Ofertas de Black Friday Exponen la Caída de Netflix y Cía

Ofertas de Black Friday Exponen la Caída de Netflix y Cía

Ofertas de Black Friday Exponen la Caída de Netflix y Cía

No Son Ofertas, Son Manotazos de Ahogado

Y pues sí, ya empezó otra vez el bombardeo. El diluvio de correos y anuncios que te gritan en la cara sobre las “ofertas” del Black Friday, esas que según son para no dejarlas pasar, pero que cada año se sienten más como una extorsión bien planeada. Pero aguas, porque este año la desesperación huele diferente, un tufillo que viene directo de los jefes de Hollywood y los nerds de Silicon Valley. Porque estas ofertas de los servicios de streaming, esos ganchos de “cincuenta por ciento de descuento en tus primeros tres meses” de Netflix, Disney+, Hulu y toda la bola de gandallas, no son regalos. Para nada. Son gritos de auxilio, llenos de pánico y sudor, de una industria que ya se rompió, que se está ahogando con su propia avaricia.

Es un circo, la neta. Nomás hay que ver.

¿Se acuerdan de la época dorada? Ese ratito mágico, hace como cinco o seis años, cuando cancelar el cable se sentía como hacer una revolución, como pintarle el dedo a las cableras que nos habían sangrado la cartera por décadas. Contratabas Netflix, chance y el Hulu, y ya estabas armado. Por unos doscientos o trescientos pesos al mes tenías un mundo de series y películas. Era fácil. Era barato. Y era una mentira. Porque los meros meros de la tecnología y el entretenimiento vieron ese modelo tan simple y, como son unos genios, decidieron romperlo en mil pedacitos carísimos y confusos. No soportaron ver que al vecino le fuera bien, así que cada quien lanzó su propio salvavidas, creando una flotilla de plataformas que nomás están estorbando en el mar digital. Y ahora, ¡sorpresa!, se están hundiendo todos por el dineral que gastan en su contenido y porque la gente ya se hartó.

La Fuga de Clientes es Real y Están Asustados

Así que cuando veas ese anuncio de Starz por 15 pesos al mes, no pienses que es una ganga. Imagínate el pánico en la sala de juntas. Imagínate a los ejecutivos dándose cuenta de que después de gastar miles de millones de dólares en series que nadie ve y de perseguir a los que comparten contraseñas como si fueran el Chapo, la gente por fin se está yendo. Están cancelando. La gente se está dando de baja. Es la era del “chapulineo de streaming”, donde la banda contrata un servicio, se avienta una serie de un jalón y cancela antes de que les llegue el siguiente cobro. Es una pesadilla para sus reportes trimestrales. Todo su negocio está construido en la fantasía de que la gente se va a suscribir y se le va a olvidar cancelar, pagando mes tras mes. Esa fantasía ya valió.

¿Y cuál es su brillante solución? Una oferta de Black Friday. Un parchecito chafa y temporal para parar el sangrado y maquillar sus números de fin de año para que los ricachones de la bolsa estén contentos unos meses más. Es el equivalente a ponerle un curita a una herida de bala. Te enganchan con un precio bajo, se quedan con los datos de tu tarjeta y rezan para que te dé flojera o se te olvide cancelar cuando el precio se triplique en febrero. Es una trampa. Una trampa con marketing bonito y recomendada por artistas famosos. Y la carnada es tu serie favorita.

Pero los números no mienten. El crecimiento se estancó. Netflix, el que era el rey, ahora anda peleando contra todos, no solo contra Disney, sino contra TikTok, YouTube y hasta contra las ganas de salir a la calle. Pensaron que prohibiendo compartir cuentas iban a ganar millones de clientes nuevos. Lo único que lograron fue hacer enojar a todo el mundo y que la gente se preguntara si de verdad valía la pena pagar un dineral por una o dos series buenas al año. Ahora te empujan sus planes con anuncios hasta por los ojos, tanto que parece que estás viendo tele abierta otra vez, lo que destruye el propósito original del streaming. Es un chiste. Un chiste mal contado y muy, muy caro.

La Guerra del Contenido: Un Infierno que Ellos Crearon

Todo este desmadre es culpa del pleito más tonto del entretenimiento moderno: la Guerra del Streaming. Fue una carrera para ver quién se hundía primero, una de esas donde todos pierden, en especial nosotros, el público. En su loquera por construir sus propias murallas de contenido exclusivo, empresas como Disney y Warner empezaron a quitar sus joyas de otras plataformas. ¿Te acuerdas cuando podías ver ‘Friends’ o ‘The Office’ en Netflix? Ya no. Se las llevaron para levantar sus propios changarros, Peacock y Max. Disney sacó todo lo de Marvel y Star Wars para encerrarlo en su jardín privado de Disney+. Cada estudio quería su propia rebanada del pastel de las suscripciones.

¿Y el resultado? Un cochinero digital tan dividido que el viejo paquete de cable parece el paraíso. Para ver todas las series que te gustan, ahora necesitas como cinco, seis o hasta siete suscripciones diferentes. ¿El costo total? Mucho más de lo que pagabas de cable, ese que cancelaste con tanta alegría hace unos años. Nos vieron la cara de tontos. Nos vendieron la idea de libertad y de poder elegir, solo para reconstruir, poquito a poquito, la misma cárcel de la que escapamos, pero ahora con barrotes más modernos y una app para cada celda.

Y esta división no solo es cara; es agotadora. Es una chamba de medio tiempo nomás estar administrando las suscripciones, acordándote qué servicio tiene qué serie este mes, y tratando de encontrar algo que ver en un mar de contenido mediocre hecho por un robot. Todas las plataformas gastan millonadas, no en calidad, sino en *cantidad*. Necesitan llenar sus estantes virtuales con cualquier cosa para justificar lo que cobran, y eso nos deja con un montón de series y películas que nadie recordará mañana. Cancelan series que la gente ama sin pensarlo dos veces, enfureciendo a los fans, y luego se preguntan por qué nadie quiere engancharse con sus nuevas producciones. Es un círculo vicioso que ellos mismos provocaron.

Fusiones, Paquetes y la Lenta Muerte de Nuestra Decisión

Entonces, ¿a dónde va todo esto? ¿Cómo acaba la historia? No busques más lejos que las palabras de moda de la industria: consolidación y paquetes. Ya está pasando. Lo de Warner Bros. Discovery es un caos que nació de una fusión, destripando HBO Max para convertirlo en el desabrido ‘Max’. Disney está por tragarse a Hulu por completo. Se rumora que Paramount está en venta. Los peces chicos serán devorados por los grandes hasta que solo queden unos cuantos monstruos corporativos controlando todo lo que vemos. ¿Te suena? Debería. Es el mismo sistema de los grandes estudios de Hollywood de los años 40, pero en versión digital.

Y los paquetes van a regresar con todo. Telcel o Telmex te van a ofrecer un combo con Netflix, Max y Disney+ por un solo precio “bajo”. Al principio parecerá una buena oferta, igual que las de Black Friday. Pero es el principio del fin. Es la creación del nuevo Izzi o Sky. Vas a acabar pagando por tres servicios solo para tener el que sí quieres, subsidiando un montón de cochinadas que nunca vas a ver. Estamos dando vueltas en círculos, directito a donde empezamos, solo que ahora se roban y venden nuestros datos con cada clic que damos. La revolución se acabó. Las empresas ganaron. Y estas ofertas de Black Friday son su desfile de la victoria, una celebración de nuestra rendición, disfrazada de ganga.

Tu Cartera es la Última Frontera

Al final del día, todo se trata de tu lana. Tu suscripción es un voto, un puntito en una gráfica en una guerra mundial por la atención de la gente. Y ahorita, estos gigantes están contra las cuerdas. Gastaron de más, prometieron de más y nos subestimaron. Creyeron que podían subir los precios, meter anuncios y quitarnos funciones sin que nadie dijera nada. Se equivocaron. El mercado ya está lleno, la economía no está para tirar cohetes y la gente ya está más viva sobre cómo gasta su dinero para entretenerse.

Por eso estas ofertas de Black Friday son tan agresivas. Es un momento de debilidad. Te necesitan. Necesitan amarrarte por un año, que te comprometas antes de que te des cuenta de que tú tienes el poder. El poder de decir que no. El poder de suscribirte un mes para ver esa serie de la que todos hablan y cancelar al día siguiente. El poder de rotar tus servicios, de ser un nómada digital en el basurero de streaming que ellos crearon. No dejes que un descuento brilloso y temporal te engañe y te haga firmar un contrato a largo plazo con un servicio que está trabajando en tu contra.

Porque el futuro que están construyendo no es de libertad. Es un futuro de paquetes interminables, precios que suben, anuncios hasta en la sopa y menos creatividad. Es el regreso al monopolio, donde unas pocas compañías te dicen qué ver, cuándo verlo y cuánto te va a costar el chistecito. Están apostando a que te va a dar flojera. Creen que una ofertita es suficiente para que se te olviden las subidas de precio, las series canceladas y lo frustrante que es usar sus apps. Este Black Friday, la mejor oferta que puedes encontrar es darte cuenta del juego. No es una barata. Es una rendición. No firmes el tratado.

Ofertas de Black Friday Exponen la Caída de Netflix y Cía

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