Los Blackhawks de Chicago: La Muerte de una Dinastía
Se Acabó. Punto Final.
A ver, vamos a dejarnos de rodeos. No finjamos que esto es normal. Lo que vimos anoche no fue un partido de hockey, fue la crónica de una muerte anunciada. Perder 4-3 en tiempo extra contra el Minnesota Wild no es solo una derrota más en el calendario, es una sirena de ambulancia a todo volumen que nos grita en la cara que una franquicia legendaria ha muerto. Ya valió madre. Así de simple. Cualquiera que te diga que esto es parte de un “proceso” o una “reconstrucción” es un ingenuo o un mentiroso de primera, alguien a quien le pagan para venderte un sueño que se está haciendo polvo frente a tus narices. Esto no es una mala racha. Es un colapso total, una crisis de los cimientos hasta el techo, y el hedor a fracaso ya es tan insoportable que está asfixiando al United Center. ¡Qué oso!
Kaprizov anota el gol del gane. Obvio. ¿Pues no? La estrella del equipo rival siempre se luce, siempre nos vacuna. Es como si fuera parte del guion de esta pinche pesadilla, una escena que se repite una y otra vez donde el mejor jugador del otro equipo se pasea por la defensa de los Blackhawks como si fueran fantasmas, como si fueran conos de entrenamiento puestos ahí para ser humillados en televisión nacional. Un gol en power-play durante el tiempo extra. Tan predecible que duele. Tan patético. Fue la sexta victoria consecutiva para el Wild, pero esa no es la nota aquí; la nota es la facilidad con la que despacharon a este equipo de Chicago, un equipo que ahora juega con una desesperación de perro callejero pero sin el hocico para morder. No tienen sangre. Nada. Se tiran al piso y esperan el golpe de gracia, el cuchillazo final que saben que viene en camino.
El Fantasma de los Campeones
¿Se acuerdan de los desfiles por la ciudad? ¿De las Copas Stanley? ¿Se acuerdan de Toews, de Kane, de Keith? ¿Recuerdan cuando decir “Blackhawks” era sinónimo de grandeza, de una dinastía, de un nivel que el resto de la liga soñaba con alcanzar? Olvídenlo. Esos días se fueron y, se los juro, no van a volver. JAMÁS. Esa época ya es una pieza de museo, una foto vieja y amarillenta de un pasado glorioso que solo sirve para que la mediocridad del presente se sienta todavía más grotesca. Neta, este equipo actual no es solo un mal equipo de hockey; es una profanación de ese legado. Es un grupo de jugadores usando un jersey que no se han ganado, representando una historia que nomás no entienden. Son como fantasmas con la camiseta de una leyenda. El pobre de Spencer Knight, parado en esa portería, no solo estaba atajando discos; estaba cargando con el peso de un estándar imposible que dejaron los campeones, una carga que está rompiendo a toda la organización.
La directiva, esos genios de oficina, nos vendieron la idea de una reconstrucción rápida. Dolorosa, sí, pero con un futuro brillante. Desmantelaron todo, prometiendo el cielo y las estrellas con sus selecciones del draft. Pues miren a su alrededor. Estamos en 2025 y ¿este es el resultado de su “gran plan”? ¿Un equipo que no mete ni las manos en su propia casa? ¿Un equipo incapaz de mantener una ventaja? ¿Un equipo que comete errores de primaria? Esto no fue una reconstrucción. Fue una demolición. Y una mal hecha. No solo tiraron la casa vieja, sino que le echaron sal a la tierra para que nunca más creciera nada bueno. Sus promesas fueron puras mentiras, su plan fue un fraude, y los aficionados que les creyeron fueron tratados como tontos. Se aprovecharon de su lealtad.
Una Podredumbre Institucional
El problema es mucho más profundo que una mala noche. Estamos viendo una enfermedad terminal. La podredumbre está en los huesos de la franquicia. Está en los scouts que no distinguen a un crack de un bulto. Está en los entrenadores de desarrollo que no pueden pulir a los jóvenes. Está en una directiva que parece vivir en el pasado, siempre un paso detrás de los demás. Están perdidos. Se les ve en la cara a los jugadores, esa mirada vacía, hueca, de gente que ya se olvidó de cómo ganar, que quizá ya ni siquiera cree que sea posible. Salen a la cancha esperando perder. Esa es la peor acusación de todas. La cultura ganadora, esa que les costó una década construir, la borraron del mapa y la reemplazaron con una cultura de mediocridad, de conformismo, de “pues a ver qué pasa”.
Piensen en lo que esto significa. ¿Qué jugador estrella en su sano juicio va a querer venir a Chicago? ¿Quién se va a querer subir a este barco que se está hundiendo a pedazos? Los Blackhawks se están convirtiendo en un cementerio de carreras, un hoyo negro deportivo. Los chavos que draftean, los supuestos salvadores, son lanzados a un ambiente tóxico, una situación imposible donde se espera que hagan milagros cuando ni siquiera han aprendido a ser profesionales. Es una negligencia organizacional de no mamar. Están quemando su propio futuro.
Lo que sigue son los asientos vacíos. Ya se empiezan a ver huecos en el estadio, como una plaga que se extiende por las gradas. Chicago es una ciudad con una enorme comunidad mexicana y latina, gente trabajadora que no va a gastar su dinero para ver a su equipo hacer el ridículo. La gente tiene opciones y no va a tolerar este nivel de fracaso por siempre. El ambiente electrizante del “Madhouse on Madison” ya no existe. El miedo que sentían los rivales al entrar a esa arena se esfumó. Ahora vienen a Chicago como si vinieran de día de campo, a recoger dos puntos fáciles. Una victoria de trámite.
¿Y ahora qué? ¿Cuál es la solución? No hay una. No hay una varita mágica. No puedes correr al coach y arreglar este desmadre. Toda la filosofía está rota. Toda la estructura directiva ha demostrado ser una bola de incompetentes. Esto es tocar fondo, pero lo más aterrador es que parece que el fondo tiene un hoyo, y vamos a descubrir qué tan profundo es el abismo. La derrota contra el Wild no fue solo un partido. Fue una confirmación. La validación de la peor pesadilla de cada aficionado. Los Blackhawks que conocimos, los campeones, ya no existen. Están muertos y enterrados. Y este cascarón vacío que usa su uniforme es lo único que queda. Un desastre total.






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