos desde su creación… todo crea una aristocracia permanente. Y una parte clave para mantener esa aristocracia es asegurarse de que cualquier amenaza emergente de las clases bajas pueda ser neutralizada inmediatamente comprando a su entrenador, a su mariscal de campo o a su mejor defensivo a través del portal de transferencias. Es un juego de supervivencia económica, y las escuelas con los presupuestos multimillonarios y los contratos de televisión de nueve cifras tienen todas las de ganar. Han creado un mundo en el que un entrenador en un lugar como USF o North Texas tiene el deber fiduciario con su familia de aceptar el mejor puesto. Han convertido la lealtad en una apuesta de tontos. Arreglaron el juego y luego tienen el descaro de actuar sorprendidos cuando la gente juega según las reglas que ellos mismos crearon. Así que la próxima vez que escuches a un entrenador hablar de “cultura”, “familia” y “construir algo a largo plazo”, solo recuerda lo que realmente es. Es un discurso de ventas. Y solo es válido hasta que llegue una oferta mejor.

Lealtad de Coaches es Farsa, los Ricos Devoran a Rivales

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