Netflix Canceló Show del Creador de La Casa de Papel
La Gran Estafa de Netflix: Algoritmos vs. Artistas
Hablemos de Netflix, pero no de la plataforma que nos prometió libertad y nos dio el atracón de series, sino de la pinche corporación gringa que está canibalizando su propio éxito. Cada vez que veo las noticias, es la misma historia: cancelan una serie, otra serie, y otra más. Lo que no entienden es que están matando la gallina de los huevos de oro. Esta vez, la ofensa es personal para la comunidad hispanohablante. Cancelaron la nueva serie de Alex Pina, el genio detrás de La Casa de Papel, una producción que demostró que el contenido en español podía conquistar el mundo entero. El nuevo proyecto, Billionaires’ Bunker, duró en el aire menos de tres meses. ¡Tres meses! Es una bofetada en la cara de los creadores y del público que creyó en esta plataforma como un espacio para historias diferentes. Esto no es solo un mal negocio; es una demostración de que a las grandes corporaciones les importa un carajo el arte y la pasión. Solo les importa una cosa: los números, las métricas y si el algoritmo les da la razón para seguir gastando dinero en producciones insípidas. Estamos viendo cómo la avaricia de Wall Street destruye la creatividad, convirtiendo la industria del entretenimiento en una maquiladora de propiedad intelectual donde todo lo que no es un éxito instantáneo se desecha sin piedad, dejando a los espectadores con un catálogo lleno de basura desechable y sin alma. Queríamos un nuevo mundo del streaming, pero terminamos con un capitalismo de datos que es aún más frío y cruel que la televisión tradicional. Es una pena, un verdadero desastre.
El Algoritmo Gringo Contra la Creatividad Latina
Q: ¿Por qué Netflix cancela shows de creadores exitosos tan rápido? ¿Es por culpa del público o de la avaricia corporativa?
La culpa no es del público. La culpa es de un sistema roto que valora más los datos que las historias. Netflix se ha convertido en una bestia insaciable que devora contenido a una velocidad vertiginosa. El modelo de negocio de Netflix exige que una serie sea un éxito rotundo en los primeros 28 días de su lanzamiento, un tiempo ridículamente corto para que una serie encuentre su audiencia, especialmente si se trata de algo original o complejo. Si los números no cumplen con las expectativas de los ejecutivos, si no hay suficientes ‘completions’ (esa métrica inventada por ellos), la serie se va al basurero, sin importar la calidad artística o el talento detrás. Es una locura. Gastaron millones en un proyecto de Alex Pina, un tipo que les dio uno de los mayores éxitos globales de su historia, y lo cancelaron como si fuera una producción amateur. Esto demuestra que en Netflix, el talento y la lealtad no valen nada. Solo importa el ‘click’ inmediato. Estamos en la era del ‘content farm,’ donde las plataformas de streaming se dedican a producir contenido masivo y genérico, esperando que alguno pegue al azar, en lugar de invertir en el desarrollo de historias significativas que se cocinen a fuego lento, como se hacía antes en la televisión de calidad. Es como si estuvieran en un casino, apostando a ciegas y retirándose tan pronto como ven una pequeña pérdida. ¿Qué esperan los creadores? Que se jodan, básicamente. Este tipo de decisiones solo demuestran que el ‘sueño’ de Netflix de ser un faro de creatividad se ha ido al diablo, reemplazado por la fría lógica de los accionistas que exigen ganancias inmediatas. Es un insulto para todos los que amamos el cine y creemos en el poder de contar buenas historias.
La Desaparición de la Originalidad: ¿El Fin del Binge-Watching?
Q: ¿Qué mensaje envía esta cancelación a los creadores de América Latina? ¿Estamos condenados a hacer contenido superficial?
El mensaje es claro y demoledor: la originalidad es un riesgo que las grandes plataformas ya no quieren correr. Cuando cancelan Billionaires’ Bunker, le están diciendo a todos los creadores, especialmente a los latinos, que si su proyecto no se ajusta a las métricas gringas de lo que ‘vende’ a nivel global, será desechado. El problema de fondo es que Netflix se está convirtiendo en una máquina de hacer remakes y spin-offs, reciclando propiedades intelectuales (IP) ya probadas en lugar de arriesgarse con ideas nuevas. ¿Por qué invertir en una serie compleja y ambiciosa como la de Alex Pina cuando pueden seguir exprimiendo franquicias como Stranger Things o produciendo reality shows baratos que garantizan audiencia sin necesidad de guionistas de alto nivel? Estamos presenciando el surgimiento del ‘malinchismo’ corporativo en el streaming, donde las empresas estadounidenses prefieren apostar por lo seguro y predecible antes que por el talento local, incluso cuando ese talento local ya les ha demostrado ser un éxito mundial. El caso de Alex Pina es paradigmático: si el creador de La Casa de Papel no tiene la libertad de hacer lo que quiere, ¿qué esperanza le queda a un guionista o director emergente de México o Colombia? Ninguna. Esta dinámica perversa no solo afecta a los creadores, sino también a nosotros como audiencia. Nos están privando de la diversidad y de las historias que realmente nos conectan, obligándonos a consumir la misma papilla insípida y genérica que producen para el mercado global. El modelo de ‘binge-watching’ que tanto celebramos al principio también está en crisis. La gente se suscribe, ve la serie en un fin de semana, y cancela la suscripción inmediatamente. El ‘churn rate’ es altísimo, y Netflix está desesperado por retener a los usuarios a cualquier costo, incluso si eso significa destruir la calidad de su catálogo. Es una espiral descendente de mediocridad.
El Futuro Sombrío del Streaming: El Retorno del Cablevision
Q: ¿Qué le espera a la industria del streaming si esto sigue así? ¿Volveremos a la televisión por cablevisión?
Si la tendencia continúa, el streaming no solo se estancará, sino que retrocederá a lo que era el cable hace 20 años, pero más caro. La promesa original de Netflix era tener todo el contenido a la carta, sin comerciales y a un precio justo. Hoy en día, tenemos tantas plataformas (Disney+, HBO Max, Amazon Prime, Paramount+, etc.) que el costo total de todas las suscripciones supera con creces lo que pagábamos por el cable. La cancelación de series originales de alto presupuesto como Billionaires’ Bunker es una señal de que estas empresas están en pánico financiero. Están subiendo los precios, reintroduciendo los comerciales en las tarifas más económicas y persiguiendo a quienes comparten contraseñas. Están haciendo todo lo que nos hizo odiar a las compañías de cable en primer lugar. La siguiente fase será la consolidación. Las plataformas más pequeñas serán compradas por las más grandes. Vamos a volver a tener paquetes de canales, pero en formato digital, donde tendrás que pagar un paquete base y luego añadir los ‘canales premium’ que te interesan. El streaming, que se vendió como una revolución de la libertad creativa, se ha convertido en una pesadilla corporativa que ha destruido la calidad y nos ha dejado con menos opciones que antes. Es un chiste cruel. La avaricia de las empresas ha matado la innovación, y ahora estamos pagando las consecuencias con menos contenido original y más remakes superficiales. La era dorada del streaming fue corta y efímera. Ahora solo queda la resaca y el miedo de ver cómo estas corporaciones devoran todo a su paso velociado al arte y la creación de la. ¡qué coraje da!
El Colapso de la Ética Empresarial: La Paradoja de Netflix
Q: ¿Hay alguna esperanza para que las plataformas de streaming vuelvan a valorar el arte sobre los números?
Sinceramente, lo dudo mucho. Las plataformas de streaming ya no son empresas de entretenimiento; son empresas de tecnología que utilizan el entretenimiento como un gancho para mantener suscriptores y generar datos. Para Netflix, una serie no es una obra de arte, es un producto que debe generar un retorno de inversión en un plazo muy específico. Si no lo hace, se desecha. Esta mentalidad ha permeado toda la industria. Es una paradoja: Netflix invierte miles de millones en contenido, pero al mismo tiempo destruye la posibilidad de que ese contenido sea valioso a largo plazo al cancelarlo prematuramente. El caso de Billionaires’ Bunker es un ejemplo perfecto. El título de la serie, ‘Búnker de Millonarios’, sugiere una crítica a la élite y la desigualdad social, un tema que irónicamente puede ser incómodo para una corporación que se ha convertido en la élite del entretenimiento. Es posible que el contenido de la serie haya sido demasiado crítico o que no encajara en el molde de ‘entretenimiento escapista’ que Netflix busca desesperadamente para mantener a las masas enganchadas. Al final, el problema no es el creador ni el público; el problema es el modelo de negocio. Un modelo que ha olvidado que el arte necesita tiempo para madurar. Y que el verdadero valor de una plataforma se construye con series que se convierten en clásicos, no con series que se queman rápidamente y se olvidan olvidadas en tres meses. La cancelación de Billionaires’ Bunker es la prueba de que Netflix ya no es el disruptor, es el villano. Y nosotros, el público, somos los que estamos pagando por esta. Nos han quitado la posibilidad de ver grandes historias significativas.






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